sábado, 9 de noviembre de 2013

Todo lo que Obama puede perder y está perdiendo

En menos de un año la popularidad de Obama ha descendido doce puntos. Hoy, solo cuatro de cada diez estadounidenses aprueba su gestión mientras que un 53% la desaprueba. Los números no son aún terribles pero apuntan a una crisis fundamental: el presidente ha apostado su legado a la reforma sanitaria y la reforma sanitaria no está funcionando. Las consecuencias pueden ser catastróficas para él y para los demócratas.

Aunque es cierto que los fallos en su web son el sueño húmedo de todo conservador para ilustrar la incompetencia del gobierno federal, son poco más que una anécdota. Ya se encargará la Casa Blanca de que el sistema acabe funcionando, pero el problema es mucho más profundo y se trata una crisis de credibilidad. Obama se plantó ante las cámaras y le dijo a la clase media que quien tuviera un seguro que le gustara podría conservarlo, pero eso simplemente no es cierto, porque los seguros están cancelando pólizas tras su entrada en vigor. Esta ruptura de la confianza es tal que él mismo ha tenido que salir a pedir perdón: "Siento que se vean en esta situación por culpa de mis afirmaciones". La mentira, en contra de lo que pueda parecer, sigue siendo un asunto muy serio para un presidente y tiene difícil arreglo.

Piensan en la Casa Blanca que si logran apañar la web y hacer que los estadounidenses contraten sus seguros médicos, todavía pueden salvar la cara y hacerse perdonar la mentira. No está fuera de toda lógica porque, en efecto, muchos están logrando buenos precios pero reparar la relación del presidente con esas personas que se van a ver fuera de su seguro es casi imposible. Y aún así ese no es el mayor de sus problemas. Al igual que le sucedió a Bush padre con su famosa promesa de no subir los impuestos "Read my lips: no new taxes" la identificación de Obama con Obamacare es total y sus destinos están unidos. El presidente ha tenido que luchar una y otra vez la misma batalla para que entrara en vigor: ante la opinión pública, el Congreso, la Corte Suprema, el electorado... Y si sale mal, ninguna otra cosa importara.

Las consecuencias inmediatas de lo que digo se ven en el desplome de su popularidad, que se mantiene a pesar de las buenas noticias en la economía y el empleo. Nada está más fuertemente atado al presidente que su reforma. Y desde luego que las consecuencias electorales ya despuntan en el horizonte: si esto no se corrige los demócratas van a sufrir y mucho en 2014. Las posibilidades de recuperar la Cámara de Representantes que surgieron tras el shutdown se desvanecen y en el Senado, en un año difícil para los demócratas, la reforma sanitaria puede ser el asunto fundamental en varios estados donde no es nada popular.

Esas consecuencias coyunturales pueden ser serias, pero nada comparable a la cuestión fundamental que tienen ante sí los demócratas. Desde la década de los 80, la tendencia general ha sido la de reducir los programas sociales y minimizar la acción del gobierno en esa parcela. Si este primer intento serio de aumentar derechos sociales fracasa, puede que el partido del presidente haya perdido una batalla ideológica clave y que las consecuencias definan el debate de las próximas tres décadas.

De propina: la Casa Blanca hace lo que puede por desvincular al presidente pero como digo, es imposible. Y cuando no, contraproducente, como decir ahora que no conocía los problemas de la web de Obamacare. No sé qué interpretación es peor, la de que es un incompetente que no puede manejar el lanzamiento de su iniciativa estrella o peor, la de que "no le importan" los problemas de los estadounidenses.

La bola de cristal: y como corresponde a todo presidente en su segundo mandato, hay que intentar incorporar al legado "yo hice la paz en Oriente Próximo". Ojalá funcionen las negociaciones con Irán pero yo veo a uno y otro lado muchos intereses en que fracasen.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Resultados electorales 2013: nuevo alcalde en NY, Christie ya piensa en la presidencia y los demócratas "roban" Virginia

Nuevo alcalde en la Gran Manzana:
En Nueva York, mi ciudad, Bill de Blasio ha destrozado al republicano Joe Lhota tal cual pronosticaban las encuestas y será el primer alcalde demócrata en veinte años para una ciudad con seis veces más demócratas que republicanos. De Blasio ha hecho una campaña inteligente manteniéndose muy a la izquierda, rompiendo del todo con el alcalde Michael Bloomberg y prometiendo políticas contra la desigualdad que no ha hecho más que crecer el los últimos años: más impuestos para los ricos, educación prescolar para todos y nada de cacheos policiales en plena calle a "sospechosos" que casi siempre son negros o hispanos. Ha tenido un arma secreta en su familia multirracial que ha sido un auténtico éxito en televisión. Con su apoyo ha pasado de ser un cero a la izquierda en las primarias demócratas a arrasar en las mismas y hoy ganar con casi un 75% de los votos.

Christie ya puede pensar en 2016
Chris Christie se ha sido reelegido como gobernador de New Jersey sin despeinarse. La inmensa popularidad de este republicano en un estado eminentemente demócrata dice mucho de sus habilidades. Tal vez lo más relevante de su victoria 60% a 38% es que la ha logrado siendo medianamemte sincero sobre sus ambiciones presidenciales. En lugar de mentir abiertamente como han hecho tantos y prometer que acabaría su mandato, él no ha querido desmentir. En esto el que calla otorga y está claro que se presentará a las primaria republicanas para ser presidente en 2016. Habra que ver si es las bases del partido no dicen que es demasiado "blando". 

La "nueva Virginia" de los demócratas
He ahí un estado confederado y conservador que en cuestión de una década ha dado un salto imresionante. Votó por Obama en 2008 y 2012 y ahora ha escogido como gobernador a Terry McAulife: expresidente del Partido Demócrata, íntimo de los Clinton yq ue ni siquiera nació en Virginia. Aquí los republicanos pueden extraer una valiosa lección porque presentaron a un candidato ultraconservador que ha fracasado. La victoria 48% a 45% es una nota muy dulce para los demócratas.

sábado, 19 de octubre de 2013

Ganadores y perdedores de la guerra del Shutdown

PERDEDORES

John Boehner
Un pequeño desastre. Se vio arrastrado a una guerra que no quería, por un motivo que no compartía y tampoco la ha gestionado demasiado bien. Con todo, lo peor es que ha vuelto a quedar como lo peor que se puede quedar en Washington: como alguien sin poder. Incapaz de liderar a los suyos, no pudo conseguir ni que le aprobaran un acuerdo, sino que no le quedó más remedio que coger el del Senado y ver la mayoría de los suyos votaban en contra. Puestos a sacar algo positivo: ha salvado el pellejo. Los conservadores han quedado lo bastante contentos como para que una revuelta interna no derribe al speaker.

Estados Unidos
Más allá de esta imagen lamentable, con más de dos semanas de cierre gubernamental y un acuerdo de ultimísima hora para evitar la quiebra, el problema está en el futuro. El problema ha quedado aplazado hasta principios del año próximo pero los republicanos ya han anunciado que volverán a dar batalla y que aprovecharan las dos fechas límite para exigir recortes en Obamacare. El problema fundamental, el de las crisis artificiales creadas por un sistema político disfuncional, sigue ahí,

A MEDIAS

Ted Cruz
El senador de Texas está de moda. Los liberales lo aborrecen, pero eso no es necesariamente malo de cuando uno quiere que los republicanos lo elijan como su candidato a presidente. Ha sido el rostro de su bando pero su estrategia, si es que la había, ha funcionado mal y ha empeorado la derrota. Ha hecho muchos enemigos en su propio bando y no tengo muy claro que el balance sea positivo.

Los republicanos de la Cámara
En su mayoría, casi no van a notar la diferencia. Representan distritos tan conservadores que las posibilidades de que un demócrata pueda con ellos son casi insignificantes. Respecto a esos pocos 'moderados', si es que se los puede llamar así, han conseguido evitar el desastre y forzar a Boehner para que permitiera que se votara el acuerdo final. La imagen del partido está por los suelos, pero ellos pueden aún sobrevivir.

GANADORES

Obama y los demócratas
Ya explicamos que el presidente entraba en esta partida con muy buenas cartas, pero además las ha jugado bien. Dijo que no iba a negociar y no negoció, resistió la presión y empujó a la opinión pública contra los republicanos. Es difícil negarte a pactar y a la vez explicar que es la postura más responsable pero lo ha logrado. Y al premio evidente de la victoria se le suma el favor que le han hecho los republicanos: la puesta en marcha del mercado de seguros de Obamacare ha sido un absoluto desastre pero casi no se ha hablado de ello por el follón del cierre gubernamental y el techo de deuda. Obama no puede pedir más.

Harry Reid
Otro que se ha mantenido fuerte y no ha dado su brazo a torcer. El líder de la mayoría demócrata del Senado ha mantenido una buena sintonía con la Casa Blanca y, sobre todo, ha logrado que los suyos actuaran unidos a lo largo de toda la crisis. La comparación con la anárquica mayoría que Boehner lidera en la Cámara no podía ser más evidente... Reid ha salvado Obamacare, así que el presidente tiene mucho que agradecer a un senador que va a cumplir 74 años pero que no parece cansado ni aburrido.

Mitch McConnell
El líder republicano en el Senado dejó que sus compañeros de la Cámara de Representantes llevaran el protagonismo. Mantuvo un perfil bajo y dejó que el speaker Boehner se quemara para al final, como siempre, cerrar él el acuerdo. Puede que alguno conservador se lo reproche e intente hacérselo pasar mal en las primarias que tiene ahora mismo, pero seguro que el dinero agradecido de Wall Street le compensa electoralmente.

Rand Paul
El senador por Kentucky está en plena campaña de suavizar su imagen de cara a las primarias presidenciales de 2016. Y va bastante bien... Ha dejado que su compañero Ted Cruz liderara este esfuerzo suicida y ha adoptado un tono bastante más conciliador. Si este último ha sido derrotado, él salió victorioso de su batalla hace unos meses. Nunca será la primera opción del establishment, pero puede ser que ahora lo toleren algo más.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Más impopular que una mierda de perro

El Congreso de los EEUU tiene peor imagen que las mierdas de perro. No es una hipérbole, lo dice una encuesta de Public Policy Polling que sitúa a los legisladores con sólo un 8% de aprobación. Pierden contra los excrementos caninos, desde luego, pero salen también peor parados que las hemorroides, los hongos de los pies y las cucarachas. Todo un logro.

No es como si alguna vez hubieran estado rodeados por el amor y la admiración ciudadana, pero este feo asunto del cierre gubernamental está poniendo las encuestas más divertidas que nunca. Según un sondeo de AP el 62% de los ciudadanos culpan principalmente a los republicanos y apenas un 28%, según encuesta de Gallup, tiene una opinión favorable de este partido. Es el mínimo histórico desde que se empezó a hacer valoración de partidos en 1992 y representa una caída del 10% en un mes. La razón no hay que buscarla muy lejos: según el sondeo del National Journal un 69% se opone al modo en que están negociando el presupuesto.

Subidos en esta ola de popularidad, el ala más dura de los republicanos intenta ahora transmitir que no es tan grave que no se aumente el techo de deuda. Y yo ahí tengo que discrepar: una cosa es cerrar parte del gobierno, con un impacto bastante reducido en las vidas del americano normal, y otra cosa es forzar una suspensión de pagos en el centro del capitalismo mundial. Si empiezan a no pagarse facturas, eso es serio. Si se llega a no pagar los intereses de la deuda, entonces es un verdadero desastre.

Por si las encuestas no lo dijeran claro, hoy los políticos han recibido otro rapapolvo de manos del capellán del Senado, que en su oración diaria en la cámara introducido una línea para pedir perdón por aquellas veces "es las que se pone la política" por delante del progreso.

De propina: la debacle republicana le hace parecer mejor en comparación, pero tampoco la popularidad de Obama lleva bien esta guerra presupuestaria. Lo que pasa es que al final la política americana es un juego binario donde siempre que el otro quede peor, tú ganas. 

La bola de cristal: pero el juego aún no ha terminado y aunque es de los que menos tiene que perder, el presidente haría bien en asegurarse de que la película no se da la vuelta. Un cataclismo económico durante tu presidencia tiene pocas lecturas positivas.


viernes, 4 de octubre de 2013

Entendiendo el shutdown

En el fondo, esto va mucho de quién tiene algo que perder y quién no:

Obama tiene poco que perder: 
Se acabaron los días en los que los republicanos podían sacarle grandes concesiones. El presidente acaba de presentarse a las últimas elecciones de su vida y las ha ganado, así que durante los años que le quedan su necesidad de hacer amigos es relativa. De hecho a estas alturas es poco probable que logre aprobar grandes medidas, con lo que su principal ocupación es proteger su legado y en este caso, su joya de la corona, la Reforma Sanitaria u Obamacare.

La mayoría de los republicanos de la Cámara de Representantes tiene poco que perder:
A través de años de retocar el mapa electoral han creado unos distritos electorales tan seguros que la mayoría de ellos no tiene la más mínima posibilidad de caer derrotado ante un demócrata. Lo que de verdad temen es un desafío en las primarias republicanas a manos de un candidato más conservador y por eso tienen bien poco que perder cone sto. De hecho, para la mayoría de los congresistas republicanos, cuanto más tensen la cuerda mejor.

Los demócratas tienen poco que perder:
Las encuestas lo dicen claro. El público no entiende el empeño en cerrar el gobierno para cargarse Obamacare y están dispuestos a culpar a los republicanos, en parte porque ya han visto esta película en anteriores crisis. Una vez más la maniobra encaja perfectamente en el relato que los demócratas quieren hacer de los republicanos: irresponsables, extremistas, etc...  Y de momento van ganando.

Boehner tiene mucho que perder:
El puesto, para empezar. El ala más extremista de los suyos ni le aprecia ni le respeta, pero le puede hacer caer. No es como si no lo hubieran pensado antes y una nueva historia de "ha vuelto a ceder" es toda la excusa que necesitan. Lo más probable es que Boehner ni siquiera quisiera armar este lío pero el "sector duro" le llevara a ello. Otra teoría interesante es la siguiente: Boehner quiere pactar con Obama en lo verdaderamente importante, el techo de gasto que se alcanzará el 17 de octubre, así que antes necesitaba dar batalla para dejar contentos a los suyos antes de decepcionarlos.

Wall Street tiene mucho que perder:
A la economía nada le asusta más que el desorden. ¿Funcionarios a casa sin cobrar y oficinas federales cerradas? Eso es desorden, pero ¿EEUU entrando en suspensión de pagos por primera vez en la historia porque el Congreso se niegue a elevar el techo de deuda? Eso es caos y es entonces cuando Wall St. levanta el teléfono y llama a los republicanos cuyas campañas paga y les dice que el juego ha estado bien, que se han divertido pero que ya es hora de volver a la normalidad. Ahora mismo el juego está entre las bases radicalizadas que dominan las primarias y los ricachones que pagan las campañas.

De propina: lo que es imposible es que haya acuerdo sin que los republicanos salven la cara. Obama tendrá que ceder algo, probablemente no en Obamacare, pero algo.

La bola de cristal: yo no me imagino un escenario en el que no aumente el techo de deuda antes del 17 de octubre. Los republicanos todavía pueden argumentar que el 'shutdown' es culpa de Obama por no querer negociar, pero lo otro sería enteramente su responsabilidad.

domingo, 29 de septiembre de 2013

¿Qué pasa si el gobierno echa el cierre?

El 30 de septiembre el gobierno federal agotará su presupuesto y si no se aprueba una prórroga, tendrá que cerrar por falta de dinero. Lo razonable es que se llegue a un acuerdo de última hora pero, ¿cuándo fue la última vez que la política estadounidense se comportó de un modo razonable? Como el pacto parece esta vez más difícil que nunca, es el momento de echar un ojo a todo lo que puede pasar si lo impensable acaba sucediendo.

Empecemos por el lado bueno: no todo el gobierno echará el freno. Los 'servicios esenciales' como las Fuerzas Armadas, el FBI o los controladores aéreos seguirán funcionando. También se pagarán las pensiones y la parte de la sanidad que es pública seguirá en marcha. Dicho lo cual, una parte sustancial de los 2,8 millones de empleados fedrales se marchará a casa sin sueldo ni fecha fija de retorno. Cerrarán los museos y parques nacionales, y también será más difícil hacerse con un pasaporte, un visado o cualquier otro tipo de trámite burócratico. Incluso la Casa Blanca tendrá que mandar a casa a tres cuartas partes de sus 1700 empleados. Podéis encontrar una lista de todo lo que se vería afectado aquí.

Los republicanos de la Cámara de Representantes han hecho ya su última oferta: una prórroga presupuestaria a cambio de retrasar un año la entrada en vigor de varias partes clave de la reforma sanitaria (sí: esa que ya fue aprobada y ratificada por la Corte Suprema antes de que Obama fuera reelegido con 5 millones de votos de margen) pero el presidente se niega en redondo a negociar "Pagar las facturas de América no es una concesión hacia mí. Eso no es hacerme un favor". Quiere acabar así con esta nueva costumbre de chantajear a la Casa Blanca con una suspensión de pagos nacional cada poco tiempo.

Una vez más, toca aguantar a ver quién pestañea primero.

De propina: tal vez lo peor de esta pantomima es la publicidad que le está dando al senador ultraconservador Ted Cruz. Labrándose su candidatura a la presidencia y después de bloquear el Senado con un filibuster durante horas y horas, es el republicano mejor valorado de cara a 2016 con un 20%. Gracias a Dios que las encuestas a estas alturas no significan nada.

La bola de cristal: y si hay shutdown se volverá contra los republicanos, como en el 95, pero tranquilizará a sus bases de cara a las primarias de este año.

lunes, 23 de septiembre de 2013

De nuevo ante el abismo: el último intento para cargarse 'Obamacare'

Y aquí estamos otra vez. Tras haber intentado anular la reforma sanitaria de Obama de todas las formas posibles, los republicanos que controlan la Cámara de Representantes han disparado su último cartucho: han aprobado un presupuesto para el gobiernop del que han retirado todo el dinero destinado a la reforma. En otras palabras, un chantaje al presidente: o renuncias a tu medida estrella o echas el cierre al gobierno en menos de un mes por falta de dinero. Ya explicamos en su día las consecuencias de algo así.

Una nueva vuelta de tuerca del lado más extremo del partido republicano. Poco importa que incluso muchos de sus miembros, sobre todo en el Senado, lo critiquen. No sólo los que consideran que es trafullero legislar por la puerta de atrás sobre una ley ya aprobada, confirmada por la Corte Suprema y pasada por elecciones; también los que piensan que es un error estratégico porque ni el Senado ni Obama aprobarán jamás algo así y además su partido cargará con la culpa si el gobierno tiene que cerrar sus puertas.

Al final todo es un juego de quién se lleva las culpas y el ala extremista que controla la Cámara piensa que puede sacar algo del asunto aunque Obama no ceda. Como mínimo la publicidad que tiene en círculos conservadores cualquiera que se oponga a Obamacare y tal vez una posición fuerte para negociar el acuerdo final. Cuando llegas a la mesa pidiendo el cielo, es razonable pensar que como mínimo saldrás convirtiendo en permanentes los recortes presupuestarios que trajo el 'sequester'.

De propina: me dejaba otra joya de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, también esta semana. Quitarles la ayuda de alimentos a cuatro milones de pobres. Otra más con pocas posibilidades de salir adelante pero que ya ha dejado una frase para la historia en boca del congresista Kevin Cramer "quien no quiera trabajar que no coma". 

La bola de cristal: y entre estas peleas presupuestarias se acabó el tiempo. Aunque queden aún tres años de mandato de Obama, se nos echa encima la campaña de las elecciones de mitad de mandato que se solapara con unas intensas presidenciales en 2016. Yo ya pronostico que no habrá reforma migratoria y por descontado que salvo gran sorpresa, tampoco control de armas.

martes, 3 de septiembre de 2013

Así se ve Siria desde la mesa de Obama

Crossposted en Americaneo.com

Pongamos que hay una guerra, una guerra civil bien sanguinaria incluso para los sanguinolientos estándares de la guerra en general. Pongamos que esa guerra es además en un país musulmán y que tras dos años de matanzas el dictador de turno decide cambiar de estrategia y un 21 de agosto arroja gas Sarín en un suburbio de Damasco provocando la muerte, una muerte horrible, de 1400 personas. ¿Qué haces si eres el presidente de EEUU?

Pues primero que todo, te avergüenzas, porque has dejado pasar dos largos años dejando hacer a unos a otros en Siria y de aquellos polvos vienen estos lodos. Luego piensas en opciones: puedes intentar una resolución de Naciones Unidas al estilo Gadafi pero sabes bien que Rusia y China vetarán. Puedes también intentar una acción individual al estilo iraquí y mandar a una división de marines a repartir leña a Homs, pero resulta que una encuesta de Reuters Zogby te dice que un 96% de los estadounidenses se oponen a mandar soldados a Siria. Están ya escarmentados de aventuras en Oriente Próximo.

Tras este razonamiento decides tirar por la calle del medio porque en realidad, tú no tienes muy claro quién te viene bien que gane esta guerra. De un lado Assad: malo. Del otro los 'rebeldes': ¿quiénes? Pues hace dos años los moderados tenían mayor predicamento en la oposición pero ahora quién más manda en la amalgama de luchadores es, lógicamente, quien tiene las armas. ¿Y de dónde viene el dinero para las armas? De Qatar y de Arabia Saudí. ¿Y qué tipo de gente gusta por esos lares? Los extremistas suníes. Y Al Qaeda también anda cerca, como siempre.

Así que tú, desde el despacho Oval, tomas una importante resolución. Decides que vais a ignorar todas las matanzas hechas con armas convencionales y que vas a actuar como si lo único que te importara fueran las armas químicas. Así de paso te haces el fuerte porque es en su uso donde marcaste una cacareada "línea roja" que el gobierno sirio no debía cruzar y resulta que Assad la ha traspasado esprintando y la foto finish dice que sí, que el ataque fue del gobierno. Así que ahora has cambiado de objetivo. Para Siria no quieres paz, ni democracia, ni una simple tregua: lo único que quieres es que no se maten con armas químicas. Y ese es algo que puedes conseguir con menos esfuerzo.

Así que te pones a preparar un ataque y a filtrar como un loco a la prensa que estás preparando un ataque. De este modo consigues mandar un mensaje de "esto no se hace" al gobierno sirio, darle tiempo para que esconda sus misiles y vacíe edificios clave, y también le das tiempo a la parroquia doméstica para que se haga a la idea. Pero entonces llega lo inesperado: resulta que el Congreso quiere tener la última palabra y autorizar la operación. Y tus abogados te dicen que te puedes pasar a las cámaras por el arco y hacer lo que te venga en gana, pero el asunto es difícil.

Por un lado no hay nada peor para un presidente de EEUU que parecer débil y el colmo de la debilidad es pedir permiso para hacer algo para lo que no necesites permiso... ¡y que te lo nieguen! Sobre todo ahora que tu popularidad está en un mínimo histórico del 44%. Pero por otro lado, estaría muy bien poder compartir con el Congreso el precio político de la situación, porque no hay que olvidar que la misma encuesta te dice que un 56% de la población se opone a cualquier tipo de intervención en Siria. Y luego está, claro, que tienes aún unas cuantas leyes que te gustaría aprobar y no te conviene cabrear a los legisladores. Sobre todo cuando 186 de ellos, desde los demócratas más izquierdistas a los republicanos más libertarios han firmado una carta advirtiéndote de que no lo hagas.

Así que al final pides permiso pero no pides permiso. Le dices a las cámaras que te autoricen pero dejando claro que puede ser que lo hagas igual aunque te digan que no. El único problema es que el Congreso está en su receso de verano y no vuelve hasta el 9 de septiembre pero total, qué más da, si ya llevan dos años matándose pues que sigan dos semanas más. Dos semanas después y lo que dure el debate. Y la votación, y  lo que las dos cámaras tarden en acordar un texto común. Y que todo congresista tenga su minuto de gloria en televisión...

Y mientras tú esperas a que te llegue una resolución a la mesa, Assad hará lo que le venga en gana y cambiará de sitio cuanto no quiera ver destruido por los misiles Tomahawk. Y te tocará prometer el oro y el moro a medio congreso para que te apruebe un operación menor, y luego ya te quedará poco que prometer para que te ayuden con las nuevas leyes de inmigración. Eso además de que a la izquierda de tu partido no le gustas porque no les gustan los bombardeos, los republicanos libertarios creen que los quieres arrastrar a otro Iraq, los neocons opinan que eres una nenaza por no invadir directamente y a todos los demás siempre les queda decir eso de "mis votantes no ven la necesidad" o "mis votantes no lo entienden". Lo que además es una gran verdad.

De propina: ¿la buena noticia para Obama? Si el Congreso vota SÍ será difícil que los republicanos fuercen otra crisis del techo de deuda cuando éste expire a mediados de octubre. No es popular echar el cierre al gobierno mientras hay una operación militar en marcha.

La bola de cristal: el Senado dará su permiso con casi total seguridad, con el apoyo rotundo del excandidato presidencial John McCain. La cámara, tengo muchas más dudas.

martes, 6 de agosto de 2013

Sobre la venta del Washington Post

Mi artículo en Americaneo.com Por qué Jeff Bezos no es ningún santo y otras reflexiones sobre la venta del Washington Post habla sbre el modelo de negocio que le ha hecho rico en Amazon empezando por esa planta en la que se trabajaba a 41º y la dirección prefirió tener ambulancias preparadas para las lipotimias antes que permitir abrir las puertas o instalar aire acondicionado.

miércoles, 31 de julio de 2013

Oposición salvaje

En un país como Estados Unidos, la capacidad de la oposición para fastidiar al gobernante es inmensa. Cuando la división de poderes funciona, y en Washington funciona y mucho, el sistema facilita miles de modos legales de poner palos en las ruedas. No hay mejor ejemplo que la batalla de la reforma sanitaria, la llamada ObamaCare.

El país parecía de acuerdo en que hacía falta la reforma, Obama lo convirtió en uno de los argumentos fundamentales de su primera campaña y fue elegido. Entonces comenzó un proceso legislativo más difícil que un parto, con mil batallas, hasta que finalmente un texto fue aprobado por ambas cámaras y  se convirtió en ley con firma del presidente. Uno pensaría que los republicanos, que se resistieron cuanto pudieron y un poco más, aceptarían la derrota y mirarían hacia delante... Pero ese uno no tiene ni idea de política estadounidense ni conoce el partido republicano de hoy en día.

Después de la aprobación de la ley, los gobernadores republicanos se negaban a aplicarla y la cosa llegó a la justicia. Los diferentes tribunales fueron pronunciándose hasta que la Corte Suprema, en una apretada decisión poco antes de las elecciones de 2008, dijo que la Reforma Sanitaria era constitucional. En fin, los jueces habían dicho la última palabra, ¿no? Pues efectivamente, no.

Porque los republicanos decidieron hacer de la reforma el eje de su campaña. Tanto el candidato Mitt Romney como el resto de los líderes del partido sintetizaron su rechazo en una simple promesa: derogar la Reforma Sanitaria el primer día de su mandato. Los votantes fueron a las urnas y votaron, y no eligieron al candidato que quería hacer desaparecer Obamacare, reeligieron al candidato que le había dado nombre. ¿Y qué hicieron los republicanos?

Pues parecía que, ¡al fin!, tirar la toalla. Después de una derrota rotunda, el speaker de la Cámara de Representantes John Boehner dijo que la elección había cambiado las cosas y anunció que Obamacare era "la ley del país". Ahí casi pensamos que iba a terminar el asunto pero con la negociación del nuevo presupuesto, el asunto ha resucitado. Porque puede que sea ley, puede que sea constitucional y puede que los votantes la avalaran, pero mientras el Congreso decida en qué se gasta el dinero público y los republicanos controlen una de las cámaras, la última palabra los está dicha.

Por eso el ala más dura de los republicanos tiene una nueva estrategia: si no puedes derogarla, simplemente quítale el dinero. Si el presupuesto no recoge un sólo dólar para aplicarla, ¿qué más da lo que diga la ley? Como estrategia es impecable, pero incluso algunos republicanos están inquietos por este modo de legislar "por la puerta de atrás" vía presupuesto. Principalmente porque saben que un presupuesto así jamás tendrá el acuerdo de la mayoría demócrata en el Senado y si no hay presupuesto, el gobierno federal tiene que echar el cierre, el 'shutdown' que explicamos hace unos meses. Y cuando manden a los funcionarios a casa y todo se paralice, las culpas van a volar y los republicanos tendrán que cargar con la mayor parte.

Por eso los líderes republicanos dudan. Escribir un nuevo capítulo de la guerra de Obamacare tiene muchos riesgos, sobre todo porque aunque Obama esté en horas bajas no va a renunciar a su logro legislativo más relevante. Tal vez sería más inteligente esperar a que entre vigor el grueso de la ley, que va a traer muchos problemas, y sacar tajada en la campaña de las presidenciales de 2012.

 De propina: lo mejor de este jaleo sanitario es que me ha evitado escribir de nuevo sobre la campaña de Anthony Weiner a la alcaldía de Nueva York. Ha tenido que reconocer que tras dimitir siguió intercambiando mensajes sexuales a través de la red y ya nadie se explica cómo su mujer, cercana a los Clinton, sigue apoyándole en este absurdo.

La bola de cristal: qué interesante va aestar la cosa para presidente en 2012. Hillary Clinton batiendo récords de donaciones sin haberse declarado aún candidata y las dos almas del partido republicano enfrentándose estos días en los medios: el gobernador de New Jersey Chris Christie y el senador de Kentucky Rand Paul.

martes, 23 de julio de 2013

El problema de los republicanos está en su líder

Abran bien los ojos porque no todos los días se escucha al supuesto líder de un partido una declaración de tal calado. John Boehner, speaker de la Cámara de Representanes y segundo en la línea de sucesión a lapresidencia, el republicano más poderoso del país, explica su posición ante la reforma migratoria aprobada por el Senado y que ahora tiene en sus manos:

"No se trata de mí, no se trata de lo que yo quiera. (...) En un tema tan complicado como este, que yo me pronuncie a favor o en contra de estos asuntos hará más difícil que logremos un texto. Si salgo y digo 'estoy a favor de esto y en contra de aquello', lo único que conseguiría es hacer mi trabajo más difícil"

Y este es el gran problema del partido republicano de hoy en día, lo que hace que no pueda ser un socio fiable para gobernar: la falta de liderazgo. No hay nadie a quien hacer una llamada desde la Casa Blanca para solucionar algo, y negociar uno a uno con los 234 congresistas que conforman la mayoría republicana en la Cámara. Boehner ha pervertido el proceso por su debilidad: en vez de liderar a los suyos son los suyos los que le lideran. La declaración lo dice claro, ante uno de los problemas más graves que tiene el país con sus 11 millones de indocumentados, el supuesto jefe de los republicanos no tiene opinión. Va a preguntarle a los suyos hasta dónde puede llegar y entonces ya veremos.

No digo yo que tenga que estar de acuerdo con los senadores, o con el presidente, o que tenga que colaborar, o que quiere dar papeles a unos o deportar a otros. Casi me da igual lo queiense pero me parece increible que no tenga opinión. O peor todavía, que tema tanto por su puesto de speaker que no se atreva a hacerla pública. Menudo líder. Se puede opinar los que sea de otros speakers recientes como Newt Gingrich o Tip O'Neill pero desde luego ellos siempre tuvieron muy claro a dónde querían ir, llegaran o no a su destino.

De propina: si The West Wing (El Ala Oeste de la Casa Blanca) es la referencia televisiva para aprender de política estadounidense, también la actual The Newsroom aporta algo aunque aunque sea aún más idealista que la anterior. En ambas se disfruta del diálogo ágil y divertido del maestro Aaron Sorkin.

La bola de cristal: la paz ha durado poco. Hablábamos hace poco del acuerdo entre los dos partidos en el Senado para desbloquear algunos nombramientos de Obama y ya esta semana caduca. Volverán las disputas. 

miércoles, 17 de julio de 2013

Guerra en el Senado: la "opción nuclear"

El Senado es una cámara interesante gobernada por reglas antiguas, oscuras y diseñadas para lograr el máximo nivel de consenso. Para eso sirve en realidad el 'filibuster': como explicamos cuando Rand Paul lo usó hace poco, la teoría dice que a un senador no se le puede callar una vez que se le da la palabra y por tanto cuando desea bloquear un debate sólo tiene que hablar y hablar hasta que los partidarios de la medida se rindan. Obviamente los parlamentarios de tiempos pasados ya se dieron cuenta de que era bastante inoportuno que un solo senador pudiera bloquear el trabajo de la cámara, así que se inventó la llamada 'cloture', que no es otra cosa que un voto para cerrar el debate y proceder a la votación. Para lograr la 'cloture' se empezó necesitando una mayoría de dos tercios y hoy de 60 senadores entre cien. Así se preserva el espíritu de defensa de las minorías del 'filibuster' y se evita que una mayoría simple haga y deshaga a su antojo como sucedería en la Cámara de Representantes.

El problema es que el 'filibuster', el bloqueo por parte de la minoría, se pensó como un último recurso, una medida desesperada para casos muy graves. Sin embargo, dicen los demócratas, ahora la minoría republicana lo usa sin parar y no precisamente para detener leyes polémicas. La ley establece que multitud de nombramientos del gobierno deben recibir el "consejo y consentimiento" de la cámara, o lo que es lo mismo: que Obama nomina y el Senado confirma. Tradicionalmente los senadores se limitaban a comprobar que el designado tuviera una formación y experiencia aceptable pero en los últimos tiempos los republicanos se han puesto muy cicateros y eso es lo que ha llevado al líder demócrata en el Senado, Harry Reid, a decir basta.

Porque la oposición republicana no se limita a no confirmar a los nominados que le disgustan, sino que por ejemplo se niega a aprobar por ejemplo a cualquiera que vaya a encabezar un departamento del gobierno que ellos consideren prescindible. Por eso y ante el atasco de nominaciones del segundo mandato de Obama, Reid ya hace meses que amenaza a sus colegas republicanos con la 'opción nuclear'. Esto es básicamente decirles lo siguiente: "vosotros podéis hacer 'filibuster' a lo que sea con 41 votos pero yo con 51 demócratas puedo cambiar las reglas del Senado y acabar para siempre con el filibuster".

A cuenta de esto se ha armado un revuelo descomunal pero, como pasa siempre en Washington, a veces la simple amenaza tiene más efecto que el hecho consumado. Un reunión de última hora entre 
Reid y el líder republicano Mitch McConnell ha hecho que el primero no cambiara las reglas a cambio de que el segundo se comprometiera a dar luz verde a un gran paquete de nominaciones de Obama. Como pasó en 2005 con el entonces presidente republicano, la oposición ha tenido que ceder para no perder su arma más valiosa: una minoría de bloqueo para las cosas verdaderamente relevantes. Las aguas ya bajan más mansas tras la (probablemente) última tormenta previa a las vacaciones de verano.

De propina: ¿echabais de menos al exvicepresidente Dick Cheney? No lo hagáis. Seguro que le vemos más ahora que su hija Liz ha decidido desafiar en primarias al senador de su propio partido Mike Enzi.

La bola de cristal: tengo ganas de escuchar la excusa que inventará el GOP en la próxima campaña tras haber troceado y condenado a muerte la reforma del sistema de inmigración. Va a estar divertido.

martes, 9 de julio de 2013

Sobrevivir a un escándalo sexual (en Nueva York)

Bienvenidos a Nueva York, bautizada a veces como la "ciudad del pecado" pero que en esta temporada electoral sería más correcto llamar "la ciudad de la redención". Porque la campaña que está en marcha en la ciudad se centra en las figuras de dos pecadores arrepentidos, dos políticos que estropearon un futuro previsiblemente brillante por culpa de un escándalo sexual.

Empecemos por Eliot Spitzer, que como Fiscal General de NY fue el azote de los banqueros de Wall Street  y por eso después arrasó en las elecciones a gobernador. Sonaba incluso como presidenciable cuando todo estalló: apareció en una grabación federal contratando los servicios de una red de prostitución de lujo y dimitió. Después de cinco años de intervenciones televisivas y de cuidar de sus negocios, el "cliente número 9" intenta ahora regresar a la arena política. A última hora se ha presentado al oscuro puesto de comptroller de la ciudad de Nueva York, una especie de fiscalizador de las cuentas de la ciudad. El puesto no tiene mucha consideración entre los políticos porque tradicionalmente no ha tenido mucho poder pero Spitzer cree que puede cambiar eso del mismo modo que cuando fue fiscal general. Ha empezado ya la clásica ronda de arrepentimiento y perdón por las televisiones pero no lo va a tener fácil. De hecho en su primer acto de campaña un votante le preguntó: "¿Por qué llegas tarde? ¿Estabas con una prostituta?"

Un caso similar pero a la vez muy diferente es el de Anthony Weiner. El excongresista por Brooklyn dimitió tras verse obligado a admitir que había mandado fotos de sus partes a varias mujeres vía twitter. Un vergonzoso asunto del que casi lo peor fueron las lamentables excusas que dio: si le habían hackeado la cuenta, si era una broma... Con todo la gran diferencia con Spitzer es que el gobernador hizo algo ilegal mientras que lo del congresista es bochornoso pero de menos importancia. Tal vez por eso Weiner tiene el valor de presentarse al gran premio, al puesto de Alcalde de Nueva York, y no sólo eso sino que las encuestas le dan posibilidades muy serias de hacerse con la nominación demócrata y por tanto con el puesto.

Los dos buscan el perdón del electorado y esa es la clave de sus campañas. En Estados Unidos gustan mucho las historias de redención, de fracasos y recuperaciones, y tampoco hay que olvidar que los siempre liberales neoyorquinos le dan mucha menos importancia a un escándalo sexual que a otras cosas. Y no hace ni tanto que la conservadora South Carolina eligió de nuevo a un adúltero confeso como el exgobernador Mark Sanford. En resumen: cosas más raras se han visto.

De propina: Rick Perry no se presentará a un histórico cuarto mandato como gobernador de Texas, lo que casi todo el mundo interpreta como una señal de que volverá a intentar conseguir la nominación republicana a la presidente. Esta vez intentará recordar el nombre de los tres departamentos del gobierno que quiere cerrar.

La bola de cristal: y tener a dos candidatos con escándalo a cuestas es el sueño húmedo de la salvaje prensa sensacionalista de Nueva York. Ya han empezado con portadas como esta, pero seguro que lo mejor está por llegar.

viernes, 5 de julio de 2013

Feliz 4 de julio! (no apto para antiamericanos)

¡Feliz cuatro de julio! Hay pocos días en el año en los que uno no encuentre una buena razón para criticar a Estados Unidos, eso hasta yo tengo que reconocerlo. El ser humano es por naturaleza crítico con el poder y el poder en el mundo, de momento, es EEUU. Además cuando uno manda tiene muchas más posibilidades de equivocarse... Todo eso es cierto pero tanta crítica degenera fácilmente en un falso estereotipo: esa idea absurda que muchos todavía tienen de un país de ignorantes, violentos, racistas... Pues hoy no va a ser, hoy es cuatro de julio y no voy a hablar del país de Walt Whitman y Truman Capote, de las mejores universidades y las grandes películas. Pero sí que voy a hablar del país que he visto cambiar para bien.

Porque el país de los intolerantes eligió y reeligió a un presidente negro cuyo segundo nombre es Husseín. El país del racismo tiene 50 millones de hispanohablantes. El país de la ignorancia ha ganado 34 premios Nobel sólo en los últimos diez años.

Not that bad. Que tengáis un muy muy muy feliz Cuatro de Julio.

De propina: y la cosa no va tan mal. El 85% de los estadounidenses está "extremadamente" o "muy" orgulloso de ser de su país.

La bola de cristal: el año que viene, con suerte, veré los fuegos del 4 de julio en Nueva York.

martes, 25 de junio de 2013

Una agenda difícil antes del verano

También los políticos tienen ganas de irse de vacaciones. Washington DC tiene un verano incómodo, caluroso y a la vez muy húmero. Cómo no van a querer marcharse a sus casas de veraneo y perder de vista la cúpula del capitolio en cuanto el Congreso y la Corte suprema entren en su receso estival... Pero no. Aún queda tiempo antes de que el gobierno eche el cierre por vacaciones y hay mucho que hacer. Una agenda difícil antes del verano.

Inmigración: la reforma migratoria coge tono y sus impulsores tienen prisa. El grupo de senadores de ambos partidos que la ha redactado el texto cree que puede lograr unos setenta votos, un apoyo republicano suficiente como para que la mayoría de conservadora en la Cámara de Representantes no tenga más remedio que echarle un vistazo. Si la ley no llega al escritorio de Obama antes de que el Congreso se vaya de vacaciones será más difícil. Eso a pesar de lo que argumentaba esta semana en gran Walter Shapiro.

"Tenemos una reforma buscada desesperadamente por un grupo clave de votantes, apoyada por poderosos grupos de presión y por el presidente, que además ahorraría dinero al gobierno. Si Washington no puede lograr un acuerdo sobre inmigración bajo esas condiciones, lo siguiente que veremos será terribles batallas sobre qué nombre poner a una oficina de correos. En política no se puede tener más fácil"

Matrimonio gay: la Corte Suprema tiene que pronunciarse sobre la constitucionalidad de la Proposition 8 de California, que prohibe el matrimonio entre personas del mismo sexo. También sobre la polémica "Ley de defensa del matrimonio" que lo define como una unión entre hombre y mujer, excluyendo a las parejas homosexuales de todos los beneficios de la ley federal.

Snowden: la diplomacia estadounidense tiene que jugar a la "caza del espía". El secretario de Estado John Kerry debe mover sus mecanismos para evitar que algún país de asilo al célebre "filtrador" que hizo públicos los programas secretos de espionaje de las comunicaciones. Seguro que tiene ganas de hacerlo bien para evitar incómodas comparaciones con Hillary Clinton, pero no lo tienen fácil. De momento Snowden sigue en la zona de tránsitos del aeropuerto de Sheremetyevo, en Moscú, que teóricamente no es territorio ruso y desde donde puede ir a donde quiera.

Armas: la inciativa para limitar el acceso a las armas fracaso en el Senado pero, según ha dicho el vicepresidente Biden, desde entonces cinco senadores han hablado con él y están dispuestos a cambiar el sentido de su voto tras ver el efecto que ha tenido en sus encuestas. Los milagros existen, pero a ver.

De propina: y despachando los asuntos de final de curso la Corte Suprema se ha llevado por delante una parte clave de la "Ley de Derechos Electorales". Algunos estados del sur estaban obligados a remitir a Washington todo cambio en sus leyes electorales para asegurar que no vulneraban los derechos de las minorías. Eso se hacía usando unos datos de 1972 y la resolución dice que hay que actualizar esos datos. Razón no les falta pero a ver cómo lo soluciona el Congreso.

La bola de cristal: hoy se vota en Massachusetts. En juego está el escaño en el Senado que ha dejado libre John Kerry. A pesar de que el demócrata Ed Markey va muy por delante en las encuestas, los republicanos esperan una sorpresa de última hora gracias a los indecisos. Yo no lo veo.


domingo, 23 de junio de 2013

Una gran noticia: el Diario se muda a USAmérica

Queridos amigos del Diario de USAmérica,

Primero que todo, perdón por el silencio de las últimas dos semanas. Como entenderéis ahora mismo, está siendo una época de grandes cambios y sé que sabréis disculpar mi falta de diligencia al contaros los últimos manejos del espionaje de Snowden o las decisiones trascendentales que esta semana tiene que tomar la Corte Suprema.

Al grano: he tenido la inmensa suerte de ser elegido como uno de los becarios Fulbright para este año, lo que en la práctica quiere decir que a mediados del verano me marcho a vivir una larga temporada a Nueva York. Si no sucede nada raro con el visado, el próximo curso estaré estudiando el Master en Elecciones y Campañas Electorales de la Forham University. Todo aquel que haya venido leyendo este blog durante los últimos años ya se hace una idea de que para mí es hacer realidad un sueño. 

Así que poco más que eso, sólo quería compartirlo con vosotros ya que sois los que mejor conocéis mi pasión por EEUU y por su política. En principio el Diario seguirá vivo y mantendrá su formato actual, sin convertirse en un blog de viaje ni nada por el estilo. Os iré contando más novedades por aquí, pero gracias por vuestra paciencia y confianza. Un abrazo,

Carlos Hernández-Echevarría
Diario de USAmérica


jueves, 6 de junio de 2013

Cuando muere un senador

En esta vida política coreografiada al segundo hay ya pocos acontecimientos que dependan enteramente del azar, que sean por completo imprevisibles. Pero la muerte, de momento, sigue viniendo sin anunciarse en la mayoría de los casos y el pasado lunes visitó al senador demócrata de New Jersey Frank Lautenberg. Hubo elogios y también alguna lágrima, pero todo eso ocupó un espacio mínimo al lado de la gran pregunta urgente ¿qué pasa con su asiento en el Senado?

La decisión dependía del gobernador Chris Chistie, un republicano moderado que tiene encandilado a un estado de fuerte tradición demócrata y que quiere ser presidente en 2016. La ley le ofrecía tres opciones:
  1. Nombrar un sustituto de su agrado para que ocupe el escaño hasta que acabe el mandato del senador fallecido, en noviembre de 2014. Era la opción preferida de su partido porque daría al candidato tiempo para lucirse en el Senado, recaudar dinero y hacerse querer por los votantes. En un estado que no tiene un senador republicano desde 1979 era casi la única esperanza de victoria para el partido, pero además significaba que los republicanos del Senado contarían con un muy necesitado voto adicional. Los demócratas se daban cuenta perfectamente y dijeron bien alto que retrasar hasta entonces la elección era una manipulación, que había que preguntar a los electores.  
  2. Nombrar un sustituto hasta la siguiente cita electoral normal, la elección a gobernador del 5 de noviembre de este año. Los demócratas estarían de acuerdo y los republicanos se enfadarían, pero sería un opción barata de acudir pronto a las urnas sin convocar una elección especial.Hasta ahí bien pero la opción representaba un riesgo para el propio Christie. El demócrata más popular del estado, el alcalde de Newark Cory Booker, quiere presentarse al Senado y a Christie no le interesa coincider con él en la papeleta electoral. El gobernador tiene prácticamente asegurada la reelección pero si Booker ilusiona al electorado demócrata para que acuda a las urnas para enviarle al Senado, puede que ya de paso voten por cualquier demócrata que se presente contra Christie. 
  3. Nombrar un sustituto convocar una elección especial separada sólo para cubrir la vacante del senador muerto. Los demócratas estarían encantados de poner a Cory Booker en el Senado sin tener que acurdir a las urnas el mismo día que se vota al ultrapopular gobernador Christie, pero los republicanos renunciarían a sus pocas posibilidades de victoria. Además, supondría convocar una elección más, con el gasto público que eso supone.

¿Cuál creéis que ha escogido? Pues la opción tres, evidentemente. Ha preferido enfadar a su partido y costarle un asiento en el Senado a arriesgar aunque sea mínimamente su reelección. New Jersey irá a las urnas a escoger senador apenas dos semanas antes de la elección normal a gobernador. Chris Christie ha dicho que "ni sabe el precio de la elección ni le importa", pero debería. Se acaba de ganar unos cuantos enemigos más entre los republicanos de cara a las primarias presidenciales de 2016: los que le echarán en cara el derroche de tener dos elecciones por motivos partidistas y los que le acusarán una vez más de simpatizar con los demócratas. Después de haberse hecho fotos con Obama en la última campaña, esto seguro que también se lo recordarán.

De propina: la confirmación de que la National Security Agency recopila los datos de consumo telefónico de millones de estadounidenses es indignante, y va camino de abrir un nuevo frente para la Administración Obama cuando ya tiene acusaciones serias de ejercer de Gran Hermano. Se puede hacer gracias a las leyes del pánico aprobadas tras el 11-S por Bush, pero eso no le quita ni pizca de importancia.

La bola de cristal: y como era de esperar, los dos inspectores de impuestos a los que el gobierno les ha cargado encima el escándalo, dicen que actuaban obedeciendo órdenes de arriba. No hemos visto ni mucho menos el último capítulo del escándalo del IRS.

lunes, 20 de mayo de 2013

Obama capeando el temporal

La navidad ha llegado con seis meses de adelanto para los republicanos. La revelación de que el IRS inspeccionó a grupos conservadores por motivos ideológicos es el escándalo perfecto para unir al partido: hace realidad todas las paranoias de "gobierno Gran Hermano" de los libertarios y la maldad instrínseca que los republicanos ven en Obama. Todos ganan, salvo la Casa Blanca.

Además el momento también es bueno. Justo después de las últimas revelaciones sobre el fiasco del consulado de Bengasi y poco antes de que el Departamento de Justicia reconociera haber pinchado telefonos de periodistas de Associated Press. Lo suficiente para que dé la impresión de que a la Casa Blanca se le acumulan los problemas y así poner al presidente a la defensiva. Tampoco ayudó que el presidente tardara tres días en salir a dar explicaciones. Para cuando dijo que se había enterado del asunto por la prensa, que le parecía inaceptable y anuncio el despido del jefe del IRS ya era tarde.

Por suerte para el presidente, los republicanos saben que les ha caído una bendición del cielo pero tienen muy claro qué hacer con ello. Empezó el presidente de la Cámara de Representantes John Boehner muy contundente: "no me interesa quién va a dimitir por esto, me interesa quién va a ir a la cárcel". Otros incluso hablaban ya de impeachment y sacaban comparaciones con Nixon. Sin embargo ahora les ha entrado un miedo bien justificado a pasarse de frenada. En el el fondo saben que Obama está de retirada y tienen que buscar escándalos que lleguen vivos a las elecciones de 2016.

Lo que es indudable es que el clima ha cambiado y que por primera vez desde el pasado noviembre el viento sopla del lado republicano. Cierto es que no sería el primer escándalo que Obama esquiva con habilidad. Temas como Fast&Furious o el siempre pospuesto cierre de Guantánamo no le han hecho mella. Esto, sin embargo, es diferente. No es un asunto extranjero ni una rareza conspirativa, ni el desastre lejano de Bengasi ni la indignación periodística de lo de AP... Como decía un analista esta semana, la diferencia es que no hay un sólo estadounidense que no sepa qué es y qué hace el IRS. Por la cuenta que les trae cuando presentan la declaración de la renta.

De propina: y parece que el propio IRS ya tiene sus culpables. Dos empleados de la oficina de Cincinatti que habrían sido "demasiado agresivos" con los grupos de derecha. Me resulta extraño que nadie de arriba supiera nada.

La bola de cristal: por no decir que es imposible.

lunes, 13 de mayo de 2013

El lado más oscuro de Obama

No, el título no es un chiste malo. Es la constatación de que la presidencia de Obama ha llegado a ese punto al que suelen llegar todas las administraciones que se alargan en el tiempo: el momento en que aparecen los fantasmas. Los del actual presidente han terminado de explotar esta semana, cuando se ha sabido que el IRS se ha dedicado a inspeccionar a fondo los impuestos de grupos de derechas y ha quedado además claro que el gobierno hizo todos los esfuerzos para ocultar el papel del terrorismo en el asalto al consulado de Bengasi en Libia.

Ahora en Washington empieza la inevitable serie de preguntas: quién lo ordenó, quién lo sabía y cuándo lo supo. ¿Obama en persona? No es como si fuera el primer presidente que usa a los inspectores de Hacienda para perseguir a sus enemigos políticos ni la primera administración que maquilla una gran crisis internacional. Tampoco le pasará factura en las encuestas inmediatamente, donde el presidente goza de buena salud. El problema, como siempre, son las expectativas. No puedes ser el presidente de la esperanza y el cambio y a la vez producir la misma basura y usar los mismos trucos de toda la vida.

Ya es lamentable que se hagan 'inspecciones especiales' a las organizaciones que lleven en su declaración las palabras "tea party", "patriota" o que se declaren preocupadas por el gasto gubernamental. Casi más triste es que con un diplomático muerto la se editaran una y otra vez los informes de la CIA para camuflar la naturaleza del ataque. Y sin embargo son dos caras de la mis moneda: que la primera prioridad para un gobierno es ocultar sus fallos y mantenerse fuerte en el poder. El resto, incluido el 'Yes we can', es poesía. Y en los segundos mandatos se lleva más la prosa.

De propina: el escándalo del IRS suena mucho a Nixon. Pero que nadie se engañe, otro al que también le gustaba mandarle los inspectores a sus enemigos políticos era al ícono liberal Fanklin D. Roosevelt. 

La bola de cristal: sin embargo ya veréis como Obama no se lleva gran culpa por lo de Bengasi. A fin de cuentas el presidente ya está de retirada y los republicanos pueden intentar derribar a toda una pieza de caza mayor, la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton. A esa sí que les interesa tirarla del caballo.

jueves, 2 de mayo de 2013

Una nueva oportunidad para el control de armas

Bien sabéis todos los lectores de este blog que siempre soy escéptico con las posibilidades de endurecer el acceso a las armas. Es una prudencia que se adquiere mirando cómo acabaron los intentos pasados y echando un vistazo a la formidable maquinaria política de la NRA... Sin embargo puede ser que esta vez me haya equivocado.

Cierto es que hace unas semanas fracasó en el Senado el último y modesto intento de control de armas: la verificación de identidad para impedir que enfermos mentales y asesinos condenados puedan comprarlas. Sin embargo, a diferencia de otras veces, a los senadores que se han opuesto no les está saliendo gratis haber descarrilado una medida que contaba con un 90% de aprobación popular. Senadores republicanos como Kelly Ayotte de New Hampshire ha visto cómo se hundía su popularidad y demócratas en estados pro-armas como Max Baucus de Montana también han sentido el castigo. Este, que ya ha anunciado que se retira, está recibiendo presiones también en televisión.

Otros como el republicano de Pennsylvania Pat Toomey han vivido el efecto contrario. Tras prestar su nombre y su apoyo a la medida, el republicano ha subido como la espuma en las encuestas. Tanto que se le ha escapado alguna verdad:
"Si no se aprobó fue porque estamos demasiado politizados. Hubo algunos en mi bando que no querían aparecer ayudando al presidente a hacer algo que quería hacer. Sólo porque el presidente lo quería"
Varios senadores están sufriendo las consecuencias de oponerse a una medida con tanto apoyo popular. Puede que si la ley vuelve a votarse antes de verano sí tenga 60 votos para romper el filibuster... y no le faltan padrinos.

De propina: el senador republicano de Texas Ted Cruz se plantea competir por la presidencia. Otro novato con ambición como Obama, pero en este caso ultraconservador.

La bola de cristal: reciben mucha atención las encuestas que ponen a Hillary Clinton arrasando entre los candidatos a primarias presidenciales de 2016. Ninguna encuesta nacional será relevante hasta dentro de casi tres años, después de los caucus de Iowa y las primarias de New Hamsphire. ¿Dónde estaba Obama en las encuestas nacionales de 2005?

domingo, 28 de abril de 2013

El regreso de (los) Bush

Esta semana George W. Bush ha vuelto. Tras más de cuatro años de perfecto silencio, que es el estado natural de un expresidente, esta semana inaugurado su biblioteca presidencial y ha escuchado los elogios que tal evento siempre deja. Se le vio relajado y feliz en compañía de los otros cuatro presidentes vivos, incluyendo a su propio padre, pero era inevitable preguntarse qué dejó para la historia. Sus partidarios hablarán del 11S, de la expansión de Medicare y de su iniciativa educativa No Child Left Behind. El resto tendrá más presente esa crisis que todavía no hemos resuelto y los miles de muertos de una guerra perfectamente evitable en Irak.

Si la pregunta es de qué lado hay más gente, la respuesta es sencilla de encontrar en las encuestas publicadas esta semana: sólo un 47% de los estadounidenses le aprueba. Para un político en ejercicio no estaría mal pero es una miseria para un expresidente que le situa como el segundo peor valorado de los últimos 50 años. El campeón de la mala fama es, por supuesto, el dimitido presidente Richard Milhaus Nixon. Eso ya sería demasiado.

De modo que ya sabemos que Bush hijo sigue sin caer muy bien pero, ¿qué hay de Bush hijo número dos, Jeb Bush? Esta era una gran semana para hablar de su muy rumoreada campaña presidencial y era imposible no preguntarle a la familia su opinión al respecto. Su hermano George W. que algo sabe de esto, dice:
"Sería un candidato maravilloso si se decide, no necesita mi consejo porque a sabe cuál es: preséntate"
Menos entusiasta es la madre de ambas, la exprimera dama Bárbara Bush:
"Es de lejos el más cualificado, pero no. Creo que es n gran país con muchas grandes familias y no sólo cuatro. Hay otra gente por ahí que está muy cualificada y ya hemos enido suficientes Bush"
Y aquí pone el dedo en la llaga. Más allá de sus cualidades como candidato Jeb Bush sería el ercero de su familia directa en ocupar la presidencia. Los tres últimos presidentes republicanos compartirían el mismo apellido y eso se parece mucho a la monarquía que EEUU nunca ha querido ser. Un enfrentamiento con otra dinastía como los Clinton tendría su gracia, eso sí.

De propina: el establishment republicano tiene hecho un cálculo frío sobre la reforma de la Inmigración. Los jefes del partido saben que electoralmente no es un buen camino y los grandes empresarios que lo financian siempre han estado a favor de solucionar el problema en busca de más consumo y mano de obra. Ahora a ver si el ala puramente conservadora, que ya está bastante cabreada al respecto, no gana la partida.

La bola de cristal: en la última propina hablábamos del congresista Louie Gohmert y su teoría de que Al Qaeda entrenaba a sus agentes para que se comportaran como hispanos y se colaran por la frontera de México como sin papeles. La de esta semana es aún mejor, al más puro estilo de la caza de brujas de McCarthy, cuando ha denunciado que en la administración Obama hay infiltrados muchos miembros de los Hermanos Musulmanes. Creo que no tardaremos en oír hablar otra vez de él. Le vendrá bien.

lunes, 22 de abril de 2013

Las consecuencias políticas del atentado de Boston

Aunque cuatro muertos sean normalmente un pie de página en la prensa nacional estadounidense, el atentado de Boston es mucho más que el drama de los tres asistentes a la maratón y el policía tiroteado mientras iba a la caza de los autores. Mucho más que los dos centenares de heridos y los dos días que ha pasado Boston en estado de sitio. La violencia ciega, premeditada e indiscriminada siempre deja una consecuencia política pero en este punto tiene la oportunidad de darle la vuelta a la agenda legislativa del país.

Primero tenemos que los supuestos responsables son dos inmigrantes legales de origen checheno, justo ahora que por fin ocho senadores de ambos partidos se habían puesto de acuerdo en una reforma de la política de inmigración que hace mucha falta. Dos jóvenes que entraron en el país como refugiados, que recibieron becas educativas y que sin embargo golpearon con saña contra el país que les había acogido. Es como para reflexionar sobre el asilo y la integración, pero además abre la puerta a aquellos que quieren una política de simple mano dura y fronteras cerradas. Se ha creado un buen caldo de cultivo emocional para el miedo al emigrante. Lo cierto es que el punto más controvertido de la ley era la posibilidad de nacionalización para más de diez millones de 'sinpapeles' y eso poco tiene que ver con los hermanos Tsarnaev que estaban en el país de forma legal, pero eso no va a detener a los muchos enemigos de la legislación. Un ambiente en que se vea al extranjero como peligroso siempre les beneficia y si la semana pasada era el congresista Steve King quien relacionaba las dos cosas hoy ha sido el poderoso líder republicano del comité judicial del Senado, Chuck Grassley.

También debería surgir un debate sobre cómo el Senado acaba de echar atrás un muy limitado intento de control de armas que se basaba en analizar los antecedentes. Los dos sospechosos habían estado vigilados por el FBI y sin embargo pudieron comprar armas y usarlas en un tiroteo que dejó un policía muerto. Obama podría usarlo como argumento pero lo cierto es que en líneas generales, el terrorismo siempre beneficia políticamente a los republicanos. Una nación asustada se vuelve hacia el que más mano dura promete y si uno estudia las últimas citas electorales siempre se da cuenta de lo mismo: si la conversación va de economía, bienestar, sanidad... Se imponen los demócratas. Si la cosa se centra en seguridad nacional o defensa, los republicanos se llevan el debate.

Cuando el Senado no pudo sacar adelante esta tímida reforma sobre las armas Obama lo llamó "una vergüenza" y dijo que había sido sólo "el primer asalto". Si los senadores ya mostraron poco interés por jugarse su carrera en una medida que tenía pocas posibilidades de ser refrendada por la mayoría republicana en Cámara de Representantes, ahora la cosa pinta mucho peor y no sólo políticamente. Una persona asustada tiene muchas más posibilidades de querer un arma en su mesilla sin ningún trámite administrativo de por medio... Aunque la siguiente frase de un senador estatal de Arkansas es desafortunada, también encierra algo de verdad: "Me pregunto cuántos liberales de Boston pasaron la noche acobardados en su casa y deseando tener un AR-15 con n cargador de alta capacidad".

De propina: interesante teoría también la del congresista republicano de Texas Louie Gohmert. Al Qaeda entrena agentes para que se hagan pasar por hispanos para cruzar la frontera desde Méjico como iñegales. Se ve que a él todas las pieles marrones le parecen iguales.

La bola de cristal: por cierto que el expresidente George W. Bush va saliendo del ostracismo para decir por ejemplo que quiere que su hermano Jeb se presente a presidente. Él sigue siendo muy impopular pero aún así el apellido ayudaría: dinero y grandes contactos.

miércoles, 17 de abril de 2013

Sacando tajada del atentado de Boston

Tres muertos, dos centenares de heridos y muchas incógnitas. Algunos dicen que el hecho de que las bombas explotaran el "tax day", el último día para presentar la declaración de la renta, apunta a que el autor puede ser un radical antigubernamental como el del atentado de Oklahoma. Otros hablan de un estudiante árabe. No faltan los de siempre que culpan al gobierno. ¿La realidad? Ahora mismo nada se sabe, pero muchos están dispuestos a sacar partido.

El premio al más repugnante es para el congresista republicano de Iowa Steve King. El señor King ya lleva un tiempo enfadado porque se siente ninguneado por los ocho senadores de ambos partido que están pactando una reforma migratoria. Hoy, el día después del salvaje atentado, esto es lo que tenía que decir:
"Hay que tener cuidado con las prisas para la reforma migratoria, especialmente tras el atentado de Boston (...) Algunas especulaciones dicen que sí, que era un extranjero, que potencialmente era una persona con un visado de estudiante"
Ahí tenéis a un miembro del congreso que quiere descarrilar un proyecto de ley aún no presentado por "algunas especulaciones" que dicen que el autor del atentado era "potencialmente" un extranjero. La verdadera pena es que no va a ser el único que aproveche el río revuelto de Boston... Y no me cabe duda de que dentro de poco oiremos a alguien decir que lo que hacía falta para haber evitado el desastre eran más facilidades para conseguir armas, a ver si así pueden obstaculizar también de paso esa reforma.

De propina: interesantes las cifras de donaciones de este primer trimestre de 2013 como termómetro de la preparación de algunos candidatos para las presidenciales de 2016. Fantástico récord para Marco Rubio con 2,28 millones, sobre todo teniendo en cuenta que no le tocaría presentarse a la reelección en el senado hasta 2018...

La bola de cristal: ¿Recordáis al congresista neoyorquino que dimitió tras enviar fotos de cntenido sexual a mujeres a través de su twitter? Pues el demócrata Anthony Weiner tiene revolucionada la política neoyorquina con su más que probable regreso para presentarse a alcalde. Deben pensar los votantes que tal cual está la política hoy en día, hay cosas mucho más difíciles de perdonar. Yo no lo descarto.

martes, 2 de abril de 2013

El difícil equilibrio de Marco Rubio

Cuando Obama se impuso en 2008 acabó con una racha histórica que no tenía nada que ver con el color de su piel. Hacía 48 años, desde la victoria de John F. Kennedy en 1960, que ningún senador en ejercicio había sido elegido presidente. Cada minuto que un político pasa en la cámara, disminuyen sus posibilidades de ser presidente. Principalmente por la obligación de posicionarse todos los días ante la multitud de temas polémicos que pasan por la cámara. Cada voto que emiten queda grabado y no puede cambiarse, como bien aprendió Hillary Clinton tras apoyar la invasión de Irak y pagar luego un alto precio en las primarias de 2008.

Por eso no me queda más remedio que elogiar el valor de Marco Rubio. Cuando está bastante claro que quiere presentarse a presidente, ha decidido ponerse a la cabeza de un tema tan espinoso como la reforma de la inmigración. Aunque parezca una postura lógica por su condición de hijo de inmigrantes cubanos, políticamente es un movimiento arriesgado y encierra un doble mérito: primero porque su postura a favor de incluir una vía para que los 'sinpapeles' accedan a la ciudadanía le pueden hacer mucho daño entre el electorado de las primarias republicanos y segundo porque de todos los candidatos, por motivos obvios, es el único que no necesitaba congraciarse con la comunidad latina.

Tal vez piensa que está tan claro el papel hispano en la última derrota de Mitt Romney que sus rivales en primarias no se atreverán a atacarle por la inmigración, pero aún así se la juega. Por eso está tratando de bajar la velocidad a la reforma que negocian ocho senadores de ambos partidos. Trata así de construir un consenso más profundo que no espante mucho a los conservadores y presentar un texto que pueda pasar por el Senado con cierta holgura y tal vez así, superar el tramite más complicado de convencer a la mayoría republicana en la Cámara de Representantes.

Por eso este fin de semana ha tratado de enfriar un poco las expectativas de un acuerdo inmediato, ganar tiempo para que los conservadores no sientan que se la están colando por la puerta de atrás. Rubio le ha prometido a las bases republicanas que la creación de la ley tendrá un proceso largo y abierto a enmiendas. Todos sabemos que eso eleva las posibilidades de un fracaso sonado, pero para Marco Rubio es casi más importante conservar su impecable currículum conservador y no hacerse enemigos en ese ala. Ya se ha arriesgado bastante.

De propina: dice el exspeaker y candidato presidencial Newt Gingrich que Obama ha sido el mejor comercial para los fabricantes de armas, disparando sus ventas ante el temor bastante infundado de que el presidente restrinja su compra. Lo peor es que esta vez lleva razón.

La bola de cristal: una de las grandes citas electorales del año es la elección a gobernador de Virginia. Allí el exjefe de campaña de Hillary Clinton, Terry McAuliffe, ha tenido la inteligencia de insinuarle a donantes y grandes estrategas que apoyarle es una buena manera de empezar a moverse en el ámbito de la probable candidaturade Hillary a la presidencia en 2016. Y creo que ha acertado.

sábado, 30 de marzo de 2013

Por qué el control de armas va camino de un nuevo fracaso

La respuesta corta a la pregunta que plantea el título sería "por lo de siempre" y la más larga debería empezar, de forma obligada, por "porque los estadounidenses en realidad no quieren que se limite el acceso a la armas". Tras cada gran matanza, sobre todo si es en una escuela, las fuerzas del sentido común toman las televisiones y aupadas en el dolor y la solidaridad, intentan forzar al Congreso a que actúe. La maquinaria se pone entonces en marcha e incluso algunos de los más firmes defensores de las armas se muestran abiertos a un compromiso, pero es sólo una maniobra para ganar tiempo hasta que las aguas bajen más calmadas y la atención del país se haya disipado. Es el guión de siempre y también el de ahora,

Sin intención de hacerme demasiado autobombo, tengo que reiterar lo que ya anuncié horas después de la matanza de la escuela Sandy Hook: que cualquier restricción a la venta de armas lo tiene difícil, por no decir imposible. El plan más ambicioso era la prohibición de las armas de guerra y de cargadores de alta capacidad patrocinada por la senadora californiana Dianne Feinstein que puede que no llegue ni a votarse, aunque poco importa porque está muy lejos de tener los votos para aprobarse. La propuesta más conservadora era un acuerdo para chequear los antecedentes de los compradores de forma que enfermos mentales o probados asesinos no pudieran llevarse a casa un arsenal. Esto parecía estar encarrilado pero ni eso parece seguro y ya muchos de los enemigos de la regulación recuerdan con cinismo que todas las armas de la matanza de Newtown en Connecticut fueron compradas legalmente y con estudio de antecedentes, en este caso los de la madre del asesino.

Es cierto que la Asociación Nacional del Rifle es poderosa y que sus aliados en el Congreso, muy silenciosos durante las semanas siguientes a la masacre, pueden permitirse ahora ser más agresivos... Es también verdad que en 2014 hay elecciones al Senado en muchos estados tradicionalmente conservadores y que por esto hay muchos demócratas acobardados... Pero el verdadero problema está en el país. Unos días después de la tragedia de Sandy Hook un 57% de la población se mostraba a favor de endurecer la legislación de armas, hoy esa cifra ha caído hasta el 47%. No es que no duelan las matanzas, pero en el fondo no existe una conciencia general de que las armas son un problema. O no la suficiente. Tal vez los 12 millones que va a gastarse el alcalde de New York Michael Bloomberg empiecen a cambiar eso, pero de momento la matanza es corta y Sandy Hook lleva un recorrido político similar a Columbine, Virginia Tech o Aurora. Hacia la nada.

De propina: mejor cara lleva, en teoría, la reforma de la inmigración. Con un partido republicano resuelto en teoría a 'hacer las paces' con los hispanos y un grupo bipartito de ocho senadores llevando las riendas, Obama ha dicho que espera que se presente un propuesta a principio de abril y que se apruebe para otoño. Desde luego hay apoyo del público, más de un 70% cree al menos que hay que permitir que los 'sinpapeles' permanezcan en el país si cumplen ciertos requisitos.

La bola de cristal: otro tema sobre la mesa es la decisión de la Corte Suprema sobre dos casos que afectan al derecho a a casarse de las parejas del mismo sexo. Y aquí no me atrevo a hacer previsiones.

martes, 19 de marzo de 2013

La 'autopsia' republicana

Perder la presidencia duele y perderla dos veces seguidas, mucho más. Tras 2008 el partido republicano le echó la culpa unánimamente a los 8 años de gobierno de George W. Bush y al entusiasmo levantado por Obama pero esta vez no hay excusa. Por eso el partido se ha puesto a la tarea de analizar las causas con franco entusiasmo y hasta algo de morbo.

En las casi cien páginas del "Proyecto Crecimiento y Oportunidad" el Comité Nacional Republicano que encabeza Reince Priebus no ahorra críticas al modo en que se han hecho las cosas pero además ofrece soluciones. Reconoce que hasta ahora el partido ha 'aterrizado' en las calles apenas unos meses antes de las elecciones y que lo que hace falta es fomentar los movimientos de base y voluntarios que estén sobre el terreno de forma permanente. Pero señala que el verdadero problema va más allá de las organización electoral: el informe pinta un partido rígido, anclado en el pasado e incapaz de conectar con los ciudadanos más allá de sus votantes tradicionales mayores y blancos.

Por eso el documento, que trata de no entrar mucho en temas específicos, sí que invita al partido a apoyar claramente una reforma migratoria que suavice la ojeriza que le tienen los votantes hispanos. Para eso anuncia una inversión de 10 millones de dólares para llegar mejor a las minorías pero en un aspecto más general, invita a sus líderes a ser más sensibles con la gente que lo pasa mal y no ser tan rígidos a la hora de vigilar el gasto. Dice el informe que a las personas que sufren "no les importa si la ayuda viene del sector privado o del público, sólo quieren ayuda. En lugar de conectar con las preocupaciones de los votantes, demasiado a menudo sonamos como contables".

Más allá de esas recomendaciones, el documento propone cambiar el modo en que el partido elige a su candidato a presidente.No es la primera vez que se señala que la larguísima temporada de primarias de 2012 y sus destructivos debates contribuyeron a hundir a Mitt Romney en la general. Por eso el partido quiere que se concentren más las primarias que van después de las cuatro primeras (Iowa, New Hampshire, South Carolina y Florida), un movimiento que beneficiaría a los candidato más conocidos y mejor financiados a expensas de aquellos que buscan la sorpresa.

Una catarata de críticas y buenas intenciones que aún está por ver cómo se traslada a la realidad. Eso, y qué tal se lo toman las bases que son la raíz del sentimiento anti-inmigración y anti-gasto, por poner sólo dos ejemplos. El locutor conservador Rush Limbaugh, para sorpresa de casi nadie, ya ha dicho que el partido republicano no necesita cambios.

De propina: Los candidatos siguen posicionándose de cara a las primarias de 2016. Rand Paul se une a los republicanos que impulsan una reforma en la inmigración con posible ciudadanía para los sinpapeles. Hillary Clinton, por su parte, ha cambiado su postura pronunciándose a favor del matrimonio gay. Los demócratas que votan en primarias lo apoyan sin duda alguna y el país vive el máximo histórico de aceptación, el 58% de los estadounidenses cree que debería ser legal.

La bola de cristal: el problema republicano no es su imagen, son sus políticas. Si no cambian las políticas que más separadas están hoy del "americano medio" da igual cuánto invierta en publicidad destinada a los hispanos.

martes, 12 de marzo de 2013

¿Un tercer Bush en la Casa Blanca?

Tal vez a él no le gustaría mucho el titular, por eso del énfasis en el apellido, pero desde luego está cada día más claro que Jeb Bush tiene toda la intención de presentarse a las primarias republicanas para la elección presidencial de 2016. No hace falta casi señalar que Jeb es hijo de George H.W. (presidente 41) y hermano pequeño de George W. (43), pero ese no es su único argumento,

El 'nuevo' Bush fue elegido gobernador dos veces en Florida, un estado importante y difícil de gobernar en el que es el único republicano de la historia que ha completado dos mandatos enteros. Además a nadie se le escapa que es un estado clave en las primarias y en la general. Cierto es que dejó el cargo hace ya seis años y las cosas han cambiado mucho pero tras la debacle de Mitt Romney, Jeb parece cubrir muchas de las debilidades que quedaron a a la vista en el último ticket republicano.

Casi asegura el swing state de Florida, sin el que un republicano lo tiene imposible para ganar; además puede lograr un porcentaje mucho mayor del voto hispano: tiene un buena historial con la comnidad, habla nuestro idioma y no hay que olvidar que su su mujer Columba es latina y nacida en México. A todo esto hay que sumarle la espectacular capacidad recaudatoria y de contactos de la familia Bush. Dos presidencias dan para mucho.

Él ahora mismo cumple su papel de hacerse el interesante, sin ir más lejos el domingo pasado el el programa político por excelencia de la televisión, Meet the Press. La pregunta obvia era si "considera" presentarse a presidente para 2016:
"Sois como adictos al crack. Realmente estáis obsesionados con esto de la política. Ok, adictos a la heroína. ¿Así mejor?"
Pasando por alto esta manera absurda de hacerse el tonto cuando le preguntan lo que ha ido a que le pregunten, la respuesta está tan vacía de contenido como corresponde a futuro candidato. Además él es el primero que ha alimentado de forma poco discreta los rumores, atajando incluso el espinoso asunto del apellido, esa gran duda de si tras el desastre del segundo mandato de su hermano el electorado está listo para un nuevo presidente Bush:
"No creo en absoluto que lleve una carga por ser un Bush. Quiero a mi hermano, estoy orgulloso de sus logros. Quiero a mi padre. Estoy orgulloso de ser un Bush y si me presento no será porque es algo a lo que me oligue el ADN, sería porque es lo correcto para mi familia, porque las condiciones son las correctas y porque tenga algo que ofrecer"
La maquinaria ya está en marcha, a nadie se le escapa que la fundación educativa fundada por Jeb puede ser un magnífico germen para su campaña. En ella trabajan asesores políticos de primer nivel y además tiene ya presencia en 40 estados. Es por este grado de preparación que también llama la atención algún que otro error de novato como el de su libro sobre inmigración. Ha sorprendido a muchos hispanos que alguien a quien consideraban cercano se niegue a ofrecer una vía para que los sinpapeles reciban la ciudadanía. Él dice que lo escribió el año pasado "en otro ambiente" y que tal vez "hoy escribiría algo diferente". Más allá de la polémica en sí, su reacción le hace parecer un oportunista.

De propina: la capacidad de Donald Trump para hacerse cada semana un hueco en el periódico es ciertamente notable... Esta vez, se ofrece pagar para que se reanuden los tours de la Casa Blanca cancelados por los recortes del 'sequester'.

La bola de cristal: y aunque hay mucho experto explicando porque Jeb Bush no puede ganar sólo por su apellido, yo digo que al menos se va a presentar y que si logra la nominación puede ser un rival formidable para cualquier demócrata.

domingo, 10 de marzo de 2013

Cenando con su enemigo: Obama tiende puentes

Lo único bueno de llevar una semana peleando con esta maldita gripe es que a uno le deja tiempo para actualizar el blog... Por lo menos eso!

Dos horas y veinte minutos han sido suficientes para cambiar, aunque sea un poco, el clima en Washington. Las dos horas y veinte minutos que duró la cena del presidente Obama con un selecto grupo de doce senadores republicanos el pasado miércoles. Tras un primer mandato de oposición salvaje y un inicio del segundo con una Casa Blanca muy combativa, el fracaso a la hora de evitar la entrada en vigor del 'sequester' puede haber templado lo suficiente los ánimos como para que sepueda pensar en llegar a acuerdos.

Parece que todo el mundo salió con un buen sabor de boca y la cordialidad del encuentro ha encendido de nuevo las conversaciones sobre un posible "Grand Bargain", es decir, un gran acuerdo a largo plazo para reducir el déficit en el que los republicanos accedan a subir los impuestos y los demócratas a recortar la espiral de gasto provocada por programas sociales de 'entitlements' como Medicare o Social Security. Al menos hay esperanza, como ha apuntado uno de los asistentes, el senador republicano Tom Coburn:
"Es el primer paso que el presidente ha dado para acercarse y hacer como otros presidentes en el pasado -- desarrollar relaciones y construir confianza. Si continuan haciendo eso, así es como se empieza a conseguir hacer algo"
Además de su cena con esos senadores que podriamos llamar moderados, Obama ha estado permanentemente al teléfono con otros republicanos y ha invitado a comer en la Casa Blanca a los dos pesos pesados de la Cámara de Representantes en materia de presupuestos: el republicano Paul Ryan y el demócrata Chris Van Hollen. Para esta semana además va a visitar el Capitolio para reunirse con cada uno de los dos partidos en las dos cámarar. El presidente se ha puesto manos a la obra en la causa del bipartidismo al darse cuenta de que si no, poco futurohay para sus planes sobre el déficit pero también en materia de inmigración, armas, energía...

En este nuevo enfoque Obama no sólo abandona la retórica dura de los últmos tiempos sino que también cambia lo que ha sido su forma habitual de relacionarse con el Congreso: hasta ahora el presidente había dejado que el vicepresidente Joe Biden se ocupara de pelear en el Capitolio y él había tratado casi exclusivamente con el líder republicano John Boehner. Ahora intenta precisamente lo contrario, cultivar lazos con legisladores de a pie y excluir en cierto modo al speaker Boehner y al líder republicano en el Senado Mitch McConnell, que sin ir más lejos se han cerrado en banda a hablar siquiera de nuevos impuestos.

Por si alguien le interesa, por cierto, fue Obama personalmente el que se hizo cargo de la factura de la cena con los senadores. Todo sea por el acuerdo.

De propina: el país tiene ganas de acuerdo, desde luego, si no es difícil explicarse esta frase de todo un conservador como el exsenador y hoy gobernador de Kansas, Sam Brownback "Necesitamos a Ted Kennedy. Es difícil decirlo para un tipo como yo, pero Ted hablaría con los del otro lado y diría 'por el bien del país, necesitamos resolver este prolema'. Necesitas gente que tome la responsabilidad así"

La bola de cristal: Obama dijo a los senadores que habría que llegar a un "Grand Bargain" en tres o cuatro meses. Yo creo que si no es en ese plazo, no será.

sábado, 9 de marzo de 2013

2016 Rand Paul quiere ser presidente

En mi relato del filibuster de Rand Paul se me olvidó contar casi lo más importante, el por qué lo hizo. Este organizado acto de rebeldía sonaba mucho a lanzamiento publicitario para su más que probable campaña por la nominación presidencial para 2016. Poco importa que al final la confirmación de John Brennan como director de la CIA saliera adelante al día siguiente por 63-34. Paul la desbloqueó tras decir que había conseguido que el gobierno le diera explicaciones sobre el uso de su programa de aviones no tripulados o 'drones,' pero había conseguido algo mucho más importante.

No hablo de los 40.000 seguidores más que logró en los días siguientes y tampoco de las horas de televisión gratuita que como bien sabe cualquier estratega político de nuestro tiempo, son la clave para lograr el objetivo más codiciado por un político: 'name recognition' o fama, en el buen sentido. Lo que quiero decir es que con ese acto de orquestada rebeldía, Paul logró un momento emotivo perfecto para lanzar la idea de él como presidente: primero porque los posibles ataques con drones en EEUU es un asunto que preocupa y mucho a su base libertaria, y luego porque pese a su imagen de 'outsider' se aseguró de tener el apoyo de los líderes republicanos del Senado y que desmontó la operación antes de que se volviera inasumible para ellos. Una señal de madurez.

Porque a nadie se le escapa que Rand Paul necesita algo más que a las masas libertarias que impulsaron a su padre Ron Paul en las últimas dos temporadas de primarias. El ejército libertario de Paul era entusiasta y bien organizado pero no pudo imponerse en un sólo estado, aunque sí logró resutados notables en muchos. Su preocupación extrema por las libertades individuales tiene mucho eco en parte del electorado, pero su ración de teorías conspiratiorias y rechazo de casi cualquier programa gubernamental minan sus posibilidad. Para lograr algo, el hijo tendrá que proponer un enfoque algo más conservador. En su última campaña de primarias Ron Paul ya trató de no atacar mucho a Mitt Romney en el tramo final y siempre se interpretó que lo hacía para no dañar las relaciones de su hijo con el establishment republicano de cara a una futura campaña por la presidencia.

Por supuesto no a todo el mundo le ha gustado ni el numerito del filibuster ni la nueva prominencia de Paul. Es curioso como otro posible candidato como Marco Rubio le apoyó, pero hay veteranos que le han puesto de vuelta y media empezando por el excandidato presidencial y también senador John McCain: "Siempre son los pájaros raros de la izquierda y de la derecha los que tienen el altavoz de los medios". La cita, para sorpresa de nadie, no le ha caído bien al senador Paul pero él sigue su camino. Por lo pronto ya ha dicho que considera "seriamente" la posibilidad de presentarse a presidente porque "nuestro partido necesita algo nuevo, fresco y diferente". Eso es decirlo todo.

De propina: Obama ha recibido estos días una buena y una mala noticia. El paro ha bajado al 7,7%, el mínimo desde que es presidente. Sin embargo ya va notando que se disipa el efecto de su victoria: la aprobación del presidente ha caído siete puntos en dos semanas hasta situarse en un pobre 43%. Cosas de los recortes del 'sequester', del que los estadounidenses culpan por igual al presidente y a los republicanos.

La bola de cristal: otro que se prepara para presentarse a presidente en 2016 es Jeb Bush. Hay ganas de escribir sobre él y sobre algún error de novato que está cometiendo. Pronto, pronto.

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