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miércoles, 7 de noviembre de 2012

Ganadores y perdedores: mi análisis de la elección

Tras dos años de campaña, carísima y salvaje, ayer casi 120 millones de estadounidenses fueron a las urnas. Aún se están contando los últimos votos, pero las lecciones ya están bastante claras:

GANADORES:

Barack Obama y los demócratas:

El presidente ha sido reelegido. Ese era el objetivo y eso es lo que ha conseguido. Con un paro del 7,9% y la economía creciendo aún débilmente, con un 77% de la población aún pensando que la economía va mal, Obama ha desafiado a la sabiduría popular con una victoria sólida: frente a los temores de un empate técnico, ha obtenido casi tres millones de votos más que su rival y se ha llevado sin discusión la inmensa mayoría de los estados indecisos. Ha ganado el disputado Ohio, sí, pero también mantiene Virginia y los estados pequeños. Además está en condiciones de llevarse Florida, donde sigue por delante mientras aún se cuentan los votos.

Cierto es que en 2008 la victoria fue mayor, Obama se ha dejado en el camino unos cuantos estados y nueve millones de votos. La ventaja de casi diez millones de su primera victoria se ha recortado a tres millones, pero eso ni es consuelo para Romney ni enturbia la gran noche de Obama. En las peores circunstancias ha vencido y se ha ganado, ahora sí, un lugar en la historia. El primer mandato es para asegurarse la reelección, el segundo es para construir un legado. Cabe esperar mayor énfasis en política exterior y desde luego un intento de reforma de calado, inmigración tal vez. Sobre todo después del apoyo inmenso que le han dado los hispanos.

El presidente ha logrado mantener su coalición, con un apoyo casi unánime entre las minorías en un país que cada vez es menos blanco. Sólo representaron algo más del 70% del voto, de los que Obama obtuvo un 40%. Sin embargo se llevó el 90% del voto afroamericano y el 70% de latinos y asiáticos. También conservó su fuerte apoyo entre los jóvenes, seis de cada diez entre 18 y 29 le han votado y lo que es más importante, contra todo pronóstico han participado más que en la histórica elección de hace cuatro años.

Pero más allá deObama, todo el partido demócrata tiene mucho que celebrar. Con la siempre amarga papeleta de tener un presidente en ejercicio en una mala economía, se las han apañado para no sólo no perder el Senado sino hacerse con varios escaños más en elecciones complicadísimas. Mantener el asiento de Claire McCaskill en Missouri y llevar a Elizabeth Warren a vencer en una difícil elección en Massachusetts son dos buenos ejemplos. Cierto es que siguen en minoría en la Cámara de Representantes pero han salvado con nota una bola de partido y sobre todo, su victoria brilla más a la luz de la derrota del rival.

PERDEDORES

Mitt Romney y los republicanos:

Mitt Romney podía haber ganado: ha sido un buen candidato y contaba con el dinero suficiente, el talento necesario y la bendición de enfrentarse a un presidente no excesivamente popular en un momento económico complicado. Aún así ha perdido. Para asegurarse la nominación republicana tuvo que huir de su propia trayectoria moderada, y como su currículum no cuadraba en temas como el aborto o la sanidad, optó por un camino peligroso para endurecerse a los ojos de los conservadores: la inmigración. Con esto desperdició una oportunidad de oro para atraerse a un grupo clave que se sentía decepcionado con Obama.

Es un problema republicano en general. Siguen siendo un partido casi exclusivamente blanco en una sociedad cada vez menos blanca y eso tiene que cambiar si quieren que cada elección no sea como escalar un ochomil. Hay figuras hispanas indudable en el futuro del partido: el senador Marco Rubio o los gobernadores Susana Martinez y Brian Sandoval, pero sin embargo los latinos sigen pintando muy poco en las decisiones del partido. Las corrientes más conservadoras, empezando por el Tea Party, FOX News o Rush Limbaugh, han logrado tal posición de fuerza que arrastran a todo el partido a la derecha de un modo que resulta imposible de corregir cuando se pasa de la elección primaria a la general. El hecho de que un tipo como Mitt Romney haya tenido que disfrazarse de conservador para poder luchar por la presidencia es significativo.

Los republicanos se apuntan una derrota particularmente dolorosa en el Congreso. Mantienen su mayoría en la Cámara de Representantes, pero no han podido lograr esa victoria en el Senado que parecía segura hace sólo unos meses. La elección de candidatos ha dejado mucho que desear: un tipo como Todd Akin no sólo ha dejado esar un escaño casi seguro en Missouri sino que con sus comentarios extemporáneos sobre la violación ha costado muchos votos en otros sitios. George Allen ha perdido en Virginia y han dejado escapar Indiana. Han perdido una gran oportunidad de bloquear la agenda de Obama en ambas cámaras y de forzar su mano con legislación.

Lo cual nos lleva al fracaso de la estrategia republicana en el Congreso. El "No a todo" que han presentado los republicanos de John Boehner contra Obama no ha funcionado. Con esto no han conseguido que Obama se lleve la culpa por los numerosos bloqueos del gobierno, sino que en cierto modo han aparecido muchas veces como obstruccionistas. La elección de una de sus principales estrellas, el congresista Paula Ryan, como candidato a vicepresidente ha traído más problemas que otra cosa. Ha permitido a Obama atribuir a Mitt Romney las propuestas más radicales de los republicanos del Congreso que, hoy por hoy, están bastante alejadas de común estadounidense.

De propina: una noche casi perfecta para los liberales además. En tres estados los votantes han hecho legal la marihuana y en cuatro más han permitido el matrimonio entre personas del mismo sexo.

La bola de cristal: y por supuesto ahora empieza la guerra republicana, la batalla por redefinir el partido. También las culpas...

domingo, 24 de octubre de 2010

8 días para las elecciones: Gobernadores

37 estados, más de dos tercios del total, eligen a sus gobernadores el próximo martes. Su importancia a nivel político es inmensa, ya que la mayor parte de las decisiones que afectan a la vida de los ciudadanos se toman en los estados. Y desde luego los ganadores tendrán mucho que decir de cara a las presidenciales de 2012: una victoria puede revitalizar a un partido en un estado clave o lanzar a un vencedor como candidato en la carrera hacia la Casa Blanca.

De los 37 estados en juego, los demócratas tienen casi segura una victoria en 3 de ellos: la de Andrew Cuomo en New York, una fácil reelección del popular Mike Bebee en Arkansas y en Colorado, una victoria del alcalde de Denver John Hickenlooper gracias a la división del voto republicano entre Dan Maes y Tom Tancredo.

Los republicanos tienen mucho mejor panorama, con diez elecciones prácticamente ganadas, todas en estados considerados republicanos: Alaska, Arizona, Utah, Idaho, South Dakota, Nebraska, Wyoming, Kansas, Oklahoma y Tennessee. Estos cuatro últimos estaban hasta ahora en manos demócratas pero sus gobernadores no se presentan a a la reelección y el Partido no ha sabido combatir.

Así que fuera de eso la batalla está en 24 estados, de los que ocho pintan bien para los republicanos, tres pintan bien para los demócratas y trece registrados como empates:

Pintan republicano:
Susana Martinez está bien colocada para poner fin al reinado demócrata de ocho años en New Mexico con Bill Richardson. Lo mismo que Brian Sandoval en Nevada, dos bueno ejemplos de latinos republicanos cuyo atractivo electoral ha machacado a los dems. Rick Perry lo tiene casi hecho para su reelección en Texas y Robert Bentley lo mismo para perpetuar cuatro años más a los republicanos en Alabama. Si miramos más al norte encontramos tres estados de naturaleza más demócrata donde los republicanos llevan las de ganar: en Iowa, Michigan y Pennsylvania gobernaban hasta ahora los dems pero eso tiene pinta de terminar. Chet Culver lo lleva mal para la reelección en Iowa y los otros dos son candidatos nuevo que no parecen despegar.

Pintan demócrata:

La lista es corta. En el siempre demócrata Hawaii Neil Abercrombie, actual congresista, lo tiene todo a favor para vencer y sustituir a la gobernadora republicana Linda Lingle, que no opta a la recepción. Las otras dos opciones para los demócratas están en Nueva Inglaterra: Dan Malloy lo lleva muy bien para ser gobernador de Connecticut, ya que la republicana Jodi Rell no se presenta a la reelección y Tom Foley no lleva muy buen camino. John Lynch parece que también sera reelegido en New Hampshire.

Los empates:

Es difícil pronosticar el destino de 13 gobernaciones. En la Costa Oeste vemos empates en Oregon y California. La fortaleza demócrata en Ooregon podría inclinar la balanza, pero nada se sabe. En California la batalla épica entre la republicana Meg Whitman y el veteranísimo demócrata Jerry Brown está que arde y eso que se gobernador de California hoy en día no es un plato de buen gusto con las arcas del estado en ruina. En Minnesota los republicanos no han digerido bien la marcha de Tim Pawlenty y el popular demócrata Mark Dayton es favorito para mí, aunque las encuestas aún dan empate contra el conservador Tom Emmer. En Wisconsin e Illinois, gobernadas hasta ahora por demócratas, las encuestas siguen muy ajustadas pero veo en mejor forma a los republicanos, lo mismo que en el perenne swing state de Ohio donde el gobernador demócrata Ted Strickland está empatado en una dura lucha ppor la reelección. También el gobernador demócrata de Maryland tiene problemas para su reelección y Deval Patrick en Massachusetts. Georgia y Vermont salen de tener gobernadores republicanos y están empatados. En Maine, la marcha del gobernador John Baldacci ha dejado cojos a los demócratas que tienen el agua al cuello.

De propina: los republicanos andan bien de dinero para la recta final y van a demostrarlo. Sus grandes inversiones y campañas de última hora pueden por ejemplo elevar a Sharron Angle por encima de Reid en el eterno empate de Nevada.

La bola de cristal: la debacle demócrata está servida, la pregunta es: ¿cúanto de grave?

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