Lo llaman "sorpresa de octubre", pero este año ha llegado un poco antes. Es ese suceso inesperado e impredecible que pone a prueba la cintura de los candidatos. Algunas de estas sorpresas logran cambiar la dinámica general de la campaña mientras que otras, la mayoría, se quedan en poco más que tardías tormentas de verano.
Ya tenemos la de este año, o al menos la primera de ellas: la ola de odio antiestadounidense provocada por una película que denigra la figura del profeta Mahoma. Un estallido que se ha llevado por delante entre otros al embajador estadounidense en Libia. Por supuesto, como a un mes y medio de las elecciones no hay asunto que quede fuera de la contienda, el equipo de Mitt Romney ha aprovechado la oportunidad para criticar la 'debilidad' de Obama por 'simpatizar' con los atacantes a legaciones estadounidenses. Y así, de repente, la política exterior que había permanecido totalmente ausente en esta campaña, ha pasado a primer plano.
Cierto es que la primera valoración de Romney llegó antes de que trascendiera la muerte del embajador, pero incluso entre sus compañeros de partido sus críticas han sido recibidas con cierta frialdad, con varios pesos pesados de la política exterior republicana negándose a unirse a ellas y quedándose sólo en el respetuoso recuerdo a las víctimas. Aun así, como Romney no puede permitirse cambiar de opinión por su pasado un tanto "voluble", el candidato se ha negado a dar marcha atrás, reitera su ataque y carga contra la prensa, lo que siempre ha sido una muy mala señal para una campaña.
Aun así, todavía están por ver las implicaciones de la noticia. La postura ambivalente del gobierno Obama con respecto a la Primavera Árabe le puede pasar factura si mañana, día de la oración, las manifestaciones multitudinarias en varios paises islámicos vuelven a teñirse de violencia contra las legaciones estadounidenses. Esto alteraría no sólo la importancia de la política exterior en campaña, campo en el que Romney tiene cero experiencia, sino el juicio de los votantes al respecto. Por primera vez en muchísimo tiempo, el público valora más al candidato demócrata que al republicano en materia de política exterior.
Esto trae dos posibles escenarios: por un lado un clima de amenaza exterior siempre, siempre, siempre favorece al presidente en el cargo: el electorado cierra filas con su comandante en jefe que además en este caso, ha sabido vender bien su mayor éxito en la materia, la muerte de Osama Bin Laden. Por otro lado, los demócratas siempre, siempre, siempre le parecerán al ciudadano medio más "blandos" que los republicanos y si Romney no es un halcón al uso, ni mucho menos, sí que ha cultivado una cierta imagen de fortaleza con su postura antagonista hacia Irán.
O un tercer escenario... Que las cosas se calmen y que en una país sacudido por la crisis, la gente vuelva pronto a preocuparse por su bolsillo y la la Economía retome su hasta ahora indiscutible primer puesto entre las preocupaciones. A mi entender, eso es lo más probable.
De propina: quien quiera saber más sobre el embajador Christopher Stevens le recomiendo este obituario (ENG) del Washington Post. Un superprofesional de la diplomacia que hablaba árabe y no tuvo miedo ninguno a colarse en un país en plena guerra civil.
La bola de cristal: seguro que Romney mira con esperanza a un mapa electoral en el que las encuestas dicen que todavía Virginia, Ohio y sobre todo Florida están tan a su alcance como al de Obama. Aún así a la vista del mapa electoral no parece fácil que se haga con la victoria. Más aún ahora que por primera vez desde abril, en el mes de agosto Obama y los demócratas lograron batir en recaudación de donaciones a Romney y los republicanos. Por si a alguien le interesa, han sido 114 millones $ contra 111.
Ya tenemos la de este año, o al menos la primera de ellas: la ola de odio antiestadounidense provocada por una película que denigra la figura del profeta Mahoma. Un estallido que se ha llevado por delante entre otros al embajador estadounidense en Libia. Por supuesto, como a un mes y medio de las elecciones no hay asunto que quede fuera de la contienda, el equipo de Mitt Romney ha aprovechado la oportunidad para criticar la 'debilidad' de Obama por 'simpatizar' con los atacantes a legaciones estadounidenses. Y así, de repente, la política exterior que había permanecido totalmente ausente en esta campaña, ha pasado a primer plano.
Cierto es que la primera valoración de Romney llegó antes de que trascendiera la muerte del embajador, pero incluso entre sus compañeros de partido sus críticas han sido recibidas con cierta frialdad, con varios pesos pesados de la política exterior republicana negándose a unirse a ellas y quedándose sólo en el respetuoso recuerdo a las víctimas. Aun así, como Romney no puede permitirse cambiar de opinión por su pasado un tanto "voluble", el candidato se ha negado a dar marcha atrás, reitera su ataque y carga contra la prensa, lo que siempre ha sido una muy mala señal para una campaña.
Aun así, todavía están por ver las implicaciones de la noticia. La postura ambivalente del gobierno Obama con respecto a la Primavera Árabe le puede pasar factura si mañana, día de la oración, las manifestaciones multitudinarias en varios paises islámicos vuelven a teñirse de violencia contra las legaciones estadounidenses. Esto alteraría no sólo la importancia de la política exterior en campaña, campo en el que Romney tiene cero experiencia, sino el juicio de los votantes al respecto. Por primera vez en muchísimo tiempo, el público valora más al candidato demócrata que al republicano en materia de política exterior.
Esto trae dos posibles escenarios: por un lado un clima de amenaza exterior siempre, siempre, siempre favorece al presidente en el cargo: el electorado cierra filas con su comandante en jefe que además en este caso, ha sabido vender bien su mayor éxito en la materia, la muerte de Osama Bin Laden. Por otro lado, los demócratas siempre, siempre, siempre le parecerán al ciudadano medio más "blandos" que los republicanos y si Romney no es un halcón al uso, ni mucho menos, sí que ha cultivado una cierta imagen de fortaleza con su postura antagonista hacia Irán.
O un tercer escenario... Que las cosas se calmen y que en una país sacudido por la crisis, la gente vuelva pronto a preocuparse por su bolsillo y la la Economía retome su hasta ahora indiscutible primer puesto entre las preocupaciones. A mi entender, eso es lo más probable.
De propina: quien quiera saber más sobre el embajador Christopher Stevens le recomiendo este obituario (ENG) del Washington Post. Un superprofesional de la diplomacia que hablaba árabe y no tuvo miedo ninguno a colarse en un país en plena guerra civil.
La bola de cristal: seguro que Romney mira con esperanza a un mapa electoral en el que las encuestas dicen que todavía Virginia, Ohio y sobre todo Florida están tan a su alcance como al de Obama. Aún así a la vista del mapa electoral no parece fácil que se haga con la victoria. Más aún ahora que por primera vez desde abril, en el mes de agosto Obama y los demócratas lograron batir en recaudación de donaciones a Romney y los republicanos. Por si a alguien le interesa, han sido 114 millones $ contra 111.
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