Vaya por delante que yo creo que Mitt Romney ha sido un buen candidato a la presidencia y es por eso que llama la atención el espectáculo bochornoso que está dando a posteriori. Cuando apenas ha pasado una semana desde que lo derrotaron en las urnas, Romney ha abandonado ya la tradicional prudencia y silencio que suele tener el candidato rechazado y se ha lanzado a recorrer las peores sendas de un mal perdedor.
En un acto de recaudación de fondos le contó a la concurrencia que si ha perdido las elecciones ha sido por los "regalos" que le ha hecho el presidente Obama a sus electores clave: "especialmente africanos, latinos y gente joven". Cita las ayudas a los créditos universitarios, la reforma sanitaria... Cosas que ya no son "políticas" y han pasado a ser "regalos".
El escenario y el contenido recuerdan mucho a los de sus insultos al 47% de la población que tanto han tenido que ver con su derrota. No sé qué es más preocupante, que de verdad se crea estas cosas o que las suelte sin creérselas sólo por ventilar sus rencores. ¿Si Obama ha ganado ha sido porque ha sobornado a los votantes? ¿No podría ser que esos grupos hayan hecho una buena valoración de sus logros? Sería un absurdo en cualquier país pero más aún en uno acostumbrado a perdedores honrados que desean suerte al nuevo presidente, asumen su derrota e intentan cerrar las naturales heridas de la campaña. El papel que debe cumplir un perdedor es el de legitimar el sistema democrático admitiendo su derrota, no el de mal perdedor que se queja del árbitro, del campo, del tiempo y de todo lo que pueda excusar su derrota. Imposible no pensar en la altura de miras de John McCain hace cuatro años, aunque hoy siga peleando con el Presidente. Y qué decir de Al Gore presidiendo en el Senado la votación que ba a darle la presidencia a su rival George W. Bush a pesar de todas las dudas razonbles sobre quién había ganado en Florida.
Con esta pataleta Romney le hace un flaco favor su país que necesita pasar página, a su partido que tiene que reinventarse tras una amarga derrota, y a su propia estatura como político. Históricamente, la mayoría de los votantes no perdona a los malos perdedores y espera de los candidatos derrotados una actitud muy diferente. Tanto es así que dos de los ya favoritos para lograr la nominación republicana en 2016 han tardado pocas horas en distanciarse de sus palabras sobre las minorías. El gobernador de Louisiana Bobby Jindal ha dicho que está "absolutamente equivocado" y el senador Marco Rubio se ha limitado a señalar "Yo no creo que en este país haya millones y millones de personas que no quieran trabajar". Ellos tienen mucho que perder si su partido sigue fastidiando a todos los que no sean viejos y blancos. Parece que la has liado, Mitt.
De propina: sobre el papel que juegan los candidatos derrotados a la presidencia, os recomiendo un gran libro: Almost President, de Scott Farris. Que yo sepa sólo está editado en inglés y en versión electrónica.
La bola de cristal: y hablando de malos perdedores, dejo aquí un enlace por si alguien quiere ver a Los Simpson burlándose del supergurú republicano Karl Rove. No será la última parodia, ya que su supersecreta organización Crossroads GPS se gastó 200 millones en las pasadas elecciones y ninguno de sus candidatos ganó.
En un acto de recaudación de fondos le contó a la concurrencia que si ha perdido las elecciones ha sido por los "regalos" que le ha hecho el presidente Obama a sus electores clave: "especialmente africanos, latinos y gente joven". Cita las ayudas a los créditos universitarios, la reforma sanitaria... Cosas que ya no son "políticas" y han pasado a ser "regalos".
El escenario y el contenido recuerdan mucho a los de sus insultos al 47% de la población que tanto han tenido que ver con su derrota. No sé qué es más preocupante, que de verdad se crea estas cosas o que las suelte sin creérselas sólo por ventilar sus rencores. ¿Si Obama ha ganado ha sido porque ha sobornado a los votantes? ¿No podría ser que esos grupos hayan hecho una buena valoración de sus logros? Sería un absurdo en cualquier país pero más aún en uno acostumbrado a perdedores honrados que desean suerte al nuevo presidente, asumen su derrota e intentan cerrar las naturales heridas de la campaña. El papel que debe cumplir un perdedor es el de legitimar el sistema democrático admitiendo su derrota, no el de mal perdedor que se queja del árbitro, del campo, del tiempo y de todo lo que pueda excusar su derrota. Imposible no pensar en la altura de miras de John McCain hace cuatro años, aunque hoy siga peleando con el Presidente. Y qué decir de Al Gore presidiendo en el Senado la votación que ba a darle la presidencia a su rival George W. Bush a pesar de todas las dudas razonbles sobre quién había ganado en Florida.
Con esta pataleta Romney le hace un flaco favor su país que necesita pasar página, a su partido que tiene que reinventarse tras una amarga derrota, y a su propia estatura como político. Históricamente, la mayoría de los votantes no perdona a los malos perdedores y espera de los candidatos derrotados una actitud muy diferente. Tanto es así que dos de los ya favoritos para lograr la nominación republicana en 2016 han tardado pocas horas en distanciarse de sus palabras sobre las minorías. El gobernador de Louisiana Bobby Jindal ha dicho que está "absolutamente equivocado" y el senador Marco Rubio se ha limitado a señalar "Yo no creo que en este país haya millones y millones de personas que no quieran trabajar". Ellos tienen mucho que perder si su partido sigue fastidiando a todos los que no sean viejos y blancos. Parece que la has liado, Mitt.
De propina: sobre el papel que juegan los candidatos derrotados a la presidencia, os recomiendo un gran libro: Almost President, de Scott Farris. Que yo sepa sólo está editado en inglés y en versión electrónica.
La bola de cristal: y hablando de malos perdedores, dejo aquí un enlace por si alguien quiere ver a Los Simpson burlándose del supergurú republicano Karl Rove. No será la última parodia, ya que su supersecreta organización Crossroads GPS se gastó 200 millones en las pasadas elecciones y ninguno de sus candidatos ganó.
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