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martes, 2 de abril de 2013

El difícil equilibrio de Marco Rubio

Cuando Obama se impuso en 2008 acabó con una racha histórica que no tenía nada que ver con el color de su piel. Hacía 48 años, desde la victoria de John F. Kennedy en 1960, que ningún senador en ejercicio había sido elegido presidente. Cada minuto que un político pasa en la cámara, disminuyen sus posibilidades de ser presidente. Principalmente por la obligación de posicionarse todos los días ante la multitud de temas polémicos que pasan por la cámara. Cada voto que emiten queda grabado y no puede cambiarse, como bien aprendió Hillary Clinton tras apoyar la invasión de Irak y pagar luego un alto precio en las primarias de 2008.

Por eso no me queda más remedio que elogiar el valor de Marco Rubio. Cuando está bastante claro que quiere presentarse a presidente, ha decidido ponerse a la cabeza de un tema tan espinoso como la reforma de la inmigración. Aunque parezca una postura lógica por su condición de hijo de inmigrantes cubanos, políticamente es un movimiento arriesgado y encierra un doble mérito: primero porque su postura a favor de incluir una vía para que los 'sinpapeles' accedan a la ciudadanía le pueden hacer mucho daño entre el electorado de las primarias republicanos y segundo porque de todos los candidatos, por motivos obvios, es el único que no necesitaba congraciarse con la comunidad latina.

Tal vez piensa que está tan claro el papel hispano en la última derrota de Mitt Romney que sus rivales en primarias no se atreverán a atacarle por la inmigración, pero aún así se la juega. Por eso está tratando de bajar la velocidad a la reforma que negocian ocho senadores de ambos partidos. Trata así de construir un consenso más profundo que no espante mucho a los conservadores y presentar un texto que pueda pasar por el Senado con cierta holgura y tal vez así, superar el tramite más complicado de convencer a la mayoría republicana en la Cámara de Representantes.

Por eso este fin de semana ha tratado de enfriar un poco las expectativas de un acuerdo inmediato, ganar tiempo para que los conservadores no sientan que se la están colando por la puerta de atrás. Rubio le ha prometido a las bases republicanas que la creación de la ley tendrá un proceso largo y abierto a enmiendas. Todos sabemos que eso eleva las posibilidades de un fracaso sonado, pero para Marco Rubio es casi más importante conservar su impecable currículum conservador y no hacerse enemigos en ese ala. Ya se ha arriesgado bastante.

De propina: dice el exspeaker y candidato presidencial Newt Gingrich que Obama ha sido el mejor comercial para los fabricantes de armas, disparando sus ventas ante el temor bastante infundado de que el presidente restrinja su compra. Lo peor es que esta vez lleva razón.

La bola de cristal: una de las grandes citas electorales del año es la elección a gobernador de Virginia. Allí el exjefe de campaña de Hillary Clinton, Terry McAuliffe, ha tenido la inteligencia de insinuarle a donantes y grandes estrategas que apoyarle es una buena manera de empezar a moverse en el ámbito de la probable candidaturade Hillary a la presidencia en 2016. Y creo que ha acertado.

martes, 19 de marzo de 2013

La 'autopsia' republicana

Perder la presidencia duele y perderla dos veces seguidas, mucho más. Tras 2008 el partido republicano le echó la culpa unánimamente a los 8 años de gobierno de George W. Bush y al entusiasmo levantado por Obama pero esta vez no hay excusa. Por eso el partido se ha puesto a la tarea de analizar las causas con franco entusiasmo y hasta algo de morbo.

En las casi cien páginas del "Proyecto Crecimiento y Oportunidad" el Comité Nacional Republicano que encabeza Reince Priebus no ahorra críticas al modo en que se han hecho las cosas pero además ofrece soluciones. Reconoce que hasta ahora el partido ha 'aterrizado' en las calles apenas unos meses antes de las elecciones y que lo que hace falta es fomentar los movimientos de base y voluntarios que estén sobre el terreno de forma permanente. Pero señala que el verdadero problema va más allá de las organización electoral: el informe pinta un partido rígido, anclado en el pasado e incapaz de conectar con los ciudadanos más allá de sus votantes tradicionales mayores y blancos.

Por eso el documento, que trata de no entrar mucho en temas específicos, sí que invita al partido a apoyar claramente una reforma migratoria que suavice la ojeriza que le tienen los votantes hispanos. Para eso anuncia una inversión de 10 millones de dólares para llegar mejor a las minorías pero en un aspecto más general, invita a sus líderes a ser más sensibles con la gente que lo pasa mal y no ser tan rígidos a la hora de vigilar el gasto. Dice el informe que a las personas que sufren "no les importa si la ayuda viene del sector privado o del público, sólo quieren ayuda. En lugar de conectar con las preocupaciones de los votantes, demasiado a menudo sonamos como contables".

Más allá de esas recomendaciones, el documento propone cambiar el modo en que el partido elige a su candidato a presidente.No es la primera vez que se señala que la larguísima temporada de primarias de 2012 y sus destructivos debates contribuyeron a hundir a Mitt Romney en la general. Por eso el partido quiere que se concentren más las primarias que van después de las cuatro primeras (Iowa, New Hampshire, South Carolina y Florida), un movimiento que beneficiaría a los candidato más conocidos y mejor financiados a expensas de aquellos que buscan la sorpresa.

Una catarata de críticas y buenas intenciones que aún está por ver cómo se traslada a la realidad. Eso, y qué tal se lo toman las bases que son la raíz del sentimiento anti-inmigración y anti-gasto, por poner sólo dos ejemplos. El locutor conservador Rush Limbaugh, para sorpresa de casi nadie, ya ha dicho que el partido republicano no necesita cambios.

De propina: Los candidatos siguen posicionándose de cara a las primarias de 2016. Rand Paul se une a los republicanos que impulsan una reforma en la inmigración con posible ciudadanía para los sinpapeles. Hillary Clinton, por su parte, ha cambiado su postura pronunciándose a favor del matrimonio gay. Los demócratas que votan en primarias lo apoyan sin duda alguna y el país vive el máximo histórico de aceptación, el 58% de los estadounidenses cree que debería ser legal.

La bola de cristal: el problema republicano no es su imagen, son sus políticas. Si no cambian las políticas que más separadas están hoy del "americano medio" da igual cuánto invierta en publicidad destinada a los hispanos.

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