martes, 13 de septiembre de 2011

Rick Perry Pierde brillo en los debates y yo cada vez entiendo menos a los republicanos

Esta campaña de primarias republicanas cada vez se parece más a una mala película de Michael Moore, donde los republicanos son malos malísimos o, en el mejor de los casos, estúpidos. Yo siempre he rechazado estos estereotipos que jamás había visto en la realidad hasta el debate del lunes noche en Florida... CNN y Tea Party Express organizaban el debate y reunían al público, dispuesto a abuchear la menor muestra de moderación o incluso sentido común por parte de los candidatos.

Rick Perry volvió a salir trasquilado y Mitt Romney, por cuarta cita consceutiva que ya es decir, se libró de la quema sin heridas mayores. Si algo dejó claro el debate es que ha perdido la condición de favorito frente al gobernador de Texas que fue el blanco de todos los ataques. El chico nuevo ha llegado al barrio reventando todas las encuestas pero los que ya llevan n tiempo en esto de la pcandidatura tienen toda la intención de hacérselo pasar mal. Romney lo intentó primero con la Seguridad Social pero la cosa no llegó muy lejos. Si Perry llega a la general con sus ideas de que es "un fraude" seguro que le va a costar muchos votos, pero ante un auditorio de radicales y en plenas primarias, esa opinión extrema le gana más simpatías que otra cosa.

Después de esto Romney se retiró a la comodidad de su atril y dejó que las tortas empezaran a llegarle a Perry desde la derecha. El tema de la noche fue su decisión de obligar a las adolescentes de Texas a recibir una vacuna contra un determinado tipo de cáncer. Las vacunas y las imposiciones del gobierno son temas calientes para una parte de las bases conservadoras y Michele Bachmann estuvo muy bien golpeando una y otra vez a Perry por esto. También supo ponerle un punto de populismo interesante cuando mencionó que la empresa que fabricaba la vacuna había donado dinero a la campaña de su rival.

La veda estaba abierta y los siguientes golpes le llegaron por la vía de la inmigración. A los votantes de primarias republicanas no les gusta nada su versión tejana de la Dream Act, que garantizaba la educación superior a cualquier estudiante que llevara tres años en Texas. Ahí Romney volvió a por él y el resto siguieron.

No, no fue una buena noche para Rick Perry ni tampoco para Ron Paul, que esperaba mucho de este debate y fue machacado en la sección de política exterior. El congresista además protagonizó uno de los momentos más tristes para mí en una pregunta sobre sanidad. La cuestión era que Paul está en contra de que se obligue a alguien estar asegurado, así que Wolf Blitzer le dijo: "Supongamos que un hombre sano y que se gana bien la vida no quiere asegurarse y tiene un accidente por el que necesita estar seis meses en coma asistido, ¿Qué debería hacer el estado?" Cuando Ron Paul, después de muchas vueltas, dijo básicamente que deberían dejarlo morir porque "esa es la libertad" toda la audiencia aplaudió. Muy triste.

De propina: Tim Pawlenty ha decidido apoya a Mitt Romney tras retirarse. El establishment está intranquilo con el ascenso de Romney... Pero no sé yo si forman un buen támdem para el ticket presidencial. Para mí que Pawlenty no va a sacar mucho de este movimiento.

La bola de cristal: sin este exhibicionismo radical que define al partido republicano estos días, Obama ya iría veinte puntos por detrás del candidato republicano a estas alturas. Están espantando a muchos.

1 comentario:

  1. Si finalmente es un mano a mano entre Perry y Romney, creo que los republicanos pueden enfrentar un dilema parecido al de los demócratas con Obama y Hillary.

    El voto de Hillary a favor de la guerra de Iraq sería en este caso la reforma sanitaria de Romney en Massachusetts. Perry/Obama les excita mucho más, los enciende, pueden pensar que vale la pena arriesgar, pero la cabeza puede que les diga que Romney/Hillary es una opción más segura, que está más centrado en las cosas que van a definir las elecciones, empleo, deuda, crecimiento económico, etc.

    Es un esquema tradicional en los procesos internos de los partidos.

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