Si empezamos por lo más obvio, nos encontramos a Obama y a Romney casi empatados a cinco meses de su cita con las urnas. Se van alternando en cabeza pero si tomamos la última de WSJ/NBC nos encontramos al presidente en un 47% y a su rival republicano al 43%, lo cual indica un número aún alto de indecisos. No es que sean muy buenas noticias para Obama, pero desde luego son las mejores que le trae la encuesta.
Veamos por ejemplo que los estadounidenses siguen siendo profundamente pesimistas en lo económico, con casi la mitad pronosticando un declive para para economía estadounidense y un 52% que desaprueba la gestión económica del presidente: aproximadamente los mismos que creen que sus medidas han empeorado el déficit, la asistencia sanitaria y las divisiones partidistas.
Un panorama que confirma también el último sondeo de ABC/Washington Post, donde nada menos que un 30% de los encuestados dicen que están peor económicamente que cuando Obama llegó al poder, comparados con un 16% que está mejor. La mejor parte para el presidente es que los estadounidenses tampoco parecen confiar en Romney para sacarlos del atolladero: ambos empatan 47% cuando los votantes eligen quién creen que puede gestionar mejor la economía. En cuanto al voto, eso sí, Obama logra una exigua ventaja 49% a 46%.
Lo más interesante para mi gusto es la fortaleza de la figura de Obama en relación a la impopularidad de sus políticas. Sólo un 42% aprueba cómo lleva la economía y sin embargo mantiene el tipo electoralmente. Eso puede hablar bien de sus posibilidades pero la verdad es que sus números cada vez se parecen más a los del George H.W. Bush antes de perder la reelección... un electorado cabreado y una economía que no acaba de levantar el vuelo.
Hoy por hoy es imposible apostar al ganador pero parece claro que Obama no puede optar a una victoria tan sólida como la que obtuvo en 2008. Estados como North Carolina sólo pudo ganarlos porque se daban las mejores condiciones posibles y este año volverán a la columna republicana. Otro que va por ese camino es el crucial Florida, donde Quinnipiac pone hoy a Romney en un 47% y a Obama sólo en un 41%. Sin embargo en otro swing state como Pennsylvania el presidente mantiene el tipo: PPP le sitúa en un 50% por sólo un 42% de Romney.
Esta elección va a estar bonita...
De propina: interesantes cambios en la cultura estadounidense que tienen su reflejo en la política: el rechazo al matrimonio entre homosexuales registra su mínimo histórico mientras que los que se oponen al aborto son más que nunca.
La bola de cristal: Obama va ganando las primarias demócratas sin mayor problema pero en algunos estados hay tal descontento que estoy convencido de que al menos uno de los candidatos desconocidos que se le oponen (algunos desde la cárcel...) logrará ganarle. Arkansas tiene posibilidades de darle un susto que alborotará las aguas a nivel nacional.
Veamos por ejemplo que los estadounidenses siguen siendo profundamente pesimistas en lo económico, con casi la mitad pronosticando un declive para para economía estadounidense y un 52% que desaprueba la gestión económica del presidente: aproximadamente los mismos que creen que sus medidas han empeorado el déficit, la asistencia sanitaria y las divisiones partidistas.
Un panorama que confirma también el último sondeo de ABC/Washington Post, donde nada menos que un 30% de los encuestados dicen que están peor económicamente que cuando Obama llegó al poder, comparados con un 16% que está mejor. La mejor parte para el presidente es que los estadounidenses tampoco parecen confiar en Romney para sacarlos del atolladero: ambos empatan 47% cuando los votantes eligen quién creen que puede gestionar mejor la economía. En cuanto al voto, eso sí, Obama logra una exigua ventaja 49% a 46%.
Lo más interesante para mi gusto es la fortaleza de la figura de Obama en relación a la impopularidad de sus políticas. Sólo un 42% aprueba cómo lleva la economía y sin embargo mantiene el tipo electoralmente. Eso puede hablar bien de sus posibilidades pero la verdad es que sus números cada vez se parecen más a los del George H.W. Bush antes de perder la reelección... un electorado cabreado y una economía que no acaba de levantar el vuelo.
Hoy por hoy es imposible apostar al ganador pero parece claro que Obama no puede optar a una victoria tan sólida como la que obtuvo en 2008. Estados como North Carolina sólo pudo ganarlos porque se daban las mejores condiciones posibles y este año volverán a la columna republicana. Otro que va por ese camino es el crucial Florida, donde Quinnipiac pone hoy a Romney en un 47% y a Obama sólo en un 41%. Sin embargo en otro swing state como Pennsylvania el presidente mantiene el tipo: PPP le sitúa en un 50% por sólo un 42% de Romney.
Esta elección va a estar bonita...
De propina: interesantes cambios en la cultura estadounidense que tienen su reflejo en la política: el rechazo al matrimonio entre homosexuales registra su mínimo histórico mientras que los que se oponen al aborto son más que nunca.
La bola de cristal: Obama va ganando las primarias demócratas sin mayor problema pero en algunos estados hay tal descontento que estoy convencido de que al menos uno de los candidatos desconocidos que se le oponen (algunos desde la cárcel...) logrará ganarle. Arkansas tiene posibilidades de darle un susto que alborotará las aguas a nivel nacional.
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