A Obama le están cayendo por todas partes desde que anunció su viaje a Copenhague para asistir a la asamblea del Comité Olímpico Internacional. Apoyar las ambiciones de su ciudad de albergar los juegos en 2016 no ha caído muy bien entre los republicanos. Dicen sus oponentes que con Irán probando misiles de largo alcance y el debate de la reforma sanitaria en su punto álgido, es irresponsable que se vaya de paseo a Dinamarca por un asunto menor.
Señalan también que si no fuera su ciudad sino cualquier otra de Estados Unidos, seguro que no iba. Y además un grupo de senadores demócratas planean una votación clave que puede coincidir con su ausencia. Pretenden forzar que se vote una enmienda a la reforma sanitaria que garantice que los que no tengan seguro médico puedan incorporarse a uno de titularidad federal. La llamada "opción pública" es la gran esperanza de los liberales y el mayor despropósito para los republicanos. Ese voto obligaría a posicionarse a muchos moderados de ambos partidos que tratan de no hacerse demasiados enemigos al respecto. Si Obama no está para pacificar el corral, cualquier cosa puede pasar.
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