Despedimos un año fantástico, histórico, un 2012 que ha tenido de todo en política estadounidense. Este es un resumen del año en que vivimos peligrosamente.
Empezábamos el año electoral en enero, en los helados maizales de Iowa, donde los caucus republicanos eran como siempre la primera y trascendental cita del calendario de primarias. Los votantes más conservadores volvieron a dominar, aupando a la victoria a uno de los suyos: Rick Santorum obtuvo un empate técnico contra el favorito Mitt Romney y así el exsenador pasó de ser un cero a la izquierda a convertirse en la alternativa conservadora. Su ascenso dejó sin espacio a muchos candidatos que no tardarían en retirarse, como la congresista Michelle Bachman o poco después el gobernador de Texas Rick Perry, autor de aquella metedura de pata de decir en un debate que iba a suprimir tres ministerios y no saber especificar cuáles.
La segunda gran cita electoral del año devolvió a las primarias a su curso: Mitt Romney arrasó en la primaria de New Hamshire y el libertario Ron Paul logró un meritorio segundo puesto. Rick Santorum hubiera hecho bien en no malgastar recursos en este estado y haberse ido directamente al Sur, pero no lo hizo y acabó en un decepcionante cuarto puesto que se lo ponía muy difícil. Newt Gingrich tuvo una breve resurrección con su victoria en South Carolina pero fue flor de un día. Llegó el Supermartes en febrero y la maquinaria bien engrasada y financiada de Mitt Romney dejó el asunto visto para sentencia.
Santorum aún tardó un poco en retirarse pero para el mes de abril Romney ya podía concentrarse en vencer a Obama y nada más. Mientras tanto el presidente estaba preocupado porque el paro andaba por encima del 8% y ningún presidente había sido reelegido en una situación así. Menos mal que a finales de junio la Corte Suprema decidió que su reforma sanitaria era consitucional, dándole un enorme respiro, pero como uno no puede descuidarse, el presidente le hizo un guiño a los latinos descontentos paralizando las deportaciones de los inmigrantes sin papeles que llegaron al país de niños. En 2008 obtuvo un 67% del voto latino, en 2012 fue un 71%.
Empezaba así un largo verano de campaña en el que Obama iba algo por encima en las encuestas y Mitt Romney recaudaba dinero como un cosaco. El final de agosto llegó con las convenciones, en las que el republicano sorprendió a casi todos con su elección de candidato a vicepresidente: el congresista Paul Ryan. Romney no lograba despegar entre tanta charla sobre cuántos impuestos pagaba, pero lo peor para él estaba por llegar: Mother Jones logró la exclusiva del año grabando de tapadillo a Mitt Romney mientras le contaba a un grupo de millonarios que el 47% de los estadounidenses son "quejicas" que dependen del gobierno.
Mucha gente ya estaba lista para dar por muerto a Mitt Romney pero entonces Obama decidió revivirlo. Tras una actuación desastrosa en el primer debate, el presidente se hundió y Mitt Romney se puso por encima en las encuestas por vez primera. Iba a ser flor de un día, porque el demócrata Joe Biden levantó los ánimos con en debate vicepresidencial y el presidente volvió a la vida con una actuación más que sólida en el cara a cara de política exterior. Para cuando llegó el tercer y último debate, el presidente se lo llevó de calle y ya había puesto las bases para comerse toda la ventaja que había acumulado Romney.
Ya sólo quedaba esperar a las elecciones cuando llegó el desastre: un huracán barrió la Costa Este destrozando buena parte de New Jersey y New York. El debate era inevitable: ¿a quién beneficia? Al final quedó claro que el desastre permitió a Obama exhibir sus cualidades más "presidenciales" y obligó a Romney a suspender su campaña en un momento clave. Reflexionando sobre todo esto vivimos la recta final de la campaña, leyendo encuesta tras encuesta hasta el día clave: martes 6 de noviembre de 2012.
Vivimos toda la noche de escrutinio en directo en la radio, pendientes sobre todo de Ohio, de las encuestas a pie de urna... Fue breve, mucho más de lo que esperábamos, y sin que los estadounidenses tuvieran que trasnochar se marcharon a la cama sabiendo que Barack Obama había ganado cuatro años más en la Casa Blanca. Una elección histórica y con mucho que analizar.
Desde ese día hemos estado, para qué negarlo, un poco vagos. Aún así hemos estado atentos a los retos de la próxima presidencia: un gobierno nuevo y sobre todo evitar un desastre fiscal antes de fin de año. Además hemos echado el primer vistazo a las próximas elecciones y en este descansillo nos hemos dejado alguna cosa más, pero hacemos voto de recuperar el ritmo y hacer este blog un poco mejor para 2013. Por lo pronto, ya tenemos los mejores lectores. Creceremos a partir de ahí.
Empezábamos el año electoral en enero, en los helados maizales de Iowa, donde los caucus republicanos eran como siempre la primera y trascendental cita del calendario de primarias. Los votantes más conservadores volvieron a dominar, aupando a la victoria a uno de los suyos: Rick Santorum obtuvo un empate técnico contra el favorito Mitt Romney y así el exsenador pasó de ser un cero a la izquierda a convertirse en la alternativa conservadora. Su ascenso dejó sin espacio a muchos candidatos que no tardarían en retirarse, como la congresista Michelle Bachman o poco después el gobernador de Texas Rick Perry, autor de aquella metedura de pata de decir en un debate que iba a suprimir tres ministerios y no saber especificar cuáles.
La segunda gran cita electoral del año devolvió a las primarias a su curso: Mitt Romney arrasó en la primaria de New Hamshire y el libertario Ron Paul logró un meritorio segundo puesto. Rick Santorum hubiera hecho bien en no malgastar recursos en este estado y haberse ido directamente al Sur, pero no lo hizo y acabó en un decepcionante cuarto puesto que se lo ponía muy difícil. Newt Gingrich tuvo una breve resurrección con su victoria en South Carolina pero fue flor de un día. Llegó el Supermartes en febrero y la maquinaria bien engrasada y financiada de Mitt Romney dejó el asunto visto para sentencia.
Santorum aún tardó un poco en retirarse pero para el mes de abril Romney ya podía concentrarse en vencer a Obama y nada más. Mientras tanto el presidente estaba preocupado porque el paro andaba por encima del 8% y ningún presidente había sido reelegido en una situación así. Menos mal que a finales de junio la Corte Suprema decidió que su reforma sanitaria era consitucional, dándole un enorme respiro, pero como uno no puede descuidarse, el presidente le hizo un guiño a los latinos descontentos paralizando las deportaciones de los inmigrantes sin papeles que llegaron al país de niños. En 2008 obtuvo un 67% del voto latino, en 2012 fue un 71%.
Empezaba así un largo verano de campaña en el que Obama iba algo por encima en las encuestas y Mitt Romney recaudaba dinero como un cosaco. El final de agosto llegó con las convenciones, en las que el republicano sorprendió a casi todos con su elección de candidato a vicepresidente: el congresista Paul Ryan. Romney no lograba despegar entre tanta charla sobre cuántos impuestos pagaba, pero lo peor para él estaba por llegar: Mother Jones logró la exclusiva del año grabando de tapadillo a Mitt Romney mientras le contaba a un grupo de millonarios que el 47% de los estadounidenses son "quejicas" que dependen del gobierno.
Mucha gente ya estaba lista para dar por muerto a Mitt Romney pero entonces Obama decidió revivirlo. Tras una actuación desastrosa en el primer debate, el presidente se hundió y Mitt Romney se puso por encima en las encuestas por vez primera. Iba a ser flor de un día, porque el demócrata Joe Biden levantó los ánimos con en debate vicepresidencial y el presidente volvió a la vida con una actuación más que sólida en el cara a cara de política exterior. Para cuando llegó el tercer y último debate, el presidente se lo llevó de calle y ya había puesto las bases para comerse toda la ventaja que había acumulado Romney.
Ya sólo quedaba esperar a las elecciones cuando llegó el desastre: un huracán barrió la Costa Este destrozando buena parte de New Jersey y New York. El debate era inevitable: ¿a quién beneficia? Al final quedó claro que el desastre permitió a Obama exhibir sus cualidades más "presidenciales" y obligó a Romney a suspender su campaña en un momento clave. Reflexionando sobre todo esto vivimos la recta final de la campaña, leyendo encuesta tras encuesta hasta el día clave: martes 6 de noviembre de 2012.
Vivimos toda la noche de escrutinio en directo en la radio, pendientes sobre todo de Ohio, de las encuestas a pie de urna... Fue breve, mucho más de lo que esperábamos, y sin que los estadounidenses tuvieran que trasnochar se marcharon a la cama sabiendo que Barack Obama había ganado cuatro años más en la Casa Blanca. Una elección histórica y con mucho que analizar.
Desde ese día hemos estado, para qué negarlo, un poco vagos. Aún así hemos estado atentos a los retos de la próxima presidencia: un gobierno nuevo y sobre todo evitar un desastre fiscal antes de fin de año. Además hemos echado el primer vistazo a las próximas elecciones y en este descansillo nos hemos dejado alguna cosa más, pero hacemos voto de recuperar el ritmo y hacer este blog un poco mejor para 2013. Por lo pronto, ya tenemos los mejores lectores. Creceremos a partir de ahí.
Ya estamos a cuatro dias del desastre economico, sinceramente dudo mucho que ya lleguen a un acuerdo, con objetividad, no se a quien beneficiará esto politicamente hablando, ya que tendremos a Obama empezando el nuevo gobierno de la peor manera posible, sin embargo, hay que ver como quedarán los republicanos ante el público general. Si no se llega al acuerdo. ¿Quién tendrá la culpa?
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