martes, 16 de marzo de 2010

El año del Tigre

No tengo costumbre de hacerlo pero hoy reproduzco parte de este artículo de corresponsal de la Vanguardia en Beijing, Isidro Ambrós, que me ha parecido muy gracioso.  A medio camino entre la superstición, la geoestrategia y la risa tonta.
 
Seguramente, antes de llegar a la Casa Blanca, Barack Obama era consciente de que en caso de resultar elegido presidente de los Estados Unidos, debería lidiar en alguna ocasión con las autoridades chinas. También se imaginaba que habría asuntos en los que habría sintonía y en otros discrepancias. Pero lo que seguramente tanto Obama como sus asesores desconocían son los aprietos que acostumbran a pasar los presidentes de los Estados Unidos durante el año del tigre.

Seguramente es pura coincidencia del calendario, pero en los últimos sesenta años, cada vez que toca una anualidad de este animal los inquilinos de la Casa Blanca sufren. En 1950, Harry S. Truman decidió intervenir en la guerra de Corea y se consolidó la guerra fría, un enfrentamiento con el bloque comunista que se prolongaría hasta la caída del muro de Berlín en 1989. En año 1962, el mundo estuvo al borde de la tercera guerra mundial por la instalación de misiles soviéticos en Cuba y el entonces presidente estadounidense John F. Kennedy pasó los trece peores días de su presidencia. Doce años más tarde, en 1974, Richard Nixon dimitió el 8 de agosto de aquel año como consecuencia del llamado escándalo Watergate, un caso de escuchas ilegales en la sede del Partido Demócrata ordenado por la propia Casa Blanca. En el 1986, el entonces presidente Ronald Reagan tuvo que afrontar el llamado caso Irangate, un asunto de venta secreta de armas a Irán, por parte de compañías de Estados Unidos, cuyos ingresos servían para financiar al movimiento contrarrevolucionario de Nicaragua.

Y en el año 1998, en el ecuador de su segundo mandato presidencial, Bill Clinton se vio en el ojo del huracán por el llamado caso Lewinsky. Aquel año, concretamente el 6 de agosto, Clinton se convirtió en el primer mandatario de Estados Unidos en ver refutada su declaración jurada. Mónica Lewinsky declaró haber mantenido relaciones íntimas con el presidente estadounidense en el despacho oval de la Casa Blanca. Esta declaración permitió al fiscal acusar a Clinton de once graves delitos merecedores de un proceso de "impeachment" o impugnación presidencial, por perjurio, abuso de poder y obstrucción a la labor de justicia. Finalmente, Bill Clinton fue declarado "no culpable" y salió airoso del "impeachment" debido a que no llegó a tener la mayoría de los dos tercios de los votos necesarios en contra para destituirlo.

Lo que le deparará a Obama el 2010 no lo sabe nadie. Sin embargo, el tigre asiático ha empezado el año rugiendo. A Pekín le ha disgustado profundamente que el presidente de Estados Unidos recibiera al Dalái Lama en la Casa Blanca, aunque fuera en el Salón de Mapas y no en el Despacho Oval. Una clara señal a las autoridades chinas de que el mandatario estadounidense se ha entrevistado con un líder espiritual y no un dirigente político. Sin embargo no ha sido esta la interpretación que ha hecho el gobierno de Pekín.

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