Esta es la frase que le va a causar más problemas a Sonia Sotomayor en su confirmación como juez de la Corte Suprema. La pronuncio en un acto con estudiantes hace un tiempo y los republicanos, con poco arsenal para torpedear su nominación, están decidido a sacarle punta. La van a retratar con una de sus etiquetas favoritas, la de juez-activista que impulsa una agenda izquierdista radical mediante las sentencias, reformas que no aprobaría el poder legislativo.
Es una pequeña grieta en la aparentemente inmaculada fachada de Sotomayor, pero son muchos los senadores republicanos que preferirían no montar una batalla de resultado dudoso contra ella y no cabrear a una comunidad hispana cada vez más importante. Obviamente, a los senadores de estados con fuerte presencia latina no les interesa nada electoralmente aparecer como los linchadores, como los responsables de torpedear la posibilidad de que un hispano, en este caso una hispana, ocupe por vez primera un asiento en el banco de la Corte Suprema. De momento la influyente senadora de Texas Kay Bailey Hutchinson ya ha dicho que ve difícil una maniobra obstruccionista (filibusterismo) contra la nominación.
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