Violencia física contra detenidos, ahogamientos parciales para obtener información, privación de sueño... todas esas cosas horribles sucedían en prisiones de la CIA, protagonizadas por agentes de la CIA y autorizadas por la CIA. Aparentemente da igual, porque Obama ha decidido que no presentará cargos contra los trabajadores de la CIA que hayan torturado.
La justificación es que el Departamento de Justicia de Bush había publicado unos memorandos defendiendo su legalidad, de modo que si se basaron en ellos de buena fe al aplicar la tortura creyendo que era legal, no habrá consecuencias. Un especie de teoría de "obediencia debida".
Un jarro de agua fría para la base liberal de Obama.
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