Un educado exgobernador moderado y una congresista entregada al fundamentalismo cristiano. Un experto en diplomacia que habla mandarín y una madre de cinco que dice que fue llamada por Dios a la política. John Huntsman y Michele Bachmann no pueden ser dos personas más diferentes ni representar a sectores más diferentes del Partido Republicano, pero tienen una cosa en común: son candidatos excitantes y atractivos en unas primarias en las que los favoritos no parecen entusiasmar a nadie.
Jon Huntsman es un popular exgobernador de Utah, mormón como Romney, que tal vez sea el republicano más apreciado por los demócratas y el candidato más temido por la Casa Blanca, que le ofreció un puesto de embajador en China con la esperanza de mantenerlo fuera de juego pero ha tenido que verle marchar. Tiene un buen curriculum, sobre todo en materia de impuestos pero a nadie se le escapa que tener a Obama como último empleador no es la mejor carta de presentación para unos votante pde primarias que de momento casi no lo conocen. Su mejor baza puede ser su aspecto, muy presidencial, nada altisonante, pero está teniendo buen cuidado de no dar muchos detalles de sus planes de gobierno porque es bien consciente de que no puede ganar la carrera por ser el más conservador. Él, de hecho, se niega a definirse a sí mismo como conservador. Una apuesta arriesgada en el Partido Republicano de hoy en día.
Michelle Bachman se le parece sólo en una cosa: también a ella el aspecto la ayuda. Siempre sonriente, telegénica, gran comunicadora... No hace falta escucharla durante mucho tiempo para darse cuenta de que conecta con mucha gente a la que tampoco le hacen gracia los chistes de paletos rednecks que creen en la Biblia de modo literal. Ella cree en la Biblia de modo literal y tiene metidas en la cabeza conspiraciones que harían sonrojarse al mejor escritor de novelas de misterio. La ONU, los socialistas, Obama, Dios y quien se ponga por delante. Puede considerársela justamente como la congresista más radical del momento y sin embargo mira, ahí está dando sopas con onda al resto de los candidatos en los debates con el mismo entusiasmo que le pone a todo lo que hace. Normal, cuando es Dios en persona el que te indica los pasos a seguir desde estudiar derecho fiscal hasta presentaste al Congreso.
Os recomiendo dos perfiles publicados esta semana sobre ellos. El New York Times, bastante pelota sobre Huntsman, y Rolling Stone, absolutamente destructivo sobre Bachmann.
De propina: Pawlenty se pone serio y empieza a gastar dinero de verdad en spots de TV en Iowa. Su objetivo, como siempre, desacreditar a Mitt Romney pero ojo, Bachmann y él ya se han visto frente a frente en la política de Minnesota y no se deben tener mucho cariño. Al ser preguntado por ella, dijo: "Yo no pretendo ser Humorista en Jefe"
La bola de cristal: me pregunto cuando tardará en disolverse campaña de Newt Gingrich después de ser abandonado por su equipo de recaudación. No creo que vaya a tener un regreso mágico como el de McCain así que tal vez sea mejor retirarse a tiempo.
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