miércoles, 9 de octubre de 2013

Más impopular que una mierda de perro

El Congreso de los EEUU tiene peor imagen que las mierdas de perro. No es una hipérbole, lo dice una encuesta de Public Policy Polling que sitúa a los legisladores con sólo un 8% de aprobación. Pierden contra los excrementos caninos, desde luego, pero salen también peor parados que las hemorroides, los hongos de los pies y las cucarachas. Todo un logro.

No es como si alguna vez hubieran estado rodeados por el amor y la admiración ciudadana, pero este feo asunto del cierre gubernamental está poniendo las encuestas más divertidas que nunca. Según un sondeo de AP el 62% de los ciudadanos culpan principalmente a los republicanos y apenas un 28%, según encuesta de Gallup, tiene una opinión favorable de este partido. Es el mínimo histórico desde que se empezó a hacer valoración de partidos en 1992 y representa una caída del 10% en un mes. La razón no hay que buscarla muy lejos: según el sondeo del National Journal un 69% se opone al modo en que están negociando el presupuesto.

Subidos en esta ola de popularidad, el ala más dura de los republicanos intenta ahora transmitir que no es tan grave que no se aumente el techo de deuda. Y yo ahí tengo que discrepar: una cosa es cerrar parte del gobierno, con un impacto bastante reducido en las vidas del americano normal, y otra cosa es forzar una suspensión de pagos en el centro del capitalismo mundial. Si empiezan a no pagarse facturas, eso es serio. Si se llega a no pagar los intereses de la deuda, entonces es un verdadero desastre.

Por si las encuestas no lo dijeran claro, hoy los políticos han recibido otro rapapolvo de manos del capellán del Senado, que en su oración diaria en la cámara introducido una línea para pedir perdón por aquellas veces "es las que se pone la política" por delante del progreso.

De propina: la debacle republicana le hace parecer mejor en comparación, pero tampoco la popularidad de Obama lleva bien esta guerra presupuestaria. Lo que pasa es que al final la política americana es un juego binario donde siempre que el otro quede peor, tú ganas. 

La bola de cristal: pero el juego aún no ha terminado y aunque es de los que menos tiene que perder, el presidente haría bien en asegurarse de que la película no se da la vuelta. Un cataclismo económico durante tu presidencia tiene pocas lecturas positivas.


2 comentarios:

  1. Enhorabuena por el blog, Carlos. Lo tenía abandonado desde las últimas elecciones y me ha alegrado mucho que sigas al pie del cañón.

    Respecto al Shutdown, lo importante viene hoy... No sé, no me entra en la cabeza que se acabe el plazo sin nigún tipo de solución, si acaso un parche para dar tiempo.

    Una pregunta, en caso de no elevar el techo de gasto se podría llegar a un acuerdo un día cualquiera, de modo que se pudiese estar en suspensión de pagos de deuda una semana, o dos, pero no más?

    Lo digo a efectos de minimizar el asunto, sobre todo de cara a paises como España, donde otro tsunami en el mercado de deuda nos aniquilaría...prefiero una olita pequeña...

    ResponderEliminar
  2. Tenias razon amigo, al final la solucion fue un parche para dar tiempo, con un claro ganador que fue Obama y unos claros perdedores que fue el GOP

    ResponderEliminar

Amigos de El Diario