Tras mucho deshojar la margarita, Obama ha decidido implicarse de verdad y viajará el viernes a Copenhague a "venderle" su ciudad a los delegados del Comité Olímpico Internacional. Su presencia es un aval de gran peso para una candidatura que flojea.
Se lo ha pensado mucho y es que el sueño olímpico no arrasa precisamente entre la población de la "ciudad del viento", mucho menos entre la gente con la que Obama ha hecho su carrera política, los que creen que el dinero se puede emplear en cosas mejores que en estadios.
Dicen los que saben de esto que la elección olímpica es una cuestión de diplomacia más que de otra cosa, así que su mera presencia ya le pone las cosas muy difíciles a mi ciudad. Pero no perdemos la esperanza... Tengo una corazonada.
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