sábado, 30 de marzo de 2013

Por qué el control de armas va camino de un nuevo fracaso

La respuesta corta a la pregunta que plantea el título sería "por lo de siempre" y la más larga debería empezar, de forma obligada, por "porque los estadounidenses en realidad no quieren que se limite el acceso a la armas". Tras cada gran matanza, sobre todo si es en una escuela, las fuerzas del sentido común toman las televisiones y aupadas en el dolor y la solidaridad, intentan forzar al Congreso a que actúe. La maquinaria se pone entonces en marcha e incluso algunos de los más firmes defensores de las armas se muestran abiertos a un compromiso, pero es sólo una maniobra para ganar tiempo hasta que las aguas bajen más calmadas y la atención del país se haya disipado. Es el guión de siempre y también el de ahora,

Sin intención de hacerme demasiado autobombo, tengo que reiterar lo que ya anuncié horas después de la matanza de la escuela Sandy Hook: que cualquier restricción a la venta de armas lo tiene difícil, por no decir imposible. El plan más ambicioso era la prohibición de las armas de guerra y de cargadores de alta capacidad patrocinada por la senadora californiana Dianne Feinstein que puede que no llegue ni a votarse, aunque poco importa porque está muy lejos de tener los votos para aprobarse. La propuesta más conservadora era un acuerdo para chequear los antecedentes de los compradores de forma que enfermos mentales o probados asesinos no pudieran llevarse a casa un arsenal. Esto parecía estar encarrilado pero ni eso parece seguro y ya muchos de los enemigos de la regulación recuerdan con cinismo que todas las armas de la matanza de Newtown en Connecticut fueron compradas legalmente y con estudio de antecedentes, en este caso los de la madre del asesino.

Es cierto que la Asociación Nacional del Rifle es poderosa y que sus aliados en el Congreso, muy silenciosos durante las semanas siguientes a la masacre, pueden permitirse ahora ser más agresivos... Es también verdad que en 2014 hay elecciones al Senado en muchos estados tradicionalmente conservadores y que por esto hay muchos demócratas acobardados... Pero el verdadero problema está en el país. Unos días después de la tragedia de Sandy Hook un 57% de la población se mostraba a favor de endurecer la legislación de armas, hoy esa cifra ha caído hasta el 47%. No es que no duelan las matanzas, pero en el fondo no existe una conciencia general de que las armas son un problema. O no la suficiente. Tal vez los 12 millones que va a gastarse el alcalde de New York Michael Bloomberg empiecen a cambiar eso, pero de momento la matanza es corta y Sandy Hook lleva un recorrido político similar a Columbine, Virginia Tech o Aurora. Hacia la nada.

De propina: mejor cara lleva, en teoría, la reforma de la inmigración. Con un partido republicano resuelto en teoría a 'hacer las paces' con los hispanos y un grupo bipartito de ocho senadores llevando las riendas, Obama ha dicho que espera que se presente un propuesta a principio de abril y que se apruebe para otoño. Desde luego hay apoyo del público, más de un 70% cree al menos que hay que permitir que los 'sinpapeles' permanezcan en el país si cumplen ciertos requisitos.

La bola de cristal: otro tema sobre la mesa es la decisión de la Corte Suprema sobre dos casos que afectan al derecho a a casarse de las parejas del mismo sexo. Y aquí no me atrevo a hacer previsiones.

martes, 19 de marzo de 2013

La 'autopsia' republicana

Perder la presidencia duele y perderla dos veces seguidas, mucho más. Tras 2008 el partido republicano le echó la culpa unánimamente a los 8 años de gobierno de George W. Bush y al entusiasmo levantado por Obama pero esta vez no hay excusa. Por eso el partido se ha puesto a la tarea de analizar las causas con franco entusiasmo y hasta algo de morbo.

En las casi cien páginas del "Proyecto Crecimiento y Oportunidad" el Comité Nacional Republicano que encabeza Reince Priebus no ahorra críticas al modo en que se han hecho las cosas pero además ofrece soluciones. Reconoce que hasta ahora el partido ha 'aterrizado' en las calles apenas unos meses antes de las elecciones y que lo que hace falta es fomentar los movimientos de base y voluntarios que estén sobre el terreno de forma permanente. Pero señala que el verdadero problema va más allá de las organización electoral: el informe pinta un partido rígido, anclado en el pasado e incapaz de conectar con los ciudadanos más allá de sus votantes tradicionales mayores y blancos.

Por eso el documento, que trata de no entrar mucho en temas específicos, sí que invita al partido a apoyar claramente una reforma migratoria que suavice la ojeriza que le tienen los votantes hispanos. Para eso anuncia una inversión de 10 millones de dólares para llegar mejor a las minorías pero en un aspecto más general, invita a sus líderes a ser más sensibles con la gente que lo pasa mal y no ser tan rígidos a la hora de vigilar el gasto. Dice el informe que a las personas que sufren "no les importa si la ayuda viene del sector privado o del público, sólo quieren ayuda. En lugar de conectar con las preocupaciones de los votantes, demasiado a menudo sonamos como contables".

Más allá de esas recomendaciones, el documento propone cambiar el modo en que el partido elige a su candidato a presidente.No es la primera vez que se señala que la larguísima temporada de primarias de 2012 y sus destructivos debates contribuyeron a hundir a Mitt Romney en la general. Por eso el partido quiere que se concentren más las primarias que van después de las cuatro primeras (Iowa, New Hampshire, South Carolina y Florida), un movimiento que beneficiaría a los candidato más conocidos y mejor financiados a expensas de aquellos que buscan la sorpresa.

Una catarata de críticas y buenas intenciones que aún está por ver cómo se traslada a la realidad. Eso, y qué tal se lo toman las bases que son la raíz del sentimiento anti-inmigración y anti-gasto, por poner sólo dos ejemplos. El locutor conservador Rush Limbaugh, para sorpresa de casi nadie, ya ha dicho que el partido republicano no necesita cambios.

De propina: Los candidatos siguen posicionándose de cara a las primarias de 2016. Rand Paul se une a los republicanos que impulsan una reforma en la inmigración con posible ciudadanía para los sinpapeles. Hillary Clinton, por su parte, ha cambiado su postura pronunciándose a favor del matrimonio gay. Los demócratas que votan en primarias lo apoyan sin duda alguna y el país vive el máximo histórico de aceptación, el 58% de los estadounidenses cree que debería ser legal.

La bola de cristal: el problema republicano no es su imagen, son sus políticas. Si no cambian las políticas que más separadas están hoy del "americano medio" da igual cuánto invierta en publicidad destinada a los hispanos.

martes, 12 de marzo de 2013

¿Un tercer Bush en la Casa Blanca?

Tal vez a él no le gustaría mucho el titular, por eso del énfasis en el apellido, pero desde luego está cada día más claro que Jeb Bush tiene toda la intención de presentarse a las primarias republicanas para la elección presidencial de 2016. No hace falta casi señalar que Jeb es hijo de George H.W. (presidente 41) y hermano pequeño de George W. (43), pero ese no es su único argumento,

El 'nuevo' Bush fue elegido gobernador dos veces en Florida, un estado importante y difícil de gobernar en el que es el único republicano de la historia que ha completado dos mandatos enteros. Además a nadie se le escapa que es un estado clave en las primarias y en la general. Cierto es que dejó el cargo hace ya seis años y las cosas han cambiado mucho pero tras la debacle de Mitt Romney, Jeb parece cubrir muchas de las debilidades que quedaron a a la vista en el último ticket republicano.

Casi asegura el swing state de Florida, sin el que un republicano lo tiene imposible para ganar; además puede lograr un porcentaje mucho mayor del voto hispano: tiene un buena historial con la comnidad, habla nuestro idioma y no hay que olvidar que su su mujer Columba es latina y nacida en México. A todo esto hay que sumarle la espectacular capacidad recaudatoria y de contactos de la familia Bush. Dos presidencias dan para mucho.

Él ahora mismo cumple su papel de hacerse el interesante, sin ir más lejos el domingo pasado el el programa político por excelencia de la televisión, Meet the Press. La pregunta obvia era si "considera" presentarse a presidente para 2016:
"Sois como adictos al crack. Realmente estáis obsesionados con esto de la política. Ok, adictos a la heroína. ¿Así mejor?"
Pasando por alto esta manera absurda de hacerse el tonto cuando le preguntan lo que ha ido a que le pregunten, la respuesta está tan vacía de contenido como corresponde a futuro candidato. Además él es el primero que ha alimentado de forma poco discreta los rumores, atajando incluso el espinoso asunto del apellido, esa gran duda de si tras el desastre del segundo mandato de su hermano el electorado está listo para un nuevo presidente Bush:
"No creo en absoluto que lleve una carga por ser un Bush. Quiero a mi hermano, estoy orgulloso de sus logros. Quiero a mi padre. Estoy orgulloso de ser un Bush y si me presento no será porque es algo a lo que me oligue el ADN, sería porque es lo correcto para mi familia, porque las condiciones son las correctas y porque tenga algo que ofrecer"
La maquinaria ya está en marcha, a nadie se le escapa que la fundación educativa fundada por Jeb puede ser un magnífico germen para su campaña. En ella trabajan asesores políticos de primer nivel y además tiene ya presencia en 40 estados. Es por este grado de preparación que también llama la atención algún que otro error de novato como el de su libro sobre inmigración. Ha sorprendido a muchos hispanos que alguien a quien consideraban cercano se niegue a ofrecer una vía para que los sinpapeles reciban la ciudadanía. Él dice que lo escribió el año pasado "en otro ambiente" y que tal vez "hoy escribiría algo diferente". Más allá de la polémica en sí, su reacción le hace parecer un oportunista.

De propina: la capacidad de Donald Trump para hacerse cada semana un hueco en el periódico es ciertamente notable... Esta vez, se ofrece pagar para que se reanuden los tours de la Casa Blanca cancelados por los recortes del 'sequester'.

La bola de cristal: y aunque hay mucho experto explicando porque Jeb Bush no puede ganar sólo por su apellido, yo digo que al menos se va a presentar y que si logra la nominación puede ser un rival formidable para cualquier demócrata.

domingo, 10 de marzo de 2013

Cenando con su enemigo: Obama tiende puentes

Lo único bueno de llevar una semana peleando con esta maldita gripe es que a uno le deja tiempo para actualizar el blog... Por lo menos eso!

Dos horas y veinte minutos han sido suficientes para cambiar, aunque sea un poco, el clima en Washington. Las dos horas y veinte minutos que duró la cena del presidente Obama con un selecto grupo de doce senadores republicanos el pasado miércoles. Tras un primer mandato de oposición salvaje y un inicio del segundo con una Casa Blanca muy combativa, el fracaso a la hora de evitar la entrada en vigor del 'sequester' puede haber templado lo suficiente los ánimos como para que sepueda pensar en llegar a acuerdos.

Parece que todo el mundo salió con un buen sabor de boca y la cordialidad del encuentro ha encendido de nuevo las conversaciones sobre un posible "Grand Bargain", es decir, un gran acuerdo a largo plazo para reducir el déficit en el que los republicanos accedan a subir los impuestos y los demócratas a recortar la espiral de gasto provocada por programas sociales de 'entitlements' como Medicare o Social Security. Al menos hay esperanza, como ha apuntado uno de los asistentes, el senador republicano Tom Coburn:
"Es el primer paso que el presidente ha dado para acercarse y hacer como otros presidentes en el pasado -- desarrollar relaciones y construir confianza. Si continuan haciendo eso, así es como se empieza a conseguir hacer algo"
Además de su cena con esos senadores que podriamos llamar moderados, Obama ha estado permanentemente al teléfono con otros republicanos y ha invitado a comer en la Casa Blanca a los dos pesos pesados de la Cámara de Representantes en materia de presupuestos: el republicano Paul Ryan y el demócrata Chris Van Hollen. Para esta semana además va a visitar el Capitolio para reunirse con cada uno de los dos partidos en las dos cámarar. El presidente se ha puesto manos a la obra en la causa del bipartidismo al darse cuenta de que si no, poco futurohay para sus planes sobre el déficit pero también en materia de inmigración, armas, energía...

En este nuevo enfoque Obama no sólo abandona la retórica dura de los últmos tiempos sino que también cambia lo que ha sido su forma habitual de relacionarse con el Congreso: hasta ahora el presidente había dejado que el vicepresidente Joe Biden se ocupara de pelear en el Capitolio y él había tratado casi exclusivamente con el líder republicano John Boehner. Ahora intenta precisamente lo contrario, cultivar lazos con legisladores de a pie y excluir en cierto modo al speaker Boehner y al líder republicano en el Senado Mitch McConnell, que sin ir más lejos se han cerrado en banda a hablar siquiera de nuevos impuestos.

Por si alguien le interesa, por cierto, fue Obama personalmente el que se hizo cargo de la factura de la cena con los senadores. Todo sea por el acuerdo.

De propina: el país tiene ganas de acuerdo, desde luego, si no es difícil explicarse esta frase de todo un conservador como el exsenador y hoy gobernador de Kansas, Sam Brownback "Necesitamos a Ted Kennedy. Es difícil decirlo para un tipo como yo, pero Ted hablaría con los del otro lado y diría 'por el bien del país, necesitamos resolver este prolema'. Necesitas gente que tome la responsabilidad así"

La bola de cristal: Obama dijo a los senadores que habría que llegar a un "Grand Bargain" en tres o cuatro meses. Yo creo que si no es en ese plazo, no será.

sábado, 9 de marzo de 2013

2016 Rand Paul quiere ser presidente

En mi relato del filibuster de Rand Paul se me olvidó contar casi lo más importante, el por qué lo hizo. Este organizado acto de rebeldía sonaba mucho a lanzamiento publicitario para su más que probable campaña por la nominación presidencial para 2016. Poco importa que al final la confirmación de John Brennan como director de la CIA saliera adelante al día siguiente por 63-34. Paul la desbloqueó tras decir que había conseguido que el gobierno le diera explicaciones sobre el uso de su programa de aviones no tripulados o 'drones,' pero había conseguido algo mucho más importante.

No hablo de los 40.000 seguidores más que logró en los días siguientes y tampoco de las horas de televisión gratuita que como bien sabe cualquier estratega político de nuestro tiempo, son la clave para lograr el objetivo más codiciado por un político: 'name recognition' o fama, en el buen sentido. Lo que quiero decir es que con ese acto de orquestada rebeldía, Paul logró un momento emotivo perfecto para lanzar la idea de él como presidente: primero porque los posibles ataques con drones en EEUU es un asunto que preocupa y mucho a su base libertaria, y luego porque pese a su imagen de 'outsider' se aseguró de tener el apoyo de los líderes republicanos del Senado y que desmontó la operación antes de que se volviera inasumible para ellos. Una señal de madurez.

Porque a nadie se le escapa que Rand Paul necesita algo más que a las masas libertarias que impulsaron a su padre Ron Paul en las últimas dos temporadas de primarias. El ejército libertario de Paul era entusiasta y bien organizado pero no pudo imponerse en un sólo estado, aunque sí logró resutados notables en muchos. Su preocupación extrema por las libertades individuales tiene mucho eco en parte del electorado, pero su ración de teorías conspiratiorias y rechazo de casi cualquier programa gubernamental minan sus posibilidad. Para lograr algo, el hijo tendrá que proponer un enfoque algo más conservador. En su última campaña de primarias Ron Paul ya trató de no atacar mucho a Mitt Romney en el tramo final y siempre se interpretó que lo hacía para no dañar las relaciones de su hijo con el establishment republicano de cara a una futura campaña por la presidencia.

Por supuesto no a todo el mundo le ha gustado ni el numerito del filibuster ni la nueva prominencia de Paul. Es curioso como otro posible candidato como Marco Rubio le apoyó, pero hay veteranos que le han puesto de vuelta y media empezando por el excandidato presidencial y también senador John McCain: "Siempre son los pájaros raros de la izquierda y de la derecha los que tienen el altavoz de los medios". La cita, para sorpresa de nadie, no le ha caído bien al senador Paul pero él sigue su camino. Por lo pronto ya ha dicho que considera "seriamente" la posibilidad de presentarse a presidente porque "nuestro partido necesita algo nuevo, fresco y diferente". Eso es decirlo todo.

De propina: Obama ha recibido estos días una buena y una mala noticia. El paro ha bajado al 7,7%, el mínimo desde que es presidente. Sin embargo ya va notando que se disipa el efecto de su victoria: la aprobación del presidente ha caído siete puntos en dos semanas hasta situarse en un pobre 43%. Cosas de los recortes del 'sequester', del que los estadounidenses culpan por igual al presidente y a los republicanos.

La bola de cristal: otro que se prepara para presentarse a presidente en 2016 es Jeb Bush. Hay ganas de escribir sobre él y sobre algún error de novato que está cometiendo. Pronto, pronto.

jueves, 7 de marzo de 2013

FILIBUSTER ¿Por qué Rand Paul habló ayer 13 horas en el Senado?

El filibusterismo es una tradición parlamentaria bonita, curiosa y francamente disfuncional para los tiempos en los que vivimos. Tiene su origen en un concepto interesante: que una vez que un senador tenía la palabra nadie podría quitársela, o lo que es lo mismo, que fuera imposible limitar el debate. No hace falta ser un lince para darse cuenta de que, según este razonamiento, cualquier senador podía arrancarse a hablar cuando iba a aprobarse una ley que le disgustaba y así bloquear el debate indefinidamente.

El argumento a favor del filibusterismo tiene mucho que ver con la tradición política estadounidense y la protección a las opiniones minoritarias frente a la "tiranía de la mayoría", pero es evidente que no facilitaba que se sacara adelante el trabajo legislativo. Por eso hará un siglo que el Senado adoptó su "regla 22" que permitía dar por terminado el debate con o sin filibuster por mayoría de dos tercios. En 1975 se rebajó aún más el umbral hasta los 60 votos, pero la realidad es que tener ese tipo de "supermayoría" es poco habitual.

Ayer el senador republicano Rand Paul de Kentucky, con ayuda de varios de sus compañeros, decidió parar el debate hablando durante trece horas seguidas. Sobre la mesa estaba la confirmación de John Brennan como director de la CIA. Al libertario Paul le preocupa y mucho el programa secreto de ataques mediante 'drones', aviones no tripulados, y en particular la posibilidad de que puedan extenderse a asesinatos de estadounidenses en territorio estadounidense. Quería llamar la atención sobre esto y desde luego que lo logró. Para la pequeña historia del Senado queda la frase con la que concluyó:
"Seguiría durante otras 12 horas para intentar romper el récord de Strom Thurmond pero he descubierto que hay algunos límites al obstruccionismo y voy a tener que ocuparme de uno de ellos en unos pocos minutos (...) Les agradezco mucho la paciencia y cedo la palabra"


Reconoce así que sus 13 horas palidecen frente al récord absoluto de la historia del Senado, las más de 24 que aguantó hablando el infame senador de Alabama Strom Thurmond hasta hacer descarrilar la Ley de Derechos Civiles de 1957. Más o menos el mismo tiempo que aguantó, en la ficción por supuesto, el protagonista de la película "Mr. Smith goes to Washington" (en españa "Caballero sin España"). La maniobra obstruccionistas más famosa de la cultura popular, que podéis ver aquí.

De propina: la administración Obama intenta hacer patentes los recortes del 'Sequester' de formas bastante estúpidas, como cancelando los tours de la Casa Blanca. O poco se está notando o no han sabido mirar bien...

La bola de cristal: seguro que los cabreados demócratas ya están pensando en revivir la reforma de las reglas del Senado para limitar aún más el filibusterismo.

 

lunes, 4 de marzo de 2013

SEQUESTER Los republicanos, ni un paso atrás

El fin de mundo ha llegado, otra vez. Tras el fracaso anunciado de una reunión de última hora para guardar las apariencias, el recorte arbitrario de 85.000 millones conocido como 'sequester' ya está en vigor, sus consecuencias empiezan lentamente a sentirse y además sin fecha prevista para solucionarse.

Los demócratas siempre pensaron que como los brutales recortes afectaban tanto a la defensa, los republicanos se lo iban a pensar dos veces antes de dejar que se hicieran realidad. También esperaban que cedieran para no pagar el precio electoral que tendrá cabrear a los muchos ciudadanos afectados y que aceptaran un acuerdo, pero no. Como ha dicho el congresista demócrata Gerry Connolly (Virginia): "Hemos perdido la apuesta en cuán intransigente puede ser la mayoría republicana. Cometimos un error apostando a que al final habría un compromiso razonable. Apostamos a eso y perdimos".

Preocupados por paracer "blandos" ante sus bases de cara a las próximas primarias republicanas, los líderes del partido en el Congreso lo han dejado bien claro: no alcanzarán ningún acuerdo que conlleve recaudar más dinero con los impuestos, ni siquiera a través de eliminar deducciones. El speaker de la Cámara de Representantes John Boehner lo ha dejado bien claro: "El presidente logró 650.000 millones subiéndole los impuestos a los americanos el uno de enero, ¿cuánto más quiere? ¿Cúando va a ocuparse del gasto?"

Boehner se refería desde luego a la negociación del Abismo Fiscal en la que Obama logró que no se renovaran los recortes de impuestos a los más ricos impulsados por George W. Bush. Los republicanos saben bien que perdieron aquella batalla y que no pueden permitirse caer de nuevo. Los líderes se juegan sus puestos si pactan otra subida de impuestos y los congresistas y senadores no quieren que les desafíen en las primarias de su propio partido por votar algo así. La única esperanza para un acuerdo es que los efectos del 'sequester' se empiecen a sentir y los republicanos sufran la presión popular. De momento y tal vez por unos meses, no parece probable.

De propina: la buena noticia es que Obama y Boehner por lo menos están de acuerdo en no echar el cierre al gobierno federal y ampliar el presupuesto en vigor para que no se quede sin dinero a finales de marzo. Al menos esa otra crisis artificial tiene pinta de que se ha evitado.

La bola de cristal: Mitt Romney sigue alejándose del papel discreto que tradicionalmente tiene el candidato perdedor. En una entrevista ha confesado que "le mata" no haber ganado y que en su corazón, creyó que lo lograría hasta el día de las elecciones. Sigue ejerciendo de mal perdedor pero creo que al final tendrá que resignarse al hecho de que en su partido, lo han olvidado.

viernes, 1 de marzo de 2013

Obama vence en la batalla de las nominaciones

El presidente Obama se la jugó con el nombramiento de su gobierno y de momento, le sale bastante bien. Más confiado que en su primer mandato, incluyó figuras polémicas a sabiendas de que su confirmación en el Senado levantaría una buena polvareda. Cogió a un excandidato presidencial como John Kerry para secretario de Estado, pero su experiencia y contactos tras décadas en la cámara hacían difícil pensar. El gran escollo iba a ser la oposición al nombramiento del exsenador Chuck Hagel como secretario de Defensa. Ya lo contamos aquí: un republicano, sí, pero también el peor azote de George W. Bush contra el fracaso de la guerra en Iraq y on n historial complejo hacia Israel.

Pues bien, a pesar de las reticencias iniciales y de una actuación bastante desastrosa en su interrogatorio ante el comité, Hagel ha sido confirmado por la cámara. Los republicanos no tuvieron el cuajo o los argumentos necesarios para filibustear la votación y su nombramiento salió adelante por 58 votos contra 41, logrando incluso que cuatro de sus excompañeros de partido le dieran el sí. Una victoria para el presidente Obama que hace gala así de un renovado músculo políticoy bastantes menos complejos de cara a este segundo mandato.

Tras Kerry y Hagel, también ha recibido el visto bueno del Senado Jack Lew, que por tanto pasa de ser jefe de gabinete de Obama a secretario del Tesoro. Aunque las fuertes críticas a Hagel le han hecho pasar desapercibido, lo cierto es que su confirmación tampoco estaba asegurada. Durante su etapa en la Casa Blanca no había hecho demasiados amigos en el Senado y además su historial financiero tenía algún que otro punto oscuro, pero con todo ello ha logrado la luz verde en una cómoda votación 71-26 llevándose inluso una veintena de votos republicanos.

Al presidente aún le quedan muchas confirmaciones pendientes, como la controvertida apuesta por John Brennan como director de la CIA.

De propina: como ya anticipamos, los políticos necesitan guardar las apariencias antes de que mañana entren en vigor los terribles recortes del llamado 'Sequester'. Puede que solo para hacerse la foto, pero el speaker John Boehner y Obama se van a ver el, viernes.

La bola de cristal: ...y no creo yo que sirva para nada.

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