miércoles, 4 de marzo de 2009

La lucha por el alma del Partido Republicano, o no


A los demócratas no se les podía haber ocurrido un juego mejor. La última línea de ataque, apadrinada por la Casa Blanca, es incidir en la idea de que el verdadero líder del partido republicano es el locutor conservador Rush Limbaugh, bien conocido por sus comentarios extremistas. La última que se ha hecho célebre es su declaración de que espera que Obama fracase en su presidencia.

El caso es que el nuevo presidente del partido, Michael Steele, ha pecado de inexperiencia y ha mordido el anzuelo de pleno. Algo despechado, señaló que él es el líder de facto del partido y que Limbaugh sólo se dedica al entretenimiento. Añadió además que algunos de sus comentarios le parecen "feos". Limbaugh no es conocido por paciencia ante las críticas y se ha dado un festín contra él en su programa. Para redondear el festín demócrata, Steele ha tenido que disculparse y reconocerle como "una figura nacional".

La verdad es que Limbaugh tiene mucho peso entre los republicanos, tal vez no tanto en el partido como en sus bases, en los millones de conservadores que ponen el dinero, el trabajo y los votos necesarios para que el partido gane. Para ellos, Limbaugh es infinitamente más importante que Steele. Su error ha sido morder el cebo y atacar al locutor. A Steele lo que es de Steele y a Rush lo que es de Rush.

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