sábado, 19 de octubre de 2013

Ganadores y perdedores de la guerra del Shutdown

PERDEDORES

John Boehner
Un pequeño desastre. Se vio arrastrado a una guerra que no quería, por un motivo que no compartía y tampoco la ha gestionado demasiado bien. Con todo, lo peor es que ha vuelto a quedar como lo peor que se puede quedar en Washington: como alguien sin poder. Incapaz de liderar a los suyos, no pudo conseguir ni que le aprobaran un acuerdo, sino que no le quedó más remedio que coger el del Senado y ver la mayoría de los suyos votaban en contra. Puestos a sacar algo positivo: ha salvado el pellejo. Los conservadores han quedado lo bastante contentos como para que una revuelta interna no derribe al speaker.

Estados Unidos
Más allá de esta imagen lamentable, con más de dos semanas de cierre gubernamental y un acuerdo de ultimísima hora para evitar la quiebra, el problema está en el futuro. El problema ha quedado aplazado hasta principios del año próximo pero los republicanos ya han anunciado que volverán a dar batalla y que aprovecharan las dos fechas límite para exigir recortes en Obamacare. El problema fundamental, el de las crisis artificiales creadas por un sistema político disfuncional, sigue ahí,

A MEDIAS

Ted Cruz
El senador de Texas está de moda. Los liberales lo aborrecen, pero eso no es necesariamente malo de cuando uno quiere que los republicanos lo elijan como su candidato a presidente. Ha sido el rostro de su bando pero su estrategia, si es que la había, ha funcionado mal y ha empeorado la derrota. Ha hecho muchos enemigos en su propio bando y no tengo muy claro que el balance sea positivo.

Los republicanos de la Cámara
En su mayoría, casi no van a notar la diferencia. Representan distritos tan conservadores que las posibilidades de que un demócrata pueda con ellos son casi insignificantes. Respecto a esos pocos 'moderados', si es que se los puede llamar así, han conseguido evitar el desastre y forzar a Boehner para que permitiera que se votara el acuerdo final. La imagen del partido está por los suelos, pero ellos pueden aún sobrevivir.

GANADORES

Obama y los demócratas
Ya explicamos que el presidente entraba en esta partida con muy buenas cartas, pero además las ha jugado bien. Dijo que no iba a negociar y no negoció, resistió la presión y empujó a la opinión pública contra los republicanos. Es difícil negarte a pactar y a la vez explicar que es la postura más responsable pero lo ha logrado. Y al premio evidente de la victoria se le suma el favor que le han hecho los republicanos: la puesta en marcha del mercado de seguros de Obamacare ha sido un absoluto desastre pero casi no se ha hablado de ello por el follón del cierre gubernamental y el techo de deuda. Obama no puede pedir más.

Harry Reid
Otro que se ha mantenido fuerte y no ha dado su brazo a torcer. El líder de la mayoría demócrata del Senado ha mantenido una buena sintonía con la Casa Blanca y, sobre todo, ha logrado que los suyos actuaran unidos a lo largo de toda la crisis. La comparación con la anárquica mayoría que Boehner lidera en la Cámara no podía ser más evidente... Reid ha salvado Obamacare, así que el presidente tiene mucho que agradecer a un senador que va a cumplir 74 años pero que no parece cansado ni aburrido.

Mitch McConnell
El líder republicano en el Senado dejó que sus compañeros de la Cámara de Representantes llevaran el protagonismo. Mantuvo un perfil bajo y dejó que el speaker Boehner se quemara para al final, como siempre, cerrar él el acuerdo. Puede que alguno conservador se lo reproche e intente hacérselo pasar mal en las primarias que tiene ahora mismo, pero seguro que el dinero agradecido de Wall Street le compensa electoralmente.

Rand Paul
El senador por Kentucky está en plena campaña de suavizar su imagen de cara a las primarias presidenciales de 2016. Y va bastante bien... Ha dejado que su compañero Ted Cruz liderara este esfuerzo suicida y ha adoptado un tono bastante más conciliador. Si este último ha sido derrotado, él salió victorioso de su batalla hace unos meses. Nunca será la primera opción del establishment, pero puede ser que ahora lo toleren algo más.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Más impopular que una mierda de perro

El Congreso de los EEUU tiene peor imagen que las mierdas de perro. No es una hipérbole, lo dice una encuesta de Public Policy Polling que sitúa a los legisladores con sólo un 8% de aprobación. Pierden contra los excrementos caninos, desde luego, pero salen también peor parados que las hemorroides, los hongos de los pies y las cucarachas. Todo un logro.

No es como si alguna vez hubieran estado rodeados por el amor y la admiración ciudadana, pero este feo asunto del cierre gubernamental está poniendo las encuestas más divertidas que nunca. Según un sondeo de AP el 62% de los ciudadanos culpan principalmente a los republicanos y apenas un 28%, según encuesta de Gallup, tiene una opinión favorable de este partido. Es el mínimo histórico desde que se empezó a hacer valoración de partidos en 1992 y representa una caída del 10% en un mes. La razón no hay que buscarla muy lejos: según el sondeo del National Journal un 69% se opone al modo en que están negociando el presupuesto.

Subidos en esta ola de popularidad, el ala más dura de los republicanos intenta ahora transmitir que no es tan grave que no se aumente el techo de deuda. Y yo ahí tengo que discrepar: una cosa es cerrar parte del gobierno, con un impacto bastante reducido en las vidas del americano normal, y otra cosa es forzar una suspensión de pagos en el centro del capitalismo mundial. Si empiezan a no pagarse facturas, eso es serio. Si se llega a no pagar los intereses de la deuda, entonces es un verdadero desastre.

Por si las encuestas no lo dijeran claro, hoy los políticos han recibido otro rapapolvo de manos del capellán del Senado, que en su oración diaria en la cámara introducido una línea para pedir perdón por aquellas veces "es las que se pone la política" por delante del progreso.

De propina: la debacle republicana le hace parecer mejor en comparación, pero tampoco la popularidad de Obama lleva bien esta guerra presupuestaria. Lo que pasa es que al final la política americana es un juego binario donde siempre que el otro quede peor, tú ganas. 

La bola de cristal: pero el juego aún no ha terminado y aunque es de los que menos tiene que perder, el presidente haría bien en asegurarse de que la película no se da la vuelta. Un cataclismo económico durante tu presidencia tiene pocas lecturas positivas.


viernes, 4 de octubre de 2013

Entendiendo el shutdown

En el fondo, esto va mucho de quién tiene algo que perder y quién no:

Obama tiene poco que perder: 
Se acabaron los días en los que los republicanos podían sacarle grandes concesiones. El presidente acaba de presentarse a las últimas elecciones de su vida y las ha ganado, así que durante los años que le quedan su necesidad de hacer amigos es relativa. De hecho a estas alturas es poco probable que logre aprobar grandes medidas, con lo que su principal ocupación es proteger su legado y en este caso, su joya de la corona, la Reforma Sanitaria u Obamacare.

La mayoría de los republicanos de la Cámara de Representantes tiene poco que perder:
A través de años de retocar el mapa electoral han creado unos distritos electorales tan seguros que la mayoría de ellos no tiene la más mínima posibilidad de caer derrotado ante un demócrata. Lo que de verdad temen es un desafío en las primarias republicanas a manos de un candidato más conservador y por eso tienen bien poco que perder cone sto. De hecho, para la mayoría de los congresistas republicanos, cuanto más tensen la cuerda mejor.

Los demócratas tienen poco que perder:
Las encuestas lo dicen claro. El público no entiende el empeño en cerrar el gobierno para cargarse Obamacare y están dispuestos a culpar a los republicanos, en parte porque ya han visto esta película en anteriores crisis. Una vez más la maniobra encaja perfectamente en el relato que los demócratas quieren hacer de los republicanos: irresponsables, extremistas, etc...  Y de momento van ganando.

Boehner tiene mucho que perder:
El puesto, para empezar. El ala más extremista de los suyos ni le aprecia ni le respeta, pero le puede hacer caer. No es como si no lo hubieran pensado antes y una nueva historia de "ha vuelto a ceder" es toda la excusa que necesitan. Lo más probable es que Boehner ni siquiera quisiera armar este lío pero el "sector duro" le llevara a ello. Otra teoría interesante es la siguiente: Boehner quiere pactar con Obama en lo verdaderamente importante, el techo de gasto que se alcanzará el 17 de octubre, así que antes necesitaba dar batalla para dejar contentos a los suyos antes de decepcionarlos.

Wall Street tiene mucho que perder:
A la economía nada le asusta más que el desorden. ¿Funcionarios a casa sin cobrar y oficinas federales cerradas? Eso es desorden, pero ¿EEUU entrando en suspensión de pagos por primera vez en la historia porque el Congreso se niegue a elevar el techo de deuda? Eso es caos y es entonces cuando Wall St. levanta el teléfono y llama a los republicanos cuyas campañas paga y les dice que el juego ha estado bien, que se han divertido pero que ya es hora de volver a la normalidad. Ahora mismo el juego está entre las bases radicalizadas que dominan las primarias y los ricachones que pagan las campañas.

De propina: lo que es imposible es que haya acuerdo sin que los republicanos salven la cara. Obama tendrá que ceder algo, probablemente no en Obamacare, pero algo.

La bola de cristal: yo no me imagino un escenario en el que no aumente el techo de deuda antes del 17 de octubre. Los republicanos todavía pueden argumentar que el 'shutdown' es culpa de Obama por no querer negociar, pero lo otro sería enteramente su responsabilidad.

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