Los votos ya están contados y la vida sigue. Obama seguirá siendo presidente, con la única salvedad de que volverá a jurar el cargo en las escaleras del Capitolio el próximo lunes 21 de enero. Sin embargo, su trabajo para los próximos cuatro años ya ha comenzado y tiene unas cuantas decisiones importantes sobre la mesa. Así luce la agenda del presidente:
- Evitar el desastre económico:
El 31 de diciembre, si nadie lo impide, entrará en vigor automáticamente un cóctel devastador para la economía. Una subida de impuestos general al expirar los recortes del presidente Bush y un brutal recorte del gasto público. Obama necesita pactar una solución con los republicanos que controlan la Cámara de Representantes en la que ambos tendrán que ceder algo.
La sólida victoria de Obama se lo pone más fácil a la hora de negociar, pero la irresponsabilidad es más difícil de perdonar cuando uno está en el poder. El presidente quiere que los más ricos paguen más y está dispuesto a estudiar nuevos recortes, pero para los republicanos siempre es muy difícil subir aunque sea un céntimo los impuestos. Veo a los republicanos lo suficientemente receptivos como para que se evite el desastre pero, más allá de ahí, ambas partes pueden decidir poner un simple parche y ganar tiempo o encontrar una verdadera solución, un pacto de estado que de una solución duradera al estrangulamiento del déficit. Para Obama sería una gran línea en su biografía, lo que llaman el legado.
- La reforma migratoria:
Y hablando de legado, Obama necesita una gran pieza de legislación en su segundo mandato para asegurarse un lugar de la historia. Tiene que ser algo de relumbrón, la solución a otro problema nacional fundamental tras haber 'arreglado' hasta cierto punto el drama de la sanidad durante la pasada legislatura. En todas la quinielas estaba que esa gran reforma fuera la migratoria, siempre retrasada. En Estados Unidos hay unos doce milones de inmigrantes indocumentados, algunos llevan décadas trabajando en el país bajo la amenaza permanente de deportación y más allá de lo que es justo y lo que no lo es, ayudarían más pagando impuestos que huyendo de la policía.
Hay mucho conservador dispuesto a hundir cualquier avance, pero también muchos republicanos incluyendo a John McCain y a George W. Bush que estarían dispuestos a concederles la ciudadanía a cambio de que cumplan unas cuantas condiciones y de que se endurezca la seguridad en las fronteras. Para los demócratas y para el presidente, por supuesto, el asunto es importante. Más que nada porque quien más se preocupa por esto son los cincuenta millones de hispanos estadounidenses, de los que siete de cada diez acaban de votar por Obama. El pueblo además está a favor, según la última encuesta de ABC/WaPo un 57% aprueba que se de a los inmigrantes ilegales un "camino hacia la ciudadanía".
-Nombrar al gobierno:
Lo cierto es que Obama ya tiene gobierno, pero la tradición manda que todos los secretarios del gabinete dimitan antes de la nueva toma de posesión para que el presidente pueda formar su nuevo gobierno sin ataduras. Además hay varios pesos pesados que aprovecharán para marcharse: la primera desde luego es Hillary Clinton que tiene claro que abandonará el departamento de Estado para "descansar" o tal vez preparar su campaña para 2016. Suenan para reemplazarla el senador John Kerry y la embajadora ante la ONU Susan Rice. El primero tiene el problema de que dejaría a los demócratas sin un escaño en el Senado y a la espera de una elección que podría ganar el republicano Scott Brown; la segunda es frontalmente rechazada por los pesos pesados republicanos de la política exterior, John McCain incluso se ha comprometido a filibustear su nombramiento.
Otro que se marcha es el secretario del Tesoro Tim Geithner, un puesto clave con la economía como está, aspiran al puesto el jefe de gabinete de Obama Jack Lew y uno de los que presidieron la comisión antidéficit, Erskine Bowles, que también fue jefe de gabinete con Bill Clinton. Además pueden salir del gobierno el fiscal general Eric Holder y el secretario de Defensa Leon Panetta, eso además del dimitido director de la CIA David Petraeus que se ha marchado por su lio de faldas.
De propina: el boom hispano se mantiene. En una encuesta a expertos sobre quién es el favorito para ser el nominado republicano en 2016 (sí, ya hay encuestas de esto) el número 1 lo ocupa el senador Marco Rubio con un 40%.
La bola de cristal: y por cierto que queda pendiente este culebrón que es el caso Petraeus... Sexo, espías, militares, secretos... A ver en qué acaba.
- Evitar el desastre económico:
El 31 de diciembre, si nadie lo impide, entrará en vigor automáticamente un cóctel devastador para la economía. Una subida de impuestos general al expirar los recortes del presidente Bush y un brutal recorte del gasto público. Obama necesita pactar una solución con los republicanos que controlan la Cámara de Representantes en la que ambos tendrán que ceder algo.
La sólida victoria de Obama se lo pone más fácil a la hora de negociar, pero la irresponsabilidad es más difícil de perdonar cuando uno está en el poder. El presidente quiere que los más ricos paguen más y está dispuesto a estudiar nuevos recortes, pero para los republicanos siempre es muy difícil subir aunque sea un céntimo los impuestos. Veo a los republicanos lo suficientemente receptivos como para que se evite el desastre pero, más allá de ahí, ambas partes pueden decidir poner un simple parche y ganar tiempo o encontrar una verdadera solución, un pacto de estado que de una solución duradera al estrangulamiento del déficit. Para Obama sería una gran línea en su biografía, lo que llaman el legado.
- La reforma migratoria:
Y hablando de legado, Obama necesita una gran pieza de legislación en su segundo mandato para asegurarse un lugar de la historia. Tiene que ser algo de relumbrón, la solución a otro problema nacional fundamental tras haber 'arreglado' hasta cierto punto el drama de la sanidad durante la pasada legislatura. En todas la quinielas estaba que esa gran reforma fuera la migratoria, siempre retrasada. En Estados Unidos hay unos doce milones de inmigrantes indocumentados, algunos llevan décadas trabajando en el país bajo la amenaza permanente de deportación y más allá de lo que es justo y lo que no lo es, ayudarían más pagando impuestos que huyendo de la policía.
Hay mucho conservador dispuesto a hundir cualquier avance, pero también muchos republicanos incluyendo a John McCain y a George W. Bush que estarían dispuestos a concederles la ciudadanía a cambio de que cumplan unas cuantas condiciones y de que se endurezca la seguridad en las fronteras. Para los demócratas y para el presidente, por supuesto, el asunto es importante. Más que nada porque quien más se preocupa por esto son los cincuenta millones de hispanos estadounidenses, de los que siete de cada diez acaban de votar por Obama. El pueblo además está a favor, según la última encuesta de ABC/WaPo un 57% aprueba que se de a los inmigrantes ilegales un "camino hacia la ciudadanía".
-Nombrar al gobierno:
Lo cierto es que Obama ya tiene gobierno, pero la tradición manda que todos los secretarios del gabinete dimitan antes de la nueva toma de posesión para que el presidente pueda formar su nuevo gobierno sin ataduras. Además hay varios pesos pesados que aprovecharán para marcharse: la primera desde luego es Hillary Clinton que tiene claro que abandonará el departamento de Estado para "descansar" o tal vez preparar su campaña para 2016. Suenan para reemplazarla el senador John Kerry y la embajadora ante la ONU Susan Rice. El primero tiene el problema de que dejaría a los demócratas sin un escaño en el Senado y a la espera de una elección que podría ganar el republicano Scott Brown; la segunda es frontalmente rechazada por los pesos pesados republicanos de la política exterior, John McCain incluso se ha comprometido a filibustear su nombramiento.
Otro que se marcha es el secretario del Tesoro Tim Geithner, un puesto clave con la economía como está, aspiran al puesto el jefe de gabinete de Obama Jack Lew y uno de los que presidieron la comisión antidéficit, Erskine Bowles, que también fue jefe de gabinete con Bill Clinton. Además pueden salir del gobierno el fiscal general Eric Holder y el secretario de Defensa Leon Panetta, eso además del dimitido director de la CIA David Petraeus que se ha marchado por su lio de faldas.
De propina: el boom hispano se mantiene. En una encuesta a expertos sobre quién es el favorito para ser el nominado republicano en 2016 (sí, ya hay encuestas de esto) el número 1 lo ocupa el senador Marco Rubio con un 40%.
La bola de cristal: y por cierto que queda pendiente este culebrón que es el caso Petraeus... Sexo, espías, militares, secretos... A ver en qué acaba.
Veo a los republicanos muy abiertos con la reforma migratoria al igual que con otros asuntos, espero que a Obama no se le suba la muy estrecha victoria a la cabeza y tenga en cuenta que tiene a practicamente la mitad del país que no esta de acuerdo con sus políticas, no entiendo porque Romney despues de haber cometido ese ''Gaffe'' del 47% vuelva otra vez a hacer un comentario similar. Sin duda Victoria Nuland sería una gran candidata al Dep. de estado
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