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sábado, 9 de marzo de 2013

2016 Rand Paul quiere ser presidente

En mi relato del filibuster de Rand Paul se me olvidó contar casi lo más importante, el por qué lo hizo. Este organizado acto de rebeldía sonaba mucho a lanzamiento publicitario para su más que probable campaña por la nominación presidencial para 2016. Poco importa que al final la confirmación de John Brennan como director de la CIA saliera adelante al día siguiente por 63-34. Paul la desbloqueó tras decir que había conseguido que el gobierno le diera explicaciones sobre el uso de su programa de aviones no tripulados o 'drones,' pero había conseguido algo mucho más importante.

No hablo de los 40.000 seguidores más que logró en los días siguientes y tampoco de las horas de televisión gratuita que como bien sabe cualquier estratega político de nuestro tiempo, son la clave para lograr el objetivo más codiciado por un político: 'name recognition' o fama, en el buen sentido. Lo que quiero decir es que con ese acto de orquestada rebeldía, Paul logró un momento emotivo perfecto para lanzar la idea de él como presidente: primero porque los posibles ataques con drones en EEUU es un asunto que preocupa y mucho a su base libertaria, y luego porque pese a su imagen de 'outsider' se aseguró de tener el apoyo de los líderes republicanos del Senado y que desmontó la operación antes de que se volviera inasumible para ellos. Una señal de madurez.

Porque a nadie se le escapa que Rand Paul necesita algo más que a las masas libertarias que impulsaron a su padre Ron Paul en las últimas dos temporadas de primarias. El ejército libertario de Paul era entusiasta y bien organizado pero no pudo imponerse en un sólo estado, aunque sí logró resutados notables en muchos. Su preocupación extrema por las libertades individuales tiene mucho eco en parte del electorado, pero su ración de teorías conspiratiorias y rechazo de casi cualquier programa gubernamental minan sus posibilidad. Para lograr algo, el hijo tendrá que proponer un enfoque algo más conservador. En su última campaña de primarias Ron Paul ya trató de no atacar mucho a Mitt Romney en el tramo final y siempre se interpretó que lo hacía para no dañar las relaciones de su hijo con el establishment republicano de cara a una futura campaña por la presidencia.

Por supuesto no a todo el mundo le ha gustado ni el numerito del filibuster ni la nueva prominencia de Paul. Es curioso como otro posible candidato como Marco Rubio le apoyó, pero hay veteranos que le han puesto de vuelta y media empezando por el excandidato presidencial y también senador John McCain: "Siempre son los pájaros raros de la izquierda y de la derecha los que tienen el altavoz de los medios". La cita, para sorpresa de nadie, no le ha caído bien al senador Paul pero él sigue su camino. Por lo pronto ya ha dicho que considera "seriamente" la posibilidad de presentarse a presidente porque "nuestro partido necesita algo nuevo, fresco y diferente". Eso es decirlo todo.

De propina: Obama ha recibido estos días una buena y una mala noticia. El paro ha bajado al 7,7%, el mínimo desde que es presidente. Sin embargo ya va notando que se disipa el efecto de su victoria: la aprobación del presidente ha caído siete puntos en dos semanas hasta situarse en un pobre 43%. Cosas de los recortes del 'sequester', del que los estadounidenses culpan por igual al presidente y a los republicanos.

La bola de cristal: otro que se prepara para presentarse a presidente en 2016 es Jeb Bush. Hay ganas de escribir sobre él y sobre algún error de novato que está cometiendo. Pronto, pronto.

jueves, 7 de marzo de 2013

FILIBUSTER ¿Por qué Rand Paul habló ayer 13 horas en el Senado?

El filibusterismo es una tradición parlamentaria bonita, curiosa y francamente disfuncional para los tiempos en los que vivimos. Tiene su origen en un concepto interesante: que una vez que un senador tenía la palabra nadie podría quitársela, o lo que es lo mismo, que fuera imposible limitar el debate. No hace falta ser un lince para darse cuenta de que, según este razonamiento, cualquier senador podía arrancarse a hablar cuando iba a aprobarse una ley que le disgustaba y así bloquear el debate indefinidamente.

El argumento a favor del filibusterismo tiene mucho que ver con la tradición política estadounidense y la protección a las opiniones minoritarias frente a la "tiranía de la mayoría", pero es evidente que no facilitaba que se sacara adelante el trabajo legislativo. Por eso hará un siglo que el Senado adoptó su "regla 22" que permitía dar por terminado el debate con o sin filibuster por mayoría de dos tercios. En 1975 se rebajó aún más el umbral hasta los 60 votos, pero la realidad es que tener ese tipo de "supermayoría" es poco habitual.

Ayer el senador republicano Rand Paul de Kentucky, con ayuda de varios de sus compañeros, decidió parar el debate hablando durante trece horas seguidas. Sobre la mesa estaba la confirmación de John Brennan como director de la CIA. Al libertario Paul le preocupa y mucho el programa secreto de ataques mediante 'drones', aviones no tripulados, y en particular la posibilidad de que puedan extenderse a asesinatos de estadounidenses en territorio estadounidense. Quería llamar la atención sobre esto y desde luego que lo logró. Para la pequeña historia del Senado queda la frase con la que concluyó:
"Seguiría durante otras 12 horas para intentar romper el récord de Strom Thurmond pero he descubierto que hay algunos límites al obstruccionismo y voy a tener que ocuparme de uno de ellos en unos pocos minutos (...) Les agradezco mucho la paciencia y cedo la palabra"


Reconoce así que sus 13 horas palidecen frente al récord absoluto de la historia del Senado, las más de 24 que aguantó hablando el infame senador de Alabama Strom Thurmond hasta hacer descarrilar la Ley de Derechos Civiles de 1957. Más o menos el mismo tiempo que aguantó, en la ficción por supuesto, el protagonista de la película "Mr. Smith goes to Washington" (en españa "Caballero sin España"). La maniobra obstruccionistas más famosa de la cultura popular, que podéis ver aquí.

De propina: la administración Obama intenta hacer patentes los recortes del 'Sequester' de formas bastante estúpidas, como cancelando los tours de la Casa Blanca. O poco se está notando o no han sabido mirar bien...

La bola de cristal: seguro que los cabreados demócratas ya están pensando en revivir la reforma de las reglas del Senado para limitar aún más el filibusterismo.

 

viernes, 1 de marzo de 2013

Obama vence en la batalla de las nominaciones

El presidente Obama se la jugó con el nombramiento de su gobierno y de momento, le sale bastante bien. Más confiado que en su primer mandato, incluyó figuras polémicas a sabiendas de que su confirmación en el Senado levantaría una buena polvareda. Cogió a un excandidato presidencial como John Kerry para secretario de Estado, pero su experiencia y contactos tras décadas en la cámara hacían difícil pensar. El gran escollo iba a ser la oposición al nombramiento del exsenador Chuck Hagel como secretario de Defensa. Ya lo contamos aquí: un republicano, sí, pero también el peor azote de George W. Bush contra el fracaso de la guerra en Iraq y on n historial complejo hacia Israel.

Pues bien, a pesar de las reticencias iniciales y de una actuación bastante desastrosa en su interrogatorio ante el comité, Hagel ha sido confirmado por la cámara. Los republicanos no tuvieron el cuajo o los argumentos necesarios para filibustear la votación y su nombramiento salió adelante por 58 votos contra 41, logrando incluso que cuatro de sus excompañeros de partido le dieran el sí. Una victoria para el presidente Obama que hace gala así de un renovado músculo políticoy bastantes menos complejos de cara a este segundo mandato.

Tras Kerry y Hagel, también ha recibido el visto bueno del Senado Jack Lew, que por tanto pasa de ser jefe de gabinete de Obama a secretario del Tesoro. Aunque las fuertes críticas a Hagel le han hecho pasar desapercibido, lo cierto es que su confirmación tampoco estaba asegurada. Durante su etapa en la Casa Blanca no había hecho demasiados amigos en el Senado y además su historial financiero tenía algún que otro punto oscuro, pero con todo ello ha logrado la luz verde en una cómoda votación 71-26 llevándose inluso una veintena de votos republicanos.

Al presidente aún le quedan muchas confirmaciones pendientes, como la controvertida apuesta por John Brennan como director de la CIA.

De propina: como ya anticipamos, los políticos necesitan guardar las apariencias antes de que mañana entren en vigor los terribles recortes del llamado 'Sequester'. Puede que solo para hacerse la foto, pero el speaker John Boehner y Obama se van a ver el, viernes.

La bola de cristal: ...y no creo yo que sirva para nada.

domingo, 12 de julio de 2009

Dick Cheney ordenó a la CIA mentir al Congreso


Mucho ojito que viene curva. El director de la CIA Leon Panetta acusa al ex-vicepresidente Dick Cheney de haber ordenado a la central de inteligencia que mientiera al Congreso, y no sobre un tema sin importancia, sino sobre un programa antiterrorista ultrasecreto del que aún se sabe poco. Cheney mantuvo esa orden durante siete años, desde el 11-S hasta el fin de la administración Bush.

La noticia que desvela hoy en New York Times ha provocado en pocas horas de este domingo un revuelo espectacular. Además de las mentiras al Congreso, cuenta también que Cheney prohibió a la Agencia de Seguridad Nacional (encargada del espionaje electrónico) compartir con dos de sus jefes el informe legal del Departamento de Justicia que consideraba lícito practicar escuchas a ciudadanos estadounidenses. En concreto, eran el director jurídico y el inspector general, precisamente las dos personas que deben velar para que las actividades de la agencia sean legales.

Aquí se juntan cosas feas, y no sólo porque mentir al Congreso o conspirar para mentir al Congreso es un delito tipificado con penas de cárcel. También está el asunto de que no sé hasta que punto llega la autoridad del vicepresidente para ordenar nada a dos agencias federales, mucho menos algo ilegal.

Relacionado o no, hoy el Departamento de Justicia ha confirmado una noticia de Newsweek en la que decía que el Fiscal General Eric Holder se plantea nombrar un fiscal especial que investigue las torturas a detenidos durante la administración Bush.

Lo dicho, se adivina tormenta y de las gordas en el horizonte.

martes, 16 de junio de 2009

Dick Cheney "casi parece desear que haya un nuevo ataque terrorista en EE.UU."


La frase tiene más enjundia porque la ha pronunciado nada menos que el director de la CIA, Leon Panetta. Se ve que está harto de las críticas del vicepresidente Dick Cheney... Éste no ha dudado en criticar a la administración Obama por el cierre de Guantánamo y el abandono de la tortura, o como él dice, "las tácticas de interrogación reforzadas". Según Cheney, esas son las políticas que han mantenido al país a salvo durante ocho años tras los atentados del once de septiembre. La frase es un poco fuerte y, a mi humilde entender, impropia de uno de los responsables de la seguridad del país. Claro que tampoco es normal que un ex-vicepresidente ocupe tantas portadas con ese tipo de amenazas.

domingo, 26 de abril de 2009

100 días - Optimismo y torturas

Obama cumple cien días en el cargo y los estadounidenses le ponen muy buenas notas. Según la última encuesta del Washington Post, siete de cada diez estadounidenses aprueban cómo realiza su trabajo. Mucho menos claro lo tienen en cuanto al último conflicto sobre las torturas. El electorado se divide en dos mitades casi exactas en varias cuestiones: en si la tortura es válida en casos de terrorismo, en si era razonable publicar los informes de las torturas de la CIA y en si se debería investigar o no los abusos de la administración Bush en este sentido.

Ante tanta polarización y con muchas reformas en el tintero, no extraña que a Obama se le congele la sangre cuando oye hablar de comisiones de investigación.

viernes, 17 de abril de 2009

Obama indulta las torturas de la CIA

Violencia física contra detenidos, ahogamientos parciales para obtener información, privación de sueño... todas esas cosas horribles sucedían en prisiones de la CIA, protagonizadas por agentes de la CIA y autorizadas por la CIA. Aparentemente da igual, porque Obama ha decidido que no presentará cargos contra los trabajadores de la CIA que hayan torturado.

La justificación es que el Departamento de Justicia de Bush había publicado unos memorandos defendiendo su legalidad, de modo que si se basaron en ellos de buena fe al aplicar la tortura creyendo que era legal, no habrá consecuencias. Un especie de teoría de "obediencia debida".

Un jarro de agua fría para la base liberal de Obama.

Amigos de El Diario