A la catarata de retiradas de prominentes cargos demócratas se ha sumado una que puede ser crítica. El ex-gobernador y senador de Indiana Evan Bayh, el centrista con más prestigio del actual partido demócrata, se marcha. A pesar de sus 13 millones de dólares recaudados y unas buenas perspectivas electorales ha tenido suficiente... ¿por qué? Pues porque corren malos tiempos para ser un centrista.
"Hay mucho partidismo y no mucho progreso. Demasiada ideología corta de miras y no suficientes soluciones prácticas a los problemas. En esta época de enormes retos, no se atienden los problemas de la gente."
El moderado Bayh, de un estado siempre inclinado a la derecha como Indiana, ha sufrido mucha presión del ala más liberal de su partido. En sus doce años en el Senado ha pactado en numerosas ocasiones con los republicanos y en el actual clima de crispación política, su papel se había vuelto muy difícil.
El verdadero problema llega para su partido, que pierde una baza única para mantener un senador en un estado muy difícil. Es casi impensable que logren un candidato fuerte con posibilidades de ganar en un año que sólo añade dificultad a la tarea.
Archivo
-
►
2013
(51)
- noviembre (2)
- octubre (3)
- septiembre (4)
- agosto (1)
- julio (5)
- junio (3)
- mayo (3)
- abril (4)
- marzo (8)
- febrero (6)
- enero (12)
-
►
2012
(86)
- diciembre (3)
- noviembre (10)
- octubre (16)
- septiembre (3)
- agosto (2)
- julio (1)
- junio (8)
- mayo (4)
- abril (1)
- marzo (8)
- febrero (8)
- enero (22)
-
►
2011
(57)
- diciembre (6)
- noviembre (6)
- octubre (3)
- septiembre (3)
- agosto (8)
- julio (3)
- junio (3)
- mayo (5)
- abril (6)
- marzo (8)
- febrero (1)
- enero (5)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es una mala señal para el Obama-Presidente porque certifica la defunción del pretendido mensaje post-partidista que el Obama-candidato utilizó (falsamente viendo después cómo ha gobernado en su primer año) para ganar las elecciones.
ResponderEliminarQue una de las consecuencias de su gestión sea la espantada de Bayh, máximo referente del DLC que se consolidó en el corazón del partido en los añso de Clinton, es indicativo de la deriva que ha sufrido la mayoría demócrata hacia el populismo económico que parecía ya superado en las últimas décadas.
Destruir la coalición de Bill Clinton puede ser fatal para Obama. Hasta el momento ha malinterpretado el mandato que le dieron los votantes independientes, y se lo ha tomado como un mandato para hacer avanzar una agenda partidista. Quiere ser el Reagan demócrata, pero está condenado a ser un nuevo Clinton si quiere sobrevivir, porque en verdad no cosntruyó una coalición mayoritaria, símplemente logró el poyo de los independientes en un momento de ansiedad económica.
Ya puede irse olvidando de dejar sellos en la historia, y pensar en el día a día, porque no transformará el país. Reagan transformó a la clase media contribuyente en una clase media inversora, y esa clase media es la que ahora está parando los pies a Obama y diciéndole hasta dónde está dispuesta a aceptar ciertas concesiones.