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sábado, 9 de noviembre de 2013

Todo lo que Obama puede perder y está perdiendo

En menos de un año la popularidad de Obama ha descendido doce puntos. Hoy, solo cuatro de cada diez estadounidenses aprueba su gestión mientras que un 53% la desaprueba. Los números no son aún terribles pero apuntan a una crisis fundamental: el presidente ha apostado su legado a la reforma sanitaria y la reforma sanitaria no está funcionando. Las consecuencias pueden ser catastróficas para él y para los demócratas.

Aunque es cierto que los fallos en su web son el sueño húmedo de todo conservador para ilustrar la incompetencia del gobierno federal, son poco más que una anécdota. Ya se encargará la Casa Blanca de que el sistema acabe funcionando, pero el problema es mucho más profundo y se trata una crisis de credibilidad. Obama se plantó ante las cámaras y le dijo a la clase media que quien tuviera un seguro que le gustara podría conservarlo, pero eso simplemente no es cierto, porque los seguros están cancelando pólizas tras su entrada en vigor. Esta ruptura de la confianza es tal que él mismo ha tenido que salir a pedir perdón: "Siento que se vean en esta situación por culpa de mis afirmaciones". La mentira, en contra de lo que pueda parecer, sigue siendo un asunto muy serio para un presidente y tiene difícil arreglo.

Piensan en la Casa Blanca que si logran apañar la web y hacer que los estadounidenses contraten sus seguros médicos, todavía pueden salvar la cara y hacerse perdonar la mentira. No está fuera de toda lógica porque, en efecto, muchos están logrando buenos precios pero reparar la relación del presidente con esas personas que se van a ver fuera de su seguro es casi imposible. Y aún así ese no es el mayor de sus problemas. Al igual que le sucedió a Bush padre con su famosa promesa de no subir los impuestos "Read my lips: no new taxes" la identificación de Obama con Obamacare es total y sus destinos están unidos. El presidente ha tenido que luchar una y otra vez la misma batalla para que entrara en vigor: ante la opinión pública, el Congreso, la Corte Suprema, el electorado... Y si sale mal, ninguna otra cosa importara.

Las consecuencias inmediatas de lo que digo se ven en el desplome de su popularidad, que se mantiene a pesar de las buenas noticias en la economía y el empleo. Nada está más fuertemente atado al presidente que su reforma. Y desde luego que las consecuencias electorales ya despuntan en el horizonte: si esto no se corrige los demócratas van a sufrir y mucho en 2014. Las posibilidades de recuperar la Cámara de Representantes que surgieron tras el shutdown se desvanecen y en el Senado, en un año difícil para los demócratas, la reforma sanitaria puede ser el asunto fundamental en varios estados donde no es nada popular.

Esas consecuencias coyunturales pueden ser serias, pero nada comparable a la cuestión fundamental que tienen ante sí los demócratas. Desde la década de los 80, la tendencia general ha sido la de reducir los programas sociales y minimizar la acción del gobierno en esa parcela. Si este primer intento serio de aumentar derechos sociales fracasa, puede que el partido del presidente haya perdido una batalla ideológica clave y que las consecuencias definan el debate de las próximas tres décadas.

De propina: la Casa Blanca hace lo que puede por desvincular al presidente pero como digo, es imposible. Y cuando no, contraproducente, como decir ahora que no conocía los problemas de la web de Obamacare. No sé qué interpretación es peor, la de que es un incompetente que no puede manejar el lanzamiento de su iniciativa estrella o peor, la de que "no le importan" los problemas de los estadounidenses.

La bola de cristal: y como corresponde a todo presidente en su segundo mandato, hay que intentar incorporar al legado "yo hice la paz en Oriente Próximo". Ojalá funcionen las negociaciones con Irán pero yo veo a uno y otro lado muchos intereses en que fracasen.

miércoles, 31 de julio de 2013

Oposición salvaje

En un país como Estados Unidos, la capacidad de la oposición para fastidiar al gobernante es inmensa. Cuando la división de poderes funciona, y en Washington funciona y mucho, el sistema facilita miles de modos legales de poner palos en las ruedas. No hay mejor ejemplo que la batalla de la reforma sanitaria, la llamada ObamaCare.

El país parecía de acuerdo en que hacía falta la reforma, Obama lo convirtió en uno de los argumentos fundamentales de su primera campaña y fue elegido. Entonces comenzó un proceso legislativo más difícil que un parto, con mil batallas, hasta que finalmente un texto fue aprobado por ambas cámaras y  se convirtió en ley con firma del presidente. Uno pensaría que los republicanos, que se resistieron cuanto pudieron y un poco más, aceptarían la derrota y mirarían hacia delante... Pero ese uno no tiene ni idea de política estadounidense ni conoce el partido republicano de hoy en día.

Después de la aprobación de la ley, los gobernadores republicanos se negaban a aplicarla y la cosa llegó a la justicia. Los diferentes tribunales fueron pronunciándose hasta que la Corte Suprema, en una apretada decisión poco antes de las elecciones de 2008, dijo que la Reforma Sanitaria era constitucional. En fin, los jueces habían dicho la última palabra, ¿no? Pues efectivamente, no.

Porque los republicanos decidieron hacer de la reforma el eje de su campaña. Tanto el candidato Mitt Romney como el resto de los líderes del partido sintetizaron su rechazo en una simple promesa: derogar la Reforma Sanitaria el primer día de su mandato. Los votantes fueron a las urnas y votaron, y no eligieron al candidato que quería hacer desaparecer Obamacare, reeligieron al candidato que le había dado nombre. ¿Y qué hicieron los republicanos?

Pues parecía que, ¡al fin!, tirar la toalla. Después de una derrota rotunda, el speaker de la Cámara de Representantes John Boehner dijo que la elección había cambiado las cosas y anunció que Obamacare era "la ley del país". Ahí casi pensamos que iba a terminar el asunto pero con la negociación del nuevo presupuesto, el asunto ha resucitado. Porque puede que sea ley, puede que sea constitucional y puede que los votantes la avalaran, pero mientras el Congreso decida en qué se gasta el dinero público y los republicanos controlen una de las cámaras, la última palabra los está dicha.

Por eso el ala más dura de los republicanos tiene una nueva estrategia: si no puedes derogarla, simplemente quítale el dinero. Si el presupuesto no recoge un sólo dólar para aplicarla, ¿qué más da lo que diga la ley? Como estrategia es impecable, pero incluso algunos republicanos están inquietos por este modo de legislar "por la puerta de atrás" vía presupuesto. Principalmente porque saben que un presupuesto así jamás tendrá el acuerdo de la mayoría demócrata en el Senado y si no hay presupuesto, el gobierno federal tiene que echar el cierre, el 'shutdown' que explicamos hace unos meses. Y cuando manden a los funcionarios a casa y todo se paralice, las culpas van a volar y los republicanos tendrán que cargar con la mayor parte.

Por eso los líderes republicanos dudan. Escribir un nuevo capítulo de la guerra de Obamacare tiene muchos riesgos, sobre todo porque aunque Obama esté en horas bajas no va a renunciar a su logro legislativo más relevante. Tal vez sería más inteligente esperar a que entre vigor el grueso de la ley, que va a traer muchos problemas, y sacar tajada en la campaña de las presidenciales de 2012.

 De propina: lo mejor de este jaleo sanitario es que me ha evitado escribir de nuevo sobre la campaña de Anthony Weiner a la alcaldía de Nueva York. Ha tenido que reconocer que tras dimitir siguió intercambiando mensajes sexuales a través de la red y ya nadie se explica cómo su mujer, cercana a los Clinton, sigue apoyándole en este absurdo.

La bola de cristal: qué interesante va aestar la cosa para presidente en 2012. Hillary Clinton batiendo récords de donaciones sin haberse declarado aún candidata y las dos almas del partido republicano enfrentándose estos días en los medios: el gobernador de New Jersey Chris Christie y el senador de Kentucky Rand Paul.

viernes, 29 de junio de 2012

La Corte Suprema le da un respiro a Obama: su reforma sanitaria es constitucional

Cualquier observador de esta campaña ya se habrá dado cuenta. Parece que en eeste largo verano de caza del votante no se habla de otra cosa que no sea dinero. De la inquietud que le provoca a Obama ir por debajo de su rival en donaciones, pero sobre todo de cúanto tiene, cuánto gasta y cuánto paga el republicano Mitt Romney. Es el culebrón del verano: ¿Por qué Romney no hace pública su declaración de impuestos cómo suelen hacer los candidatos? La especulación es imparable. Los sabios del politiqueo dicen que negándose a publicar la información lo único que hace es provocar que la gente se imagine lo peor, y que por tanto si aún así no quiere hacerlo, debe ser verdad que hay cosas terribles en su declaración de impuestos. Mientras, el candidato guarda silencio y la bola va engordando.

 Mi opinión personal es que Romney acabará por ceder a la presión y publicará la información, pero no resulta difícil imaginar por qué se resiste. En primer lugar, incluso en un país tan enamorado de la prosperidad como Estados Unidos, resulta difícil simpatizar con un candidato cuyos ingresos probablemente estén alrededor de los 20 millones de dólares. Luego están además el tipo de cosas que uno hace cuando tiene esas cantidades de dinero: que sepamos una cuenta en Suiza, tal vez otras en las Islas Caimán y alguna que otra sopresa que puede no quedar muy bien en el currículum.

Para Romney es una de esas situaciones en las que no tiene nada que ganar y sí mucho que perder. Si sigue negándose a hacer públicos los datos, pierde, si los revela, pierde también. Además de su evidente riqueza y las posibles prácticas poco éticas, estarán los inevitables titulares sobre sus contribuciones a la Iglesia Mormona que podrían acercarse a los 4 millones anuales, una faceta que el candidato estaría feliz de no resaltar mucho. Eso sin contar con que una persona con sus recursos puede permitirse un carísimo asesor fiscal que conozca cada centímetro de la ley y por tanto, aún sin salirse de ella, le permita pagar lo menos posible. Si a través de trampas legales paga un 1%, eso tampoco caería muy bien en una opinión pública castigada aún  por la crisis.

El candidato se marcha esta semana de viaje internacional con paradas en los dos principales aliados de Estados Unidos: Gran Bretaña e Israel. Así potenciará su imagen "presidencial" y tal vez se librará de un poco de presión, aunque el asunto de su declaración de impuestos estará esperándole cuando vuelva.

De propina: una encuesta de Latino Decisions confirma el desastre de Romney con el voto hispano. Un 22% lo apoya a él en comparación con el 70% que apuesta por el presidente. Eso son diez puntos menos que el ya desastroso resultado de McCain en 2008.

La bola de cristal: pero que nadie se engañe, la cosa va a estar reñidísima. La última encuesta de NPR muestra a los dos candidatos muy empatados en los doce estados que decidirán la elección: A new NPR poll in 12 battleground states -- Colorado, Florida, Iowa, Michigan, Nevada, New Hampshire, New Mexico, North Carolina, Ohio, Pennsylvania, Virginia y Wisconsin.

lunes, 25 de junio de 2012

Todos pendientes de la Corte Suprema: la Reforma Sanitaria al borde del precipicio

Después de mucho dar vueltas, por fin ha llegado la semana decisiva. En cuestión de días, si no horas, la Corte Suprema hará pública su decisión sobre la reforma Sanitaria de Obama. Si es constitucional o no, qué partes lo son y cuáles no... en particular la medida clave: saber si el gobierno federal puede legalmente exigir a los ciudadanos que se aseguren.

La reforma sanitaria no es sólo el único gran logro legislativo de Obama en su primer mandato, además es una conquista que los demócratas han perseguido durante décadas. Nadie duda que sea cual sea la decisión tendrá importantes consecuencias en la campaña y en las elecciones pero, ¿cúales?

Si la Corte dice sí a la reforma se entiende que el presidente saldrá fortalecido, consolidando su gran victoria legislativa. Por otro lado no queda duda de que una decisión así enfurecerá a las bases conservadoras, movilizando el voto y la recaudación de Romney. El candidato republicano tendría así una promesa concreta tras la que todo el partido, moderado o conservador, puede unirse: derogar la reforma sanitaria.

Si la Corte dice no a la reforma Obama perderá una de las principales cualidades de un presidente, el aparecer como "un líder fuerte". Además tendrá poco que presumir de lo que ha hecho con sus cuatro años en la Casa Blanca, ya que los jueces le habrían arrebatado su principal logro. Por supuesto un rechazo de la Corte sacaría a la calle con pancartas a todos los liberales algo desencantados con Obama, permitiéndole más recaudación y movilización electoral.

Aunque cualquier decisión tendrá algo bueno y algo malo para los candidatos, este no es un juego de suma cero y yo creo que a un presidente en ejercicio lo peor que le puede pasar electoralmente es parecer débil. Ahí lo dejo.

De propina: como aperitivo la Corte nos ha dejado hoy otra decisión trascendental. Declara inconstitucional y por tanto elimina la mayor parte de la restrictiva ley migratoria de Arizona. Sin embargo una de sus disposiciones más polémicas, la que permite a la policía pedir los papeles a cualquier personas que parezca "sospechosa", ha sobrevivido al escrutinio de la justicia. Victoria agridulce para la comunidad hispana.

La bola de cristal: se rumorea que es el presidente de la Corte, John Roberts, el que está redactando la sentencia. Malos augurios para Obama ya que Roberts es desde luego un conservador, pero sorpresas te da la vida...

jueves, 17 de noviembre de 2011

Todas las malas noticias de Obama (y alguna buena)

La Corte Suprema tiene la última palabra, por fin. Se calcula que el próximo mes de junio, en pleno apogeo de la campaña por la presidencia, el tribunal decidirá si la reforma sanitaria es o no constitucional. Es decir, si es legal obligar a alguien a pagarse un seguro médico. Si la echa abajo puede ser un golpe mortal para el presidente.

Una mala noticia más en una semana, un mes, una era de malas noticias... Anclada su popularidad entorno al 45% y con más suspensos que aprobados, las perspectivas electorales para 2012 no le lucen bien. A estas alturas de la película sólo Jimmy Carter y Gerald Ford estaban peor y ambos perdieron sus intentos de reelección. Esta semana ha tenido que ver cómo las encuestas ya le pronostican un empate contra un "republicano genérico" y si Mitt Romney acaba por ganar las prmarias republicanas, como parece, va a ser un rival formidable en organización y recaudación de fondos.

Y sin embargo, echar a un presidente en ejercicio nunca ha sido fácil. Sólo tres han perdido la reelección en el último siglo y es por algo. No sólo por las evidentes ventajas del cargo en financiación, logística y atención del público; sino porque en el cas de Obama cuenta con un importante colchón electoral a su favor. Obama ganó tres estados que ningún demócrata se había llevado en dos décadas (Virginia, North Carolina e Indiana) y seis más que el republicano George W. Bush se había llevado en 2004 (Colorado, Florida, Iowa, Nevada, New Mexico and Ohio). Sólo ahí hay 112 votos electorales de los que, es de suponer, podrá retener alguno; Indiana está perdido pero al menos puede pelear el resto. Y aunque no fuera así podría perderlos todos y ganar la relección sólo con el resto de los que se llevó en 2008.

Como decíamos, no es fácil largar de la Casa Blanca a un presidente en ejercicio.

De propina: es evidente que Romney lo tiene difícil para ganar en Iowa, donde gustan mucho más conservadores, pero después de haber logrado un segundo puesto hace cuatro años debería al menos competir. Hacer de menos al primer estado no es una buena estrategia au que vayas (de momento) sobrado en New Hampshire.

La bola de cristal: echadle un ojo a esta magnífica recopilación en vídeo de las mejores "cagadas" de candidatos en debates. Os garantizo que la de Rick Perry no os va a parecer la peor.

martes, 14 de junio de 2011

Romney se salva, Pawlenty se hunde, Bachman sube

Tras el fiasco del primer debate en FOX, ayer tuvimos por fin uno en condiciones con los candidatos importantes y en un escenario tan significativo como New Hampshire. Se vieron algunas excentricidad y poca agresividad, pero se pueden sacar unas cuantas conclusiones. Recuperemos la tradición de jugar a GANADORES Y PERDEDORES:

La victoria corresponde en primer lugar a Mitt Romney que logró salir del debate sin un rasguño y se consolida como frontrunner. Cuando uno es más o menos el favorito, todo lo que no sea fallar es vencer, así que se le puede considerar ganador ya que estuvo elegante y no tuvo que pasar por el momento incómodo de defender esa reforma sanitaria que hizo como gobernador y que según sus rivales sirvió de "inspiración" para la de Obama.

Por supuesto esto significa que el gran perdedor fue Tim Pawlenty, que falló miserablemente en su lucha particula contra Mitt Romney. Después de una semana muy cañera criticando esa reforma sanitaria que denominó ObammeyCare, anoche le entró el miedo y prefirió no darle caña a Romney a la cara. Esto le hace perder puntos como alternativa y convierte en uno de los ganadores de la noche a alguien que ni siquiera estaba allí, el gobernador de Texas Rick Perry al que muchos pedirán que compita con Romney si Pawlenty sigue en este plan.

Pero la sorpresa, si es que la hubo, la dio por lo positivo Michele Bachmann: segura, optimista y desde luego la más "tea partier" de todos los que estaban en escena. Ensombreció a todos los candidatos menores y se la ve con fuerza para complicarle la vida a los más importantes. Malas noticias para Sarah Palin: las dos no caben en esta carrera y Bachmann la está cogiendo mucha ventaja. Y también para Newt Gingrich, que pasó sin pena ni gloria.

De propina: por si a alguien le interesa como van las encuestas, la popularidad de Romney sigue mandando. Según la última de CNN casi uno de cada cuatro republicanos apuesta por él, seguido a corta distancia por Sarah Palin. Podéis pasar de los sondeos, a estas alturas las únicas que importan están enIowa y new Hampshire.

La bola de cristal: las primarias siempre son radicales por naturaleza, porque es la base la que vota. Muchos de los excesos verbales de ayer tienen un beneficiario indudable: Barack Obama. Le harán recaudar dinero y movilizar a las bases demócratas.

sábado, 8 de enero de 2011

Las grandes preguntas de 2011

El nuevo Congreso ya ha empezado a trabajar así que se me han terminado las excusas para alargar las vacaciones de navidad, hay que volver al posteo. Vamos a empezar por anticipar que nos traerá este año, que dicho sea de paso, os deseo muy feliz y lleno de éxitos.

¿Se presentará Sarah Palin a la nominación republicana por la presidencia?
Sobre estas fechas dentro de un año, se celebrarán los caucus de Iowa que marcan el inicio del calendario de primarias. Mucho antes de esa fecha ya se habrá un buen número de republicanos que se habrán postulado para intentar quitarle el puesto a Obama en noviembre de 2012, aunque ninguno levanta tanta expectación como Sarah Palin. ¿Dará finalmente un paso adelante y tratará de conquistar la presidencia? Yo no lo tengo del todo claro. Y además del fenómeno conservador por excelencia, qué otros republicanos se embarcarán en la lucha. Mitt Romney parece otro competidor seguro, pero también Gingrich, Thune, Barbour...

¿Cómo se las apañará Obama con la mayoría republicana de la Cámara de Representantes?
Los primeros meses de este 2011 son la última oportunidad que tendrá el presidente para avanzar algo su agenda antes de que el agresivo clima preelectoral de 2012 se instale en el capitolio. Pero acostumbrado a la hegemnía demócrata, Obama tendrá que mostrar mano izquierda y una buena dosis de centrismo si quiere conseguir alguno de sus objetivo. Además, junto con la mayoría los republicanos reciben el inmenso poder que conlleva el control del comité de supervisión del Gobierno. Sobre todo la capacidad de llamar a los altos cargos de la administración y hacerles declarar bajo juramento sobre sus meteduras de pata. Un arma política que se ha mostrado definitiva en muchas ocasiones.

¿Qué pasará con la reforma sanitaria?
Cuestionada por los tribunales y amenazada por los intentos republicanos de cortarle toda financiación, la reforma sanitaria puede consolidarse o morir este 2011. Está en el primer lugar de la lista de objetivos del GOP, bien consciente de que es un tema que apasiona a sus bases.

¿Y qué será del Tea Party?
El movimiento conservador ha sido la estrella política de 2010 pero ahora que tiene representantes en el poder, empezando por el senador de Kentucky Rand Paul, está por ver qué consistencia real mantiene. Como todos los grandes movimiento de masas sin cabeza visible, el Tea Party no tiene una estructura que le permita mantenerse ni una línea interna coherente. Este es el año decisivo para ver si tanta fiesta del té no ha sido "flor de un año"

¿Cómo avanzará Obama hacia 2012?
Para lo mal que le han ido en general las cosas, hay que reconocer que las malas noticias han hecho un daño bastante escaso a la imagen del presidente. Viendo sus cifras de aprobación se da uno cuenta de que no son boyantes, pero que parece que los fracasos de su administración no acaban de reflejarse de todo en el juicio que el público tiene de él. Aún así, una vez más, la clave está en la economía: si no saca al país de la reelección este año puede que ni todo su carisma logre salvarle de la quema en 2012.

De propina: Obama ya tiene nuevo jefe de Gabinete. El pobre pete Rouse se ha quedado con la miel en los labios y el premio se lo ha llevado un clintonista como William Daley. La izquierda vuelve a enfadarse porque su nombramiento es todo un guiño al centrismo, sobre todo viniendo de un izquierdista como su antecesor Rahm Emmanuel, sin embargo es tal vez su mejor baza para lidiar con una mayoría republicana con la que debe entenderse quiera o no.

La bola de cristal: tal vez a finales de este año disfrutemos de un resumen tan bueno como el que ha hecho Dave Barry de este 2010, una lectura imprescinble que agradecemos a Pablo Hernández.

jueves, 15 de abril de 2010

Los demócratas se imponen el la elección especial FL-19

Estos demócratas... Tienen poco que celebrar últimamente así que están sacando hoy pecho porque tienen un nuevo congresista; Ted Deutch representará al 19º distrito de Florida en la Cámara de Representantes tras imponerse holgadamente al republicano Ed Lynch.

Los demócratas quieren vender que, en contra de lo que pueda parecer, uno puede apoyar la reforma sanitaria sin hundir su carrera política. O al menos en Palm Beach, Florida

martes, 23 de marzo de 2010

¿Victoria o derrota?















No hubo susto en el Senado. Obama ya ha firmado la Reforma Sanitaria y se ha convertido en ley para todos los estadounidenses. Que es un hecho histórico, pocos lo dudan, pero: ¿Qué significa para su presidencia?

¿Una gran victoria porque la ha sacado adelante?
¿Una derrota porque no ha llegado suficientemente lejos?
¿Un error que le perseguirá toda su vida?
¿Una ofensa a la clase media que hundirá electoralmente a los demócratas?
¿Una reforma histórica que parecerá aún mejor con los años?

viernes, 19 de marzo de 2010

Este domingo es la clave: Sí o No a la Reforma Sanitaria

La Cámara de Representantes se prepara para una de las votaciones más importantes de los últimos años. Hacen falta 216 "síes" para que la propuesta de reforma que salió de la cámara, añadidas las modificaciones del Senado, salga adelante. En este mismo momento la Casa Blanca trata de arrastrar los votos de los demócratas indecisos en busca de la que sería la primera gran victoria de Obama. Se negocian restricciones al aborto con dinero público y otras cuestiones de detalle. Es el momento decisivo.

La hora límite parece ser las 7 de la tarde del domingo, hora peninsular española, cuando la cámara entrará en sesión antes de votar. Hasta ese momento el propio presidente llamará a los legisladores para convencerles, después de hacer ayer su último alegato público a favor de la reforma. La frase central del discurso: "La única pregunta que queda es la siguiente: ¿vamos a dejar que los intereses particulares ganen de nuevo o vamos a hacer que esta votación sea una victoria para el pueblo americano?"

Ése es el argumento que la poderosa maquinaria online de Obama traslada desde ayer a millones de direcciones de correo electrónico que recopiló en la campaña. Emails en los que se invita a los partidarios de la Reforma a ponerse en contacto con sus representantes en el Congreso para presionarles o para felicitarles por su apoyo.

Si la cosa sale bien, Obama podría firmar las primeras leyes de la reforma el mismo domingo. La última palabra, como siempre, la tiene el Senado que debe dar el visto bueno final a las modificaciones. Sólo entonces, Obama podría irse de fiesta. Ahora tiene que conseguir los votos o asumir una derrota que puede hundir su presidencia.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Última oportunidad para la reforma sanitaria

El presidente Obama va a presentar esta madrugada una nueva protesta para la Reforma Sanitaria. El texto incluye algunas ideas republicanas para hacérselo más "tragable" a la oposición. Es evidente que no va a crear un consenso imposible pero tal vez sí arañar un voto, dos (Olympia Snowe, Susan Collins) en el Senado. Sin embargo lo más probable es que la propuesta aparezca con una una mano tendida que pueda justificar el uso de la reconciliación sin que el país se eche a la calle en protesta.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Cada vez más cerca el "plan b" de la reforma sanitaria: la reconciliación

Se llama reconciliación y es una especie de "trampa legal" que permite aprobar legislación sólo con mayoría simple. Los demócratas cada vez se dan más cuenta de que alcanzar 60 votos para la reforma sanitaria es casi imposible, así que una posibilidad que parecía remota y peligrosa como la reconciliación es ahora la última salida para evitar una maniobra obstruccionista republicana en el Senado.

Las filtraciones ya están preparando a la opinión pública para lo que antes era impensable, pero si finalmente lo hacen habrá una gran contestación social. Los demócratas del Congreso y tal vez la Casa Blanca dirán que no es normal que con una mayoría de 9 escaños no se pueda sacar adelante nada, pero será casi imposibe que el público no lo vea como una triquiñuela sucia.

jueves, 28 de enero de 2010

miércoles, 27 de enero de 2010

Esperando a Obama y su estado de la Unión

El presidente está practicando en este mismo momento su discurso en la Casa Blanca, un discurso clave en el que se rumorea que hablará de la derrota de Massachusetts y renovará su compromiso con la reforma sanitaria. Quedan horas.

miércoles, 20 de enero de 2010

¿Y ahora qué para la reforma sanitaria?

Tras la sorprendente victoria de Scott Brown en Massachusetts y la pérdida de la "supermayoría" en el Senado, se reducen las vías de éxito para la reforma sanitaria. Estas son las opciones ya que Brown es un enemigo declarado de la reforma:

  • Los demócratas aplazan el juramento como senador de Scott Brown y sacan adelante la reforma con el actual senador sustituto de Massachusetts, el demócrata Paul Kirk: la cámara puede hacerlo con la mayoría demócrata pero esta jugarreta antidemocrática podría hundir al partido con una contestación social espectacular.
  • Volver a la mesa de negociación y convencer a la republicana moderada Olympia Snowe de que vote a favor, o si no a Susan Collins: supondría uno nuevo retraso, una pérdida de entusiasmo y con el apoyo a la reforma en un mínimo histórico (un 30%) hay pocas posibilidades de que las senadoras se dejen convencer.
  • Utilizar un mecanismo llamado reconciliación y pasar la reforma con mayoría simple: conlleva cierto problemas legales así que, en el mejor de los casos, supondría un nuevo retraso. Además sería visto como una jugarreta política de espaldas al pueblo. No creo que la maniobra contara con el apoyo de todos los demócratas.
  • Hacer que la Cámara de Representantes apruebe la misma reforma exacta que ya pasó el Senado: si la Cámara pasa el mismo texto exacto, sin modificar, no hace falta que vuelva al Senado. Es una posibilidad pero los demócratas de la Cámara no están muy satisfechos con la posibilidad. Puede que al final triunfe la versión de que "la versión del Senado es mejor que nada" pero hoy por hoy, no se sabe si hay votos.
  • Aceptar la muerte, una vez más, de la reforma sanitaria: lo que sería devastador para la presidencia de Obama y para los destinos demócratas en general.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Uh, parece que va en serio

Debe ser cierto lo de que los demócratas pueden sacar adelante la reforma sanitaria, porque todos la buscan ya cobertura política para cuando se apruebe:

- Lo hacen los republicanos, que comienzan a bajar el pistón. Un senador tan poco sospechoso de liberal como John Cornyn, de Texas, ha reconocido que "el proyecto de ley tiene algunas cosas buenas". Es lo más halagador que le he oído a un republicano sobre esta reforma desde que comenzó el proceso. Ante los hecho consumados... surgen estas cosas.

- Lo hace también Obama, que prepara su defensa contra todos los liberales que le van a acusar de haberse quedado corto. "En la campaña nunca hablé de opción pública", dice el presidente, así se excusa porque en la reforma no habrá nada de eso.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Habrá reforma sanitaria antes de navidad

Jingle Bells debe oír Obama, conforme avanza hacia la consecución de su primera meta. No habrá opción pública, pero habrá reforma sanitaria. En este punto de las cosas, es un todo un triunfo navideño, o más bien el esquinazo al desastre completo que habría supuesto su no aprobación para la presidencia de Obama.

Salvo sorpresa, los 60 miembros del caucus demócrata del Senado votarán a favor e impedirán una maniobra obstruccionista de los republicanos. "Un gran regalo de navidad para el pueblo americano" ha dicho Harry Reid.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Adiós a la opción pública

Últimas noticias de la reforma sanitaria: los demócratas del Senado empiezan a caer en la cuenta de que no va a haber ninguna reforma si no se cargan la opción pública. Para dejar contentos a todos los demócratas y así poder tener 60 votos, parece que la negociación ha llegado a un punto de acuerdo en que no habrá seguro público pero sí que se ampliará un poco más el número de personas que entrarán en Medicare, el actual programa público que cubre a mayores de 65 años.

Una batalla perdida para los más liberales. A Obama tampoco le gustará, pero en estas horas bajas recibirá con alegría cualquier cosa que pueda apuntarse como una victoria.

domingo, 22 de noviembre de 2009

60 votos para la reforma sanitaria. Por ahora

El Senado ha votado esta mañana a favor de debatir la reforma sanitaria y ha evitado una maniobra obstruccionista republicana. Para hacerlo, son necesarios 60 votos, que hoy han sido todos los de los demócratas. Los republicanos han votado todos "no", menos uno que no estaba en la cámara.

Si la cosa siguiera así no habría problemas para la reforma sanitaria pero no está claro en absoluto que se vaya a repetir el resultado cuando toque votar de verdad. El independiente Joe Lieberman (Connecticut) ya ha dicho que si hay opción pública, se aliará con los republicanos para impedir que se vote la resolución. Varios demócratas conservadores más pueden seguir su camino e impedir que se llegue a la cifra mágica de 60. Es por eso que el liderazgo demócrata ya empieza a plantarse "pasar" de la opción pública como único modo de sacar adelante la reforma. Un buen recorte para una proyecto de ley de 2.074 páginas.

domingo, 8 de noviembre de 2009

La Cámara de Representantes aprueba la reforma sanitaria (por poco)

Uy, qué poquito ha faltado. Para aprobar la reforma sanitaria los demócratas necesitaban 218 votos y han logrado exactamente 220. Un sólo republicano ha votado a favor de la medida, el representante de Louisiana Joseph Cao. Echando cuentas quiere decir que casi cuarenta demócratas han abandonado el barco a pesar de los esfuerzos por contentar a los más moderados. Tanto que se ha incluido una enmienda para prohibir la financiación de abortos en los que no peligre la vida d ela madre o sean resultado de incesto o violación.

Más allá del resultado 220-215, es un paso histórico que deja la última palabra en boca del Senado, donde se va a librar la batalla definitiva. El presidente Obama lo celebra:
"Esta noche, en un voto histórico, la Cámara de Representantes ha aprobado una medida que haría finalmente realidad la promesa de un sistema sanitario accesible y de calidad para el pueblo americano (...) Gracias al trabajo de la Cámara, estamos a sólo dos pasos de lograr la reforma se los seguros sanitarios. Ahora el senado debe seguir ese camino y aprobar su versión de esta legislación. Estoy totalmente convencido de que lo hará y deseo firmar una ley completa de reforma antes de final de año."

Suponiendo que la cámara alta apruebe la reforma, los textos de las dos deben ir a un proceso llamado "reconciliación" del que saldrá la ley definitiva.

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