Abran bien los ojos porque no todos los días se escucha al supuesto líder de un partido una declaración de tal calado. John Boehner, speaker de la Cámara de Representanes y segundo en la línea de sucesión a lapresidencia, el republicano más poderoso del país, explica su posición ante la reforma migratoria aprobada por el Senado y que ahora tiene en sus manos:
"No se trata de mí, no se trata de lo que yo quiera. (...) En un tema tan complicado como este, que yo me pronuncie a favor o en contra de estos asuntos hará más difícil que logremos un texto. Si salgo y digo 'estoy a favor de esto y en contra de aquello', lo único que conseguiría es hacer mi trabajo más difícil"
Y este es el gran problema del partido republicano de hoy en día, lo que hace que no pueda ser un socio fiable para gobernar: la falta de liderazgo. No hay nadie a quien hacer una llamada desde la Casa Blanca para solucionar algo, y negociar uno a uno con los 234 congresistas que conforman la mayoría republicana en la Cámara. Boehner ha pervertido el proceso por su debilidad: en vez de liderar a los suyos son los suyos los que le lideran. La declaración lo dice claro, ante uno de los problemas más graves que tiene el país con sus 11 millones de indocumentados, el supuesto jefe de los republicanos no tiene opinión. Va a preguntarle a los suyos hasta dónde puede llegar y entonces ya veremos.
No digo yo que tenga que estar de acuerdo con los senadores, o con el presidente, o que tenga que colaborar, o que quiere dar papeles a unos o deportar a otros. Casi me da igual lo queiense pero me parece increible que no tenga opinión. O peor todavía, que tema tanto por su puesto de speaker que no se atreva a hacerla pública. Menudo líder. Se puede opinar los que sea de otros speakers recientes como Newt Gingrich o Tip O'Neill pero desde luego ellos siempre tuvieron muy claro a dónde querían ir, llegaran o no a su destino.
De propina: si The West Wing (El Ala Oeste de la Casa Blanca) es la referencia televisiva para aprender de política estadounidense, también la actual The Newsroom aporta algo aunque aunque sea aún más idealista que la anterior. En ambas se disfruta del diálogo ágil y divertido del maestro Aaron Sorkin.
La bola de cristal: la paz ha durado poco. Hablábamos hace poco del acuerdo entre los dos partidos en el Senado para desbloquear algunos nombramientos de Obama y ya esta semana caduca. Volverán las disputas.