La reforma sanitaria es clave para la recuperación económica. ¡Voilá! Nuevo argumento sacado de la chistera. Es el titular clave de la rueda de prensa televisada en directo ayer, en la que Obama defendió la necesidad de un nuevo modelo que de cobertura médica a los 43 millones de estadounidenses que no tienen seguro. En 53 minutos respondió preguntas y explicó que los impuestos a los más ricos pagarán el coste de la reforma, y que no consentirá que se aumenten los impuestos a la clase media. También confirmó que la reforma no llegará antes del verano, sino que marcó una nueva meta en conseguir la aprobación antes de fin de año.
Se mostró en algunos aspectos conciliador, declaró que se respetará el derecho a elegir médico y que el gobierno federal no hará imposiciones. De forma todavía más importante, dejó abierta la puerta a suprimir la opción pública. Es decir, que la administración federal no ofertará un seguro médico gratuito, todo el pastel quedará en manos privadas. Tal vez eso ablande la resistencia de la industria y, consiguientemente, la del Congreso.
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